Tiene 86 años, demencia senil y su nieta le cumplió el sueño de conocer el Cilindro: "Racing es mi vida"

Fue gracias a una iniciativa que surgió en las redes sociales. El ex jugador de la Academia, Hugo Lamadrid, le consiguió un par de plateas. La historia de Ermelinda Gómez, la abuela del corazón albiceleste

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Es domingo a la tarde y la familia sabe que no será una jornada normal. Juega Racing contra Huracán y el equipo de Coudet necesita ganar para mantener la distancia de 3 puntos sobre Defensa y Justicia, su principal perseguidor en la lucha por el título de la Superliga.

El tránsito colapsado sobre el Puente Pueyrredón es una clara muestra de la cantidad de gente que arribará al Cilindro de Avellaneda. Con la ilusión de festejar una nueva victoria, miles de fanáticos en motos, autos, micros y camionetas invaden el asfalto que surca el Riachuelo al ritmo de las canciones improvisadas que hacen referencia a la Academia. Para la mayoría de los hinchas es un ritual más que acostumbran hacer cada fin de semana, pero no para Ermelinda Gómez. Para ella es la primera vez. A sus 86 años y con el mal de Alzheimer, la nona se emociona por su debut en las tribunas.

"Siempre le había prometido a mi abuela que la iba a traer a la cancha, pero por problemas económicos nunca pudimos. Hoy le estamos cumpliendo un sueño", le dice a Infobae Camila Martínez, la nieta más chica que comparte el mismo sentimiento albiceleste.

Con una sonrisa que le ocupa todo el rostro, la adolescente cuenta los detalles de la iniciativa que surgió gracias a una idea de su hermano: "Es un gran logro traerla, porque pensábamos que no lo íbamos a poder conseguir. Mucha gente nos ayudó en las redes para difundir nuestro sueño hasta que el Flaco Lamadrid nos contactó y nos regaló unas plateas. Gracias a él le pudimos cumplir el deseo de mi abuela".

Aquel rústico volante central encarnó el papel de Julián Weich en una especie de Sorpresa y Media. Con la humildad que lo caracteriza, el ex jugador explica que no tuvo que hacer una gran gestión para que Ermelinda pueda observar de cerca al equipo de sus amores. "Ví que una chica escribió en Twitter que quería llevar a su abuela a la cancha y que no tenía la plata para una entrada. Lo único que hice fue mandarle un mensaje por privado y me contactó con su hermano para coordinar un encuentro y entregarle un par de plateas". Fue una ironía del destino que aquel mediocampista que repartía patadas a mansalva sea el que cumpla el anhelo de la jubilada. Según la mirada de la familia de San Martín, con ese gesto el Flaco superó la idolatría de Rubén Paz, el Chango Cárdenas y Lisandro López.

"Fueron 2 accesos de protocolo que tenía por ser ex jugador. Nada más. Es una alegría que las hayan podido disfrutar", cierra Lamadrid con la misma actitud humilde que lo caracteriza. No es llamativo, dado que el ex volante central ha tenido muestras similares con otros simpatizantes que no se han dado a conocer públicamente. El Flaco colabora y se compromete con el pueblo racinguista.

La pasión de Ermelinda Gómez por Racing comenzó en sus orígenes. En las calurosas tardes de Santiago del Estero, la influencia familiar le inyectó en las venas la locura celeste y blanca. "Mis hermanos me hicieron de la Academia. Ellos tienen un equipo en mis pagos que se llama Racing de Icaño y los iba a ver siempre. Tienen una canchita que juegan todos los domingos", dice la abuela que a pesar de su demencia senil le esquiva al principio de la enfermedad con la nostalgia que le invade el recuerdo.

"El papá de ella fundó a Racing de Icaño frente al campo que tenían allá, en honor a la Academia. La locura siempre estuvo en la familia", agrega su nieta con el orgullo de pertenecer al clan albiceleste.

Sus ojos cargados de una ternura indescriptible conforman la esencia de una mujer que intenta mantener la calma. Las canciones que se escuchan de la popular cargan de expectativa al ambiente, y la ansiedad por ingresar al templo se percibe en cada movimiento. "Desde que nací que me hice de Racing, cuando salimos campeones del mundo festejé como una loca", describe en referencia al título de 1967, cuando todavía vivía en Santiago del Estero.   

"Nosotros queríamos que venga antes de que avance la enfermedad. Tal vez el día de mañana no se acuerde, porque ahora tiene algunas lagunas, pero sabemos que hoy lo va a disfrutar mucho", explica Camila sin borrar la sonrisa de su rostro.

Podrá tener momentos en que pierda la noción de tiempo y espacio. También podrá confundirse algún nombre o desconocer a los jugadores del plantel actual, pero cuando pasó los molinetes, subió las escaleras hacia la platea baja y observó a la masa de cemento temblar por el bullicio de la multitud que exigía un triunfo, ella se sintió como si hubiera estado ahí en el pasado. No se perdió de nada. La salidas de los equipos, los globos en las populares, las banderas y los goles de Cristaldo, Lisandro y Sigali conformaron el mejor regalo para la iniciación de Ermelinda. "Racing es mi vida. Toda la familia es de Racing. Salvo mi hijo que salió de River, al resto nos corre sangre celeste y blanca", resume la abuela. Curiosamente, el próximo domingo el conjunto de Coudet deberá viajar al Monumental para buscar otro resultado positivo ante el Millonario. Si su hijo se anima, tal vez la nona pueda volver a ver a la Academia en la cancha. Aunque en ese caso el escenario sea distinto.

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