Nicolás Domingo es una rareza dentro del mundo del fútbol. Ya lo era en el 2002, con apenas 17 años y mientras peleaba por pegar el salto al plantel profesional de River. Se levantaba todos los días a primera hora para entrenar con la quinta división y, al finalizar, modificaba su vestimenta para acoplarse al colegio del club para afrontar el último año de sus estudios. Su día estaba lejos de terminar: vestido de alumno, corría rumbo a la administración del club para trabajar hasta la noche en las cajas. Las pocas horas que le quedaban hasta dormir luego de esa labor las dividía entre la cena y el estudio para el otro día.
"No sirve decir en inferiores "si no estudiás, no jugás". Hay que hacerle entender a los chicos por qué es importante estudiar, que preparen la cabeza. Seguramente si la cabeza anda mejor, las piernas van a andar mejor; o más tiempo mejor", analiza ante Infobae. Habla con conocimiento de causa: terminó la escuela en River como abanderado y ya como futbolista profesional obtuvo un título terciario –dirigente deportivo–. En el "Millonario" decidieron realizarle un homenaje que seguramente es una de las estrellas más importantes en su carrera: bautizaron la sala de estudios del Instituto con su nombre.
— ¿Qué rol ocupa la educación en la formación del futbolista?
— Para mí es fundamental. En el 2002 entrenaba, estudiaba y trabajaba. Me recibí –terminé como el tercer mejor promedio– y a fin de año me subieron a reserva. ¡Se puede! Creo que pensar te ayuda a resolver un montón de problemas, dentro y fuera de la cancha. Pensar más rápido, entender lo que te transmite el entrenador. Por ejemplo hoy tenemos a Ariel (Holan) que tiene conceptos muy claros a sus 56 años y muchas veces utiliza palabras no complejas pero sí de estrategia, de táctica; y vos cuando tenés 20 ó 22 si no las escuchaste, no las lees, no sabés el significado que tienen quizás no lo estás entendiendo de la mejor manera. Y vos, si entendés y estás mejor preparado, seguramente le sacas una pequeña diferencia a tu competidor directo en el puesto y eso hace que juegues el fin de semana, y sigas jugando. Y a lo mejor tengas un futuro mejor que el otro.
— ¿Y por qué no hay tantos futbolistas con este concepto sobre la relación entre la educación y el fútbol?
— Si vos ves la mayoría no termina el secundario o hace una carrera, pero yo me siento super normal. La mayoría del tiempo soy uno más de ellos. Después quizás en mis ratos libres o en mis formas de analizar las cosas puede ser que pueda ser distinto o no. Pero me siento uno más de ellos.
El mediocampista que jugó en el país con las camisetas de River, Arsenal y Banfield antes de arribar a Avellaneda se identifica como una persona estructurada, obsesiva. Los rituales diarios debe cumplirlos porque eso es importante para su carrera. Dormir la siesta luego de un entrenamiento, por ejemplo, es una parte más de la práctica para darle a su cuerpo el descanso adecuado. Las reuniones con amigos o familias se piensan en torno al cuidado de su físico. También busca el espacio para hacer yoga dos o tres veces por semana. "Trato de cuidarme porque los años pasan y el fútbol es cada vez más dinámico e intenso. Entonces si uno no está a la par de los chicos de 23 años, te sacan diferencias. Obviamente que suplís eso con experiencia, pero si a eso le sumas estar bien físicamente y estás al mismo ritmo que ellos, vas a poder perdurar en el tiempo", justifica.
— ¿Hay espacio en el vestuario para hablar de política u otros temas fuera del fútbol?
