Juan Román Riquelme y Martín Palermo fueron socios en la época de gloria de Boca, con Carlos Bianchi al frente de un ciclo brillante. Uno era el encargado de la creación y las asistencias, el otro, de los goles. Sin embargo, la sintonía que exhibían dentro del campo de juego no se condecía con la relación en el vestuario o lejos del césped.
"Teníamos diferentes formas de ser y de pensar. No éramos compatibles fuera de la cancha, pero no impactaba en el rendimiento", llegó a aceptar el delantero en perspectiva. El momento de mayor tensión fue el 12 de abril de 2010, cuando Boca derrotó 4-0 a Arsenal y Martín Palermo llegó a los 219 goles con la camiseta xeneize y superó a Roberto Cherro, hasta entonces el máximo artillero de la historia del club.
En ese momento, Riquelme tomó la polémica decisión de esquivar el saludo y posterior abrazo en un momento trascendental para la vida del 9, dejando al descubierto la sinuosa relación entre ambos. "Me generó mucho malestar. Llegaba a un récord y, más allá de las diferencias, fue incómodo para él, para mí y para todos los que me abrazaron. Si las diferencias eran con otro jugador, lo resolvíamos de otra manera. Pero sé que hubiera sido más escandaloso agarrarnos a trompadas, si pasaba iba a repercutir mucho más en el vestuario", confesó Palermo en 2013.
Las revelaciones de Migliore sobre el vínculo entre el enganche y el delantero
Pablo Migliore, ex compañero de ambos y amigo de Martín Palermo (al punto de tener tatuada su imagen en la espalda), reveló detalles de aquel particular vínculo entre asistidor y goleador en una entrevista que le brindó al programa Redes, de ESPN. ¿Era tan tensa la atmósfera en el camarín de la Bombonera? ¿Cuánto había de verdad y cuánto de ficción en la pelea?
"Era un 50 y 50 más que nada. A veces, cuando salía alguna noticia que hablaba de la pelea y estaban los dos en el vestuario, nos matábamos de la risa. No tenían una amistad afuera del club, pero tampoco podés ser amigo de todo el plantel. Yo no me sigo hablando con el 4 de Almirante Brown, club en el que jugué, y eso no significa que me llevara mal", se explayó el Loco, que hace unos días se lanzó como boxeador en una pelea en la que se impuso por nocaut en el primer round.
El ex arquero de Huracán, el Xeneize, San Lorenzo y Racing se animó a un análisis objetivo de las cualidades de ambos, más allá del vínculo especial que tiene con Palermo. "Riquelme fue el mejor con el que jugué. Futbolísticamente los veía a todos en cámara lenta, no era rápido, pero estaba siempre un segundo antes que los demás", definió. ¿Y el Titán? "Martín le pegaba con la oreja y era gol. Les decían a los defensores rivales 'no miren a la pelota, síganlo a él', pero se daba vuelta y te la mandaba a guardar", concluyó.
La opinión del ahora boxeador de las virtudes de sus ex compañeros
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