Fue el primero de la Generación Dorada en llegar a San Antonio para el homenaje a Manu que se concretará mañana en el AT&T Center. Y no parece ser casualidad. El ya retirado base de la selección argentina compartió y sigue compartiendo con Ginóbili un sólido vínculo. Los une además de una historia en común, los mismos valores. El bajo perfil, el disfrute de las cosas simples de la vida y un compañerismo dentro de la cancha donde el equipo siempre estuvo por encima de las individualidades. Y también, el talento, la inteligencia, un gran corazón y una garra fuera de lo común. Parecen cortados por la misma tijera. Ambos bahienses y formados en Bahiense del Norte, los distanció al comienzo la diferencia de edad. El Puma –así le dicen a Montecchia- es cinco años mayor que Manu. Sin embargo, la vida los encontró por el mismo camino en más de una oportunidad para terminar de afianzar una amistad verdadera que hoy cobra aún más fuerza. El homenaje a Manu con Montecchia presente cobra mucho más sentido. Con él dialogó Infobae en una charla en la que dejó puso de relevancia la figura de Manu y sus sentimientos en estas horas.
Lejos quedó en el recuerdo aquella imagen de un Manu de 12 años dando la vuelta olímpica con el equipo de Bahiense del Norte, que dirigía el actual técnico de la selección argentina Sergio "Oveja" Hernández que entonces tenía 26 años y que integraban entre otros, Leandro y Sebastián Ginóbili y, precisamente, Alejandro Montecchia. Habían ganado por primera vez el campeonato local de básquet de Primera y Manu no quiso perderse la fiesta. El "Puma" y los hermanos de Manu tuvieron la siguiente escala en la Liga Nacional. El futuro 20 de los Spurs debió esperar unos años para luego sí reencontrarse con Montecchia aunque ya como compañeros dentro de una cancha. Primero fue en la selección argentina que disputó el Mundial de Grecia de 1998 y luego en el Reggio Calabria, el primer club de Manu en Europa. Montecchia se incorporó en la segunda temporada de Manu en el equipo propiedad entonces de Santo Versace. Vivieron no sólo en el mismo complejo deportivo del club sino en el mismo piso. Sus departamentos eran contiguos por lo que la convivencia y el apoyo mutuo fue vital para la integración al nuevo país. El vínculo se afianzó con fuerza en ese período. Además del plano deportivo, generaron vínculos con la gente del lugar y aprovecharon para hacer paseos en la zona. Manu lo ayudó con el idioma italiano que el "Puma" no dominaba pero Montecchia nunca pudo convencerlo a Manu de que lo acompañara a pescar, uno de sus pasatiempos favoritos. En esos años Alejandro fue testigo del crecimiento de Manu como jugador, era vital en el Reggio Calabria, y sus caminos se bifurcaron. El siguiente paso de Ginóbili sería en la Kinder Bologna, con el que ganaría la triple corona (Liga italiana, la Copa Italia y una Euroliga) para convertirse en el mejor jugador de Europa.
La selección nacional los volvió a encontrar unidos más de una vez para llegar a conformar junto a otros grandes la Generación Dorada cuyo logro máximo fueron los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. Precisamente los destinos de Alejandro y Manu quedaron sellados por una jugada histórica para el básquet argentino. Alejandro fue el autor de la asistencia a Manu para el doble ganador frente a Serbia en el primer partido de esos Juegos cuando quedaban apenas tres segundos y ocho milésimas para el final. Un triunfo que tuvo sabor a gloria cuando finalmente la selección ganó la medalla de oro para un logro inédito del deporte argentino.
"Son sensaciones muy fuertes. A Manu lo conozco desde que tenía 4 años. Lo vi crecer en Bahiense del Norte. Después, por esas cosas que uno no esperaba compartimos muchísimas cosas, como selección argentina, jugar en Italia. Tenemos una amistad de muchísimos años", sostuvo Montecchia en diálogo con Infobae.
Otro momento intenso, pero con sabor amargo, sucedió en 2013 en las finales de la NBA entre San Antonio y el Miami de LeBron James cuando Montecchia, ya retirado, cubrió para ESPN esos encuentros. Tras el fatídico sexto partido en el que los Spurs no lograron sostener la victoria con sólo cinco segundos por jugarse y el triple de Ray Allen les amargó la noche y el campeonato, Alejandro y Manu se encontraron en el pasillo del American Airlines Arena para fundirse en un sentido e intenso abrazo, eterno, como sólo dos muy buenos amigos y compañeros pueden darse, que mostraba la comprensión del momento de uno y la descarga del otro. Este enviado especial de Infobae fue testigo de esos segundos estremecedores que dejaron entrever algo que luego se comprendería y que quedó en la entretela de ese instante. Que ese no podía ser un punto final; como si en ese abrazo, en el que no hubo palabra alguna, hubiera quedado sellado el compromiso de ir por más y de volver a intentarlo. Y cuando se especulaba entonces con el retiro. Manu regresó con más fuerza y al año siguiente, en las más dulces de las revanchas, ante el mismo rival y un excelente nivel de equipo, lograr con los Spurs su cuarto anillo y el quinto de la franquicia.
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