— La mayor parte la ocupamos en el fútbol. Obviamente vas generando más afinidad o cosas puntuales que le van pasando a uno o a otro y lo vas ayudando, tratas de escucharlo. A veces uno mismo comenta sus cosas porque pasamos mucho tiempo juntos y pasa a ser como una segunda familia. Muchas veces con el que tenes más confianza o con los utileros tomando unos mates uno se descarga inconscientemente sin darse cuenta. Esa familia, ese vestuario, también ayuda y contiene en todos estos temas. Pero sí, charlamos de otros temas. Obviamente que por ahí eventualmente cuando se instalan en los medios, que sale un tema y está como a flor de piel, se conversa. Cuando nos tocó por ahí ir a Venezuela también charlamos un poco lo que vivimos; lo mismo con la experiencia en Japón. Cómo viven ellos y nosotros. Pero no todos los días, no ocupa todo el espacio nuestro, pero sí eventualmente. Nosotros si damos una opinión públicamente por ahí vamos a tener gente en contra y a favor; y por ahí no estamos tan acostumbrados o empapados para hablar de temas tan delicados. Entonces, hablar por hablar tampoco tiene sentido. Antes de hablar deberíamos informarnos más.
— Pero por momentos parece que el fútbol es una especie de burbuja…
— Es un tema difícil porque no es como en otros deportes que quizás cuando empezás te tienen que bancar tus padres porque sino no podés crecer como en el tenis por ejemplo. Muchos de los chicos que juegan al fútbol vienen de familias humildes, de villas, del interior y a los 13 ó 14 años están solos. A los 18 ó 19 te encontrás cobrando una buena plata que ni tu viejo la cobra. Entonces creo que la educación es fundamental para que en ese momento vos no te alborotes. En mi rol hoy en día, por ejemplo, si yo cada seis meses cambio el auto –que a lo mejor podría– le estoy dando un ejemplo a los chicos de 20 años que por ahí no está bueno. Si todos los días vengo con zapatillas distintas, camisa o quiero ostentar con un reloj… No digo que no lo pueda tener, pero no hace falta que venga todos los días de esa manera. Y son ejemplos que le das a los más chicos de que la vida no pasa por ahí. No quiere decir que uno no pueda darse un gusto porque todos nos esforzamos. Yo vengo de una familia clase media y mi viejo nunca dejó de trabajar; de hecho, hoy en día mis dos padres trabajan. Es un ejemplo para mí.
— ¿En qué momento entendiste esto? ¿Hubo un click?
— Gracias a Dios siempre tuve una familia muy presente, siempre estudié, traté de prepararme, creo que he llevado una vida bastante ordenada. Obviamente que antes de cambiar un auto o comprarme algo le sigo consultando cosas a mis viejos, como lo consulto con mi pareja, mi suegro, hermanos, amigos. No es que porque puedo voy compro, saco, vendo… No. Me parece que las personas que están cerca tuyo son las más importantes y muchas veces ellos viven en otra realidad y en donde nosotros a veces nos confundimos por un ratito está bueno que esa gente te ponga de nuevo en vereda y te diga es "por acá". Es fundamental escuchar.
— ¿Cómo hacen para convivir con esa presión de tener que ganar todos los días y hay que estar al máximo?
— Es el trabajo más difícil. Seguramente si a nosotros nos dicen hacer tres pasadas de 300 las haces y no le erras por un segundo. Pero a veces tenes que jugar un partido y pateás para allá, pero sale para el otro lado. Entonces creo que ahí forma un rol fundamental la cabeza. Abstraerse. No podés estar escuchando todas las opiniones, porque todo el mundo es técnico. El seguridad de tu edificio es técnico, tu papá es técnico, etc. Entonces, te dicen este no puede jugar, no sabe nada. Y te confunde. Si no tenes tranquilidad en vos mismo, confianza y conceptos claros te confunde.
Domingo llegó a Independiente a mediados del 2017 por pedido expreso de Ariel Holan en condición de libre y bajo las miradas desconfiadas de los fanáticos. Logró dos títulos en el club, brilló en la final ante Flamengo en el Maracaná y se ganó el respeto de los hinchas hasta la ovación en algunos partidos.
— ¿Qué tiene que tener el cinco de Independiente?
— Por mi experiencia personal creo que primero personalidad porque jugás en un equipo con mucha historia, donde en cada posición han pasado jugadores con mucha historia. Hay jugadores puntuales; en este momento se me viene a la cabeza Marangoni, el "Negro" Galván, cuando salieron campeones en el 2002 Castagno Suárez o el "Cholo" Guiñazú. Después de la personalidad creo que la madurez. Para este equipo eso es importante porque tenés de mitad de cancha para arriba gente que ataca, los laterales que atacan, entonces muchas veces esa personalidad, esa madurez, hace que vos tengas un sentido de ubicación en la cancha, que te ayuda a mantener el equipo lo más equilibrado posible.
