En Europa, cuando un futbolista pica la pelota en la ejecución de un penal, se dice que fue un "penal a lo Panenka". Eso mismo le sucedió a Lionel Messi, luego de convertir el tiro desde los 12 pasos que abrió el marcador en el partido de vuelta frente al Lyon, de Francia, por los octavos de final de la Champions League.
La leyenda de Antonín Panenka nació hace más de 40 años. Fue en la definición de la Copa de Europa de 1976, que tuvo como protagonistas a Checoslovaquia y Alemania del Este. El 20 de junio, y después de superar a Holanda y Yugoslavia, respectivamente, ambos seleccionados se enfrentaron en el estadio Crvena Zvezda, de Belgrado.
Después de igualar 2-2, fue el tiempo de disputar la tanda de penales. Los checos corrieron con la ventaja, ya que estaban al frente por 4-3. El último disparo estuvo a cargo de Panenka. Frente a él, Sepp Maier, histórico arquero del Bayern Münich y campeón del mundo en 1974.
"Confieso que estuve entrenando durante dos años ese tipo de lanzamiento", recordó Antonín en una entrevista. Panenka esperó hasta el último segundo para ejecutar el disparo, mientras el arquero eligió tirarse a su palo derecho. La pelota llenó la red de gol, y Checoslovaquia se consagró campeón de Europa.
"Sabía que ningún portero tenía la valentía de quedarse quieto en el medio del arco", dijo. A pesar del recelo de sus compañeros de equipo, su entrenador le dio la confianza. Y él le pagó con la gloria eterna. Su elección al ejecutar, el de pinchar la pelota, como se hizo popular en Sudamérica, recorrió el mundo. Y su apellido quedó pegado para siempre a la historia del deporte.
Para Panenka, ese fue su momento de mayor exposición. Considerado uno de los mejores jugadores de la historia checa, fue mundialista con su selección en España 1982 (anotó los únicos dos goles del equipo) y deambuló por la liga de Austria como futbolista profesional. Pero más allá de su carrera como jugador, el legado de su elección para patear un penal fue lo que marcó una época.
Desde que nació el nuevo milenio, son varios los futbolistas que se apropiaron del formato Panenka para ejecutar desde el punto penal. Uno de los más reconocidos es Sebastián Washington Abreu, el uruguayo trotamundos del fútbol mundial.
El homenaje más recordado del delantero tiene como imagen el Mundial de Sudáfrica 2010. Por los cuartos de final, Uruguay llegó hasta la definición por penales frente a Ghana. Después del 1-1 en el tiempo regular sumado al suplementario, Oscar Tabárez lo eligió para la definición. El DT de la selección charrúa lo había seleccionado en el cuarto lugar, pero Abreu le pidió el último de la tanda.
"El día anterior había probado patear tres veces en el entrenamiento. Las tres no terminaron en gol y la última la intenté picar y se me fue por arriba del travesaño. Pero, si me tocaba en el partido, sabía que iba a elegir esa forma. Por eso se lo pedí al 'Maestro'", recordó en una entrevista en la televisión chilena. El desenlace es historia conocida. El "Loco" se atrevió y dejó su sello a lo Panenka con la Celeste, que se clasificó entre los mejores cuatro equipos de la Copa del Mundo.
En las últimas temporadas, otro que se hizo eco de esta forma de ejecutar en los penales es Sergio Ramos, el capitán del Real Madrid. Pero la última demostración quedó en la zurda mágica de Lionel Messi. Fue ante el Lyon, de Francia, por el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League.
Luego del empate sin goles en la ida, el Barcelona encarriló la goleada final (terminó 5-1) con una definición del 10 al mejor estilo Panenka. ¿Fue la primera vez para el astro argentino? No, porque ya lo había intentado el año pasado ante el Villarreal, en un partido por la liga españa.
De aquella noche en Belgrado, el tiempo pasó. También la vida para Antonín, que el pasado 2 de diciembre festejó sus 70 años de vida. Gracias a haber elegido un método para patear un penal, se hizo famoso. Hasta se fundó en España, en 2011, una revista que lleva su nombre.
"Creo que lancé así unos 30 tiros en mi carrera. Uno de los primeros no lo acerté. Sin embargo fue el único, así que fue casi siempre exitoso", dijo Panenka, el hombre que transformó su apellido en un adjetivo para ejemplificar cada vez que un futbolista toma la decisión de ejecutar un disparo con las características que él inventó.
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