El epílogo de la victoria de River sobre San Martín de Tucumán por 2 a 1 llegó cargado de polémica. A los 49 minutos de la segunda parte, con el Santo volcado en ataque en busca del empate, el marcador central Oliver Benítez enganchó y remató al arco desde el borde del área y el balón rebotó en el brazo derecho de Robert Rojas y siguió su camino hacia la ubicación del arquero Franco Armani. Enseguida, el plantel visitante se acercó a protestarle al árbitro Germán Delfino, quien desestimó la posibilidad de sancionar penal.
Sin embargo, hubo infracción del zaguero paraguayo. La mano fue deliberada y antinatural: se despega del cuerpo ocupando un espacio y ampliando el volumen. Delfino debió haber sancionado penal, que le hubiese ofrecido al Ciruja una chance inmejorable para alcanzar el empate. La falta de efectividad de River lo dejó en partido hasta el último suspiro; mientras que la falta de profundidad no le permitió generar demasiado peligro cerca de Armani (a excepción de un remate de Purita y el gol de Ramiro Costa, que llegó de una falla en la salida del capitán Ponzio).
El error evitó poner en riesgo una merecida victoria del Millonario. Fue, tal vez, el "golpe de suerte" del partido para el equipo de Gallardo, dado que durante el desarrollo padeció con las lesiones. Milton Casco sufrió la rotura de clavícula antes del minuto de juego, luego Ignacio Fernández debió abandonar el campo de juego por un problema muscular, y en la segunda etapa fue Juan Fernando Quintero el que sintió dolencias y también fue preservado por el entrenador. Al final, Rojas, el mismo que cometió el penal no sancionado, se torció el tobillo, pero terminó los 90′ en el campo de juego.
Más allá de la acción polémica, Gallardo fue muy elogioso con el defensor/lateral paraguayo. "Terminó con un esguince. A Robert le llaman el Sicario, si no se recupera rápido hay que cambiarle el apodo. La adaptación está siendo muy buena, él está contento, ha jugado estos partidos con naturalidad, y eso es muy bueno", dijo el entrenador, muy conforme con su prestación.
En un encuentro accidentado, la mano de Rojas resultó la falla más visible en el arbitraje de Delfino, que al darse en el final del encuentro, terminó resaltando más. Y provocando el enojo de los jugadores y fanáticos de San Martín de Tucumán.
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