El 31 de marzo, Racing empató 1-1 en Victoria con Tigre y gritó campeón tras cinco años. Esa noche el Obelisco se vistió de fiesta, pero también estuvo cerca de la tragedia: un grupo de La Guardia Imperial, barra oficial de la Academia, se enfrentó con otro de los Racing Stones y un integrante de esta última facción terminó con heridas de arma blanca. Si bien ambos bandos suelen concurrir juntos al Cilindro, hay marcadas diferencias que tienen que ver con los beneficios que se lleva la oficial, mientras que los segundos han estado en muchísimas oportunidades realizando acciones desinteresadas por la institución, como la reconstrucción del predio Tita Mattiusi.
Desde ese día, la grieta se ahondó y todo aquel que ose enfrentar a la Guardia Imperial, corre riesgo de vida: así ocurrió esta tarde con el periodista partidario Sebastián Acosta, alias el Chino, quien fue agredido por tres barras a la salida de la emisora Radio Cítrica y terminó con cuádruple fractura de mandíbula y rotura del tabique, y deberá ser operado. Esta no es la primera vez que Acosta es agredido: en el año 2000 fue baleado en la pelvis cuando llegaba a su casa y el hecho fue adjudicado a sus publicaciones en una revista partidaria. "Esto me lo esperaba. Ya había recibido amenazas. A veces uno queda muy solo por defender a Racing", había declarado en aquella oportunidad.
El nuevo hecho remite al asesinato del periodista partidario Nicolás Pacheco, en la pileta de la sede Villa del Parque de la Academia, el 24/1/13 y que terminó en 2016 con condenas a 12 años de prisión para tres barras, que aún hoy están libres a la espera de la confirmación o no del fallo por la Sala III de la Cámara de Casación Penal.
Acosta lleva varios años conduciendo el programa Racing XXII por la FM 88.5. Diez años atrás iba a la popular con los Racing Stones hasta que se bajó del paraavalanchas para dedicarse a su ciclo radial, aunque nunca perdió contacto con su grupo de amigos de la cancha. Éstos, si bien siguen compartiendo el centro de la popular con La Guardia Imperial, tuvieron algunos encontronazos en los últimos tiempos. Todo comenzó un año atrás, cuando, investigados por la Justicia, Raúl Escobar, alias Huevo, y Nelson Lopetegui, alias Paraguayo, dejaron formalmente la jefatura de la barra y se cobijaron en Dock Sud. Quién subió como líder, entonces, fue José Repetto, alias Josi, a quien muchos sindican como íntimo amigo de la dupla anterior. Por entonces, un grupo de Villa Corina conducido por Leonardo Paredes y desplazado de la popular, quiso regresar y tras dos enfrentamientos, no logró su objetivo. Y Josi fue acumulando poder. De hecho, en marzo de este año se abrió otra causa judicial por una presunta apretada al plantel para obtener ropa oficial y una suma muy importante de dinero. En Tribunales, Lisandro López y Edgardo Coudet admitieron que dos barras (a los que calificaron como socios) se reunieron con ellos, pero dijeron que el contacto fue en buenos términos y sí aceptaron que después hubo entrega de indumentaria, aunque negaron cualquier extorsión o pedido de dinero, por lo que la causa terminó archivada.
Pero esa fue una de las mechas que encendió la bomba. Otra tuvo que ver con los suculentos negocios que la barra hizo durante la última parte del torneo con la reventa de entradas. Cegada en su ambición, La Guardia Imperial empezó a repartir cada vez menos tickets entre los integrantes para ponerlos en el circuito ilegal, con las pingues ganancias que se generaban. Hubo reproches y aquella noche en el Obelisco, provocó una pelea donde uno de los de la oficial, apodado Dani Cuchillo, terminó la discusión a los facazos hiriendo a Darío, de los Stones. Perseguidos porque nadie se enterara y no se hiciera denuncia del caso, la barra escuchó atento todos los rumores y programas partidarios. La fiesta contra Defensa y Justicia fue otro monumento a la reventa que dejó a miles de socios afuera y lo mismo se prevé que sucederá en la revancha contra Estudiantes, por la Copa de la Superliga, en Avellaneda. Y no quieren que nadie les arruine el negocio o cuente lo que está ocurriendo. Y aunque no hubo referencia explícita, algunos comentarios de Acosta no les cayeron bien. Y lo fueron a buscar a la salida de la radio para molerlo a palos y dar un mensaje explícito: cualquiera que se meta con la barra, corre riesgo de vida.
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