La historia de River es inmensa. Como todo club ha sufrido cimbronazos, pero se ha levantado para volver a tocar el éxito con las manos. Y si hablamos de rachas victoriosas, la década de 1980 quedó marcada a fuego por el bautismo triunfal a nivel internacional para los Millonarios.
Después de perder la final de la Copa Libertadores 1966, derrota que provocó el nacimiento del apodo "Gallinas" (Peñarol de Uruguay dio vuelta un 0-2 para consagrarse campeón de América) y también la de 1976, otro año terminado en seis se convirtió en una temporada inolvidable para los hinchas del club de Núñez.
Los años previos a 1986 habían sido traumáticos para River. De malas campañas en el torneo local que lo ubicaron en la zona baja de los promedios. En medio de las turbulencias, Hugo Santilli se convirtió en el presidente de la institución, que ni bien ganó las elecciones buscó provocar un golpe de efecto en el mundo riverplatense.
Para eso, tomó la decisión de crear un emblema. Una nueva marca para demostrarle al público, propio y ajeno, que River quería volver a ser los Millonarios. Y después de pensar en quién podía hacerse cargo del dibujo, eligió a un hincha del club.
"Santilli le pidió a mi papá que haga el dibujo. No sé cómo fue la elección, pero si se que con mi tío, Claudio, que es diseñador gráfico, pensaron en armar un león. Un poco para sacarle al club el mote de gallinas", le contó Tomás Loiseau, hijo de Caloi, a Infobae.
Según cuenta la leyenda, el presidente de River y varios miembros de la Comisión Directiva de aquella época invitaron a cenar a Caloi a un restaurante de la Costanera Sur para comentarle la idea. Después de varias horas de charla, de proponer diferentes opciones, Carlos pidió levantar los platos y dejar el mantel en soledad.
"Creo que Santilli les propuso un águila y ellos eligieron un león", recordó Tomás. Así fue como Caloi hizo el boceto de un dibujo que marcaría la historia moderna de River. "La mesa se rodeó de hinchas y una vez que terminó de dibujar, el local arrancó con tímidos aplausos, luego gritos y luego un ´Dale River´ estruendoso", recordó Santilli, el día del fallecimiento de Caloi, el 8 de mayo de 2012.
En febrero de 1984 nació el León de Caloi, símbolo que River utilizó en su camiseta y que acompañó al club a ganarlo todo en el 86 de la mano de Héctor Bambino Veira: campeonato de Primera División 85/86, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental en Japón, los primeros dos títulos internacionales para la institución.
Para que alguien vuelva a ver el dibujo original tuvieron que pasar 35 años. Y fue Tomás, uno de los tres hijos de Caloi, el que lo encontró en el archivo de su padre que quedó en la última casa que habitó, en el barrio de Adrogué.
"Hace poco hicimos una última división entre los hermanos y la ex mujer de mi papá. Cuando empezamos a revolver un poco, encontramos el dibujo", relató.
"Yo intuía que me lo iba a encontrar. De hecho lo había cantado 'Si aparece el león, es para mí'", agregó el menor de los herederos de Caloi,uno de los personajes más importantes de la cultura argentina del siglo XX.
Tomás, hincha de River al igual que toda la familia Loiseau, reconoció que ese dibujo poco tiene que ver con la historia como dibujante e historietista de su padre. Pero no le quita el valor que fue ganando con el tiempo. "Para la obra de mi viejo es raro, porque es más un isologo que un dibujo humorístico", mencionó.
¿Cómo se creó el logo que usó River para sacarse el mote de gallinas? "Él tuvo la idea y lo diseñó. El estadio al principio había quedado torcido. Así que tuvieron que arreglar el diseño junto a mi tío. Se basaron en una foto del Monumental, la 'quemaron' (denominación que usaban los diseñadores para marca el negro de la imagen) y luego la emprolijaron usando témpera blanca. Fue un trabajo artesanal", explicó.
Para Tomás, la llegada del escudo del león llegó para redimir lo que había pasado con el personaje de Clemente, reconocido hincha de Boca, que fue el mayor representante de la popularidad que ganó Caloi en la década del 70.
"Clemente se convirtió en un símbolo popular. Y la primera manifestación se dio en el Mundial 78 con el enfrentamiento con José María Muñóz por los papelitos en las canchas", dijo. A partir de la tira que tenía como protagonista a Bartolo, Caloi hace su aparición en el diario Clarín. El personaje, conductor de tranvía, era fanático de River, como Caloi, que luego creó a Clemente para sumarlo a la historieta como compañero de viaje.
Con el tiempo, el personaje de Clemente cobró tanta popularidad que la tira cambió y quedó en soledad. Y la época de la Copa Mundial que se hizo en Argentina, sumado al cruce con el periodista que relataba los partidos de la selección, Clemente se convirtió en un representante de lo popular.
Ahora que se encontró el dibujo original que creó Caloi, el mundo River quiere saber qué sucederá con él. "Una vez que subí la foto a mi Instagram, parece que empezó a circular la noticia internamente en el club que se había encontrado el original del león", relató el músico que divide su tiempo entre dos bandas, Pilsen y Mamushkas.
"Me llamaron del Museo de River cuando se enteraron. Ya fuimos con mi tío y mis primos a conocerlo, porque no habíamos ido. A mí me parece que el lugar correcto para que esté el dibujo es en el museo. Es parte de la historia del club", dijo Tomás.
¿Hay fecha para que el público pueda ir a ver el emblema? "Lo recorrimos junto al presidente del museo, que fue el que nos invitó. La condición que le dije fue que si se arma un lugar en especial, encantado lo donamos", explicó.
La historia entre Caloi y River quedó inmortalizada para siempre. Junto a Juan Matías, Aldana y Tomás, papá Carlos iban a la cancha a disfrutar de ver a la Banda tocar. Con el tiempo, Carlos dejó de ir al estadio, pero siempre tenía presente a su querido club. Como el día que se animó a hacerle una broma a Menotti cuando era técnico de Boca.
"Una vez se hizo una cena en su casa, cuando vivía en San Telmo. Invitó a Joan Manuel Serrat, Ricardo Mollo, el Negro Fontanarrosa, Quino, y Crist. También estuvieron Alejandro Dolina y Alfredo Casero. La situación fue que como Serrat era muy amigo de Menotti, él también fue también invitado a esa cena. ¿Y que hizo mi viejo? Atrás de la silla donde se iba a sentar César, le puso un caballete con el escudo del león de River como dedicatoria, jeje", recordó Tomás sobre aquella mesa de notables que lo tuvo como protagonista al que supo ser campeón del mundo en 1978.
El tesoro que River creía perdido fue encontrado en la última morada de su creador. Un dibujante que a pesar de elegir el rojo y el blanco como sus colores preferidos, dejó una huella imborrable en la cultura contemporánea argentina.