Michael Jordan y una de sus noches inolvidables en la NBA. El 20 de abril de 1986, en el mítico Boston Garden, uno de los estadios más recordados en la historia de la liga, el 23 dio una demostración de superación y logró 63 puntos frente a los Celtics. Ese día fue derrota para Chicago, pero fue una jornada memorable que instaló para siempre el nombre del jugador de los Bulls.
A principios de aquella temporada, el 29 de octubre de 1985 para ser específicos, Jordan sufrió la que fue la lesión más grave de toda su carrera. Recién en su segundo año en el profesionalismo se rompió un hueso en su tobillo izquierdo, lo que lo alejó durante 64 partidos de la fase regular. Después de una intensa recuperación, y sin atender el pedido de la franquicia que lo había seleccionado en el 84 en la tercera posición del Draft de la NBA, el escolta decidió volver antes de tiempo para ayudar a su equipo en la parte final de la campaña y clasificar a los playoffs.
Chicago tuvo una mala temporada regular sin su estrella. Con sólo 30 victorias en 82 partidos, finalizó en la octava y última ubicación de la Conferencia del Oeste. ¿El premio? Enfrentarse a uno de los dos mejores equipos del mundo. Los Boston Celtics venían de perder en las finales de la NBA frente a Los Ángeles Lakers de Magic Johnson y compañía. Esa era un década donde la rivalidad entre ambos equipos dominó la escena.
En el primer juego de la serie, los locales vencieron a los Bulls 123-104, que tuvieron a un Jordan en altísimo nivel con 49 puntos. A los tres días, el 23 prometió que buscaría tomarse revancha. Y estuvo muy cerca de lograrlo, gracias a una de las actuaciones más memorables que se recuerden en la postemporada de la NBA.
En el Boston Garden, tal vez junto con el Madison Square Garden, de Nueva York, dos de las canchas con mayor tradición de la historia en el básquet estadounidense, una figura vestida de rojo impresionó a todos. Dennis Johnson, figura por aquellos años de los Celtics, fue el encargado de defenderlo. Pero su intenciones solo quedaron en eso: terminó la primera mitad del partido con 23 puntos, después de sumar 17 en el cuarto inicial.
Ya en la segunda parte del partido, se hizo dueño del balón en el ataque de Chicago. Terminó con 31 puntos (18 en el último cuarto) y logró dos tiros libres para mandar el juego 2 de la primera ronda al tiempo suplementario. Luego de otro empate, los Celtics prevalecieron en la segunda prórroga y se quedaron con el triunfo por 135-131. Jordan terminó con 63 puntos, después de haber sumado nueve en el tiempo extra.
Una vez terminado el encuentro, Larry Bird, uno de los mejores de la historia, y rival de Jordan esa noche, fue claro cuando la prensa lo entrevistó en los vestuarios del estadio. "Creo que es Dios disfrazado de Michael Jordan", dijo. "Es el jugador más increíble de la NBA. Hoy en el Boston Garden, en la televisión nacional, en los playoffs, realizó uno de los mejores shows de todos los tiempos", sentenció el jugador que al final de esa temporada ganaría uno de los tres títulos que consiguió vestido con la camiseta de los Celtics.
La planilla final de Jordan fue excepcional. Terminó con casi 54 por ciento de efectividad en tiros de campo, gracias a un 22 de 41. Desde la línea de libres sumó 19 de 21 (90%) y no intentó tiros de tres puntos. Además, logró 5 rebotes y dio 6 asistencias.
Ya en Chicago, para el tercer juego de la serie, Boston volvió a confirmar su favoritismo y se quedó con la victoria para sentenciar la serie 3-0 a su favor. Fue 122-104 para los futuros campeones, que nunca pudieron olvidar lo que fue esa noche del 20 de abril y a Jordan, que promedió 43.7 puntos en los tres partidos.
"Te mira a los ojos y tú te dices a ti mismo que algo va a ocurrir; entonces, pasa lo que pasa y tú no puedes hacer nada", declaró Rick Carlisle, uno de los jugadores de rotación de aquellos Celtics, hoy el entrenador de los Dallas Mavericks.
Alejado de Chicago en los primeros tiempos de la lesión, Jordan se fue a su casa en Carolina del Norte para recuperarse. Desautorizó la recomendación de los médicos para volver a las canchas, antes de lo indicado. Y ante la mirada de toda la NBA logró la mejor actuación individual de un jugador en la historia de los playoffs con esos 63 puntos que, como dijo Bird, lo transformaron en Dios disfrazado de Michael Jordan.
ASÍ FUE EL PARTIDO DE JORDAN Y SUS 63 PUNTOS ANTE LOS CELTICS
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