— ¿Qué te pidió Holan cuando te llamó para venir a Independiente? En aquella charla se planteó qué necesita el 5 de Independiente y todo lo que eso representa
— Sí, obviamente. Con él ya había estado en otros procesos como Arsenal, River y Banfield. Cuando me llamó para venir acá él me pedía un poco lo que yo imaginaba en cuanto a la intensidad, el sacrificio, la presión inmediata, voz de mando, profesionalismo. Entonces cuando uno van pasando años y pretemporadas, vas ocupando otra importancia dentro del grupo. Hoy me toca ser el más grande y uno debe transmitirle a los más chicos un montón de cosas en el día a día que no es sólo jugar bien el fin de semana. Obviamente eso es muy importante pero lo que vos puedas transmitir en el día a día en cuanto a compromiso, dedicación, esfuerzo, a todos los días entrenarte d ela mejor manera, creo que eso le deja una enseñanza.
— ¿Cómo ejerces vos tu liderazgo?
— Creo que primero con el ejemplo. Cuando uno quiere transmitirle algo a los más chicos primero tienen que verlo en vos. No sirve de nada que vos no entrenes, no seas profesional, no vayas al gimnasio, no te cuides y le quieras inculcar todo eso a los más chicos. Primero se predica con el ejemplo y obviamente se refuerza con la palabra. Se transmite con la palabra. Pero todo, para mí en particular, todo surge desde el ejemplo.
— Estuviste en clubes importantes de Sudamérica y el país, ¿es muy difícil manejar el vestuario de un equipo grande?
— Sí, creo que lo que te puede por ahí complicar un vestuario son los egos. Cuando el ego supera al jugador o al vestuario, las cosas no están bien. Me parece que la humildad ante todo es lo primordial para tener una buena comunión en el vestuario. Después va a haber una estrategia, una táctica o una relación entre cuerpo técnico, jugadores, dirigentes e hinchas, pero si vos tenes un buen vestuario todo lo demás fluye solo.
— ¿y el ego cómo se maneja? Porque un poco de ego para estar ante la crítica de miles y miles de personas tenés que tener…
— Para mí son dos cosas distintas. Para jugar en Independiente uno tiene que ser primero consciente de la camiseta que viste, de involucrarse en la historia del club, de saber lo que pretende, que el hincha quiere ganar siempre, ganar copas, ser competitivo, eso lo encierro en la personalidad, en el entrenarte "para". Pero el ego no es bueno. Obviamente que uno sí tiene que sentirse importante, uno tiene que sentirse con confianza, te la dan tus compañeros, pero para mí el ego no es bueno.
— Estás haciendo el curso de entrenador, ¿qué estilo de equipo te gustaría tener en el futuro? ¿te gusta el Independiente de Holan?
— Sí, ese es el estilo. Jugar 4-2-3-1, con laterales que pasen al ataque, con los dos centrales en la mitad de la cancha, con presión inmediata, desdoblando por afuera, llegando con tres o cuatro jugadores al arco rival, creando situaciones. Obviamente tratar de sostenerlo en el tiempo es el desafío mayor de un entrenador.
Su pelo está prolijamente peinado, posiblemente con algún producto fijador que no se evidencia con facilidad. La ropa está pulcra, ordenada, como si fuese un sinónimo de su estilo de juego en la cancha. Previamente, había pedido disculpas por su arribo tardío a la entrevista con una sonrisa y había justificado la demora por aquella obsesión que ya mencionó emparentada al cuidado de su físico. El entrenamiento había sido exigente y él entendió que debía quedarse en el vestuario haciendo tareas extras para bajar algunas cargas. Tiene tiempo de sobra para ocuparse de esos temas: elige escapar de la dispersión de concentración que podrían generarle, por ejemplo, las redes sociales.
"Hoy es menos lo que me puede sumar subir una foto o una historia que lo que uno transmite en la cancha o en el día a día. Siento que el mejor lugar para defenderte es el domingo adentro de la cancha y lo otro es algo secundario, que le da una nota de color, pero que no hace a la importancia del futbolista".
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