En las vitrinas de la AFA relucen dos Copas del Mundo de mayores: la de Argentina 1978 y la de México 1986. Los estrategas detrás de las gestas, César Luis Menotti y Carlos Bilardo, o más bien sus filosofías, llevan 35 años de una dicotomía que se derramó en el fútbol argentino y en sus comunicadores. Hoy, el Flaco volvió al complejo de Ezeiza, como Director de Selecciones. En el mismo complejo convive Jorge Burruchaga, secretario técnico y pupilo del Narigón.
Oscar Garré formó parte de la generación del 86. Dio la vuelta olímpica en el mítico equipo de Diego Maradona e incluso trabajó como entrenador de las Selecciones Juveniles cuando su grupo asumió la conducción en Ezeiza. El regreso de Menotti podía suponer algún malestar entre los que se destacaron bajo el paraguas de Bilardo. Sin embargo, el Mago, o Ciruja, sorprende con su declaración: "Está bien que lo hayan convocado a Menotti. No lo llaman a Bilardo porque Carlos no está bien de salud; esto lo tendrían que haber hecho hace 20 años".
Pero era imposible que pudieran trabajar juntos después de todo lo que se dijo a lo largo de los años
Parte del periodismo se tomó como que hubo un enfrentamiento, pero nunca hubo una posibilidad de que el presidente de AFA los convocara. Los dos son buena gente y se hubieran juntado por el bien del fútbol argentino. Nosotros, con los muchachos del 78, estamos espectacular. Cada uno tiene su grupo de Whatsapp, pero tenemos muy buena relación. Es mentira que hay una grieta.
¿Sólo faltó eso? ¿Que alguien tomara la decisión de juntarlos a tomar un café?
Toda la vida de ellos fue el fútbol, ¿cómo iban a decir que no a tomar un café?
¿Cómo está Carlos de salud tras la operación del año pasado?
Está estable, está bien atendido. Nos turnamos para ir a visitarlo, fue el Gringo Giusti, el Vasco (Olarticoechea), pero se emociona mucho y a veces le hace mal. Pero estamos con él, atentos, nos vamos contando las novedades en el grupo de Whatsapp.
Menotti asumió como manager en la Selección y vos asumís una función similar en Ferro
Sí, junto a Alejandro Saccardi. En lo que podamos ayudar desde nuestro lugar, bienvenido sea. Lo importante es que te escuchen. Te podés equivocar, pero va a ser lo mínimo. Estoy al tanto de lo que pasa en el club y a la mayoría de los chicos que trabajan en Inferiores los conozco.
¿Por qué abandonaste la dirección técnica?
Estaba un poco desencantado con la dirección técnica, perdés tres o cuatro partidos y no servís. Cuando surgió esta posibilidad, cuando lo llamaron a Alejandro para armar la secretaría técnica para tener gente idónea en las decisiones en el fútbol, no lo dudé. Más en Ferro, que es mi segunda casa.
¿Y en qué consiste el proyecto?
Consiste en que Ferro vuelva a tener la identidad que tenía en la década del 80. Tener una base, que las inferiores trabajen con el mismo sistema que en Primera, que los jugadores sean genuinos más allá de las urgencias lógicas de querer subir a Priemra, que los refuerzos que lleguen sean los mínimos, pero importantes, que en el mercado siguiente sean todavía menos, y así. No que llegue un entrenador y traiga 15 jugadores, no se dan los resultados, después se va, se lleva a los 15, asume otro técnico, y trae otros 15.
En estos casi 20 años que Ferro lleva en el Ascenso vos pasaste como técnico. ¿Por qué creés que no logró volver a Primera?
Las ansias de querer volver rápidamente te hace tomar decisiones, no te digo apresuradas, porque las decisiones se toman para bien, pero que no han encontrado el rumbo. Los procesos son largos, llevan un tiempo, porque en el fútbol no hay recetas mágicas. Si desde el pensamiento de los dirigentes hacia abajo apostás a un proceso, es lo lógico. Pero el fútbol es tan dinámico que arrancás un proceso y por ahí por los resultados se corta. Esa vorágine le llegó a Ferro.
¿Cuáles son las atribuciones de un manager?
Es un cargo sumamente importante. La Primera es la prioridad, pero tenés que ver inferiores, a los chicos con proyección, que el técnico de Primera vea las necesidades del club y tener un patrimonio deportivo. Y que los dirigentes escuchen. Yo tengo el ejemplo de los equipos de Europa, que sé que son distintos, pero es importante el factor de la secretaría técnica, darles las armas a los cuerpo técnicos de Primera y de las Inferiores. Estamos para ayudar y aportar, descomprimir, para que el entrenador se dedique al armado del equipo, a los entrenamientos.
Vas a estar del otro lado del mostrador
Hay un cambio generacional de técnicos jóvenes, con muchas ganas. El cargo de entrenador no es ajeno a la sociedad de hoy. Es muy dinámico, dependés del partidos a partido. Hiciste un cambio, no dio resultado y está mal. Si el jugador rindió, sos un fenómeno. Esa vorágine que existe hoy… Dependés siempre de un resultado y uno tiene su forma de pensar. Es difícil trabajar con los procesos de antes, en los que podías trabajar 5 ó 6 años y conseguías formar chicos de abajo, para lo que vos pensás.
¿Lo que hacía Carlos Griguol hoy es imposible?
Hacer lo que hizo Carlos es difícil. Fijate el Ruso Zielinski: estuvo 6 años en Belgrano, el equipo tuvo un buen rendimiento; se fue él y hubo cambios en el banco. No es fácil. Es producto de la Argentina, donde todo tiene que ser rápido. Con Griguol aprendimos que cuando vos trabajás en el tiempo, las cosas se dan. Él formaba jugadores y personas, tenía el ojo clínico de saber ver a los chicos. Yo fui el jugador que más estuvo con él, 14 años, desde que llegó hasta que se fue de Ferro. Bilardo era otro adelantado, una persona que siempre estuvo en todo, en la formación del grupo, en lo que proponían los rivales; estaba en todos los detalles, no se le escapaba nada. Hay que rescatar las cosas que ellos tenían. En ese sentido, como decía Bilardo, tenés que volar y estar en todo: en el pasto corto o largo, en la cancha chica o grande.
En otra época a un técnico que estaba en todos los detalles lo tildaban de obsesivo. Hoy es motivo de elogio, como pasa con Beccacece, por ejemplo.
Hoy se está volviendo a la época del 80. Lo que hace Defensa y Justicia lo hacíamos nosotros con Ferro. Competir entonces con River y Boca era bravo, éramos el "invitado" en la pelea por el título. Mis compañeros en la Selección me decían: 'No queremos jugar con ustedes, corren mucho'. Y Defensa hace lo mismo. Se volvió a eso, a equipos ordenados, que presionan, que pueden cambiar tácticamente sobre la marcha… Está todo inventado, tenía razón Bilardo. Acá dependés de los jugadores, pero cuando trabajás, tenés más chances de que te vaya bien.