Sabe lo que es ganar un Mundial, lo hizo a los 41 años acompañando a César Luis Menotti en el cuerpo técnico de 1978. Y sabe lo que es ser humillado en la cancha: lo vive, a semanas de cumplir 80, en cada duelo de PlayStation con su nieto de 17 años: "Me hace precio, me pasa por encima aunque yo juegue con el Barcelona".
Personaje notable del fútbol argentino, Roberto Saporiti habla con la autoridad de haber formado parte de aquel primer título mundial, de su paso por el gran Argentinos Juniors de los '80 y de conocer las canchas de medio mundo. Y hay un intangible que también hace valer: sus más de 40 años conversando horas y horas sobre fútbol con Menotti.
Sustento de sobra para que Saporiti diga dos cosas clarísimas durante una entrevista con Infobae: lo mejor que puede hacer Lionel Messi es tomarse un descanso, quedarse en España y no caer en la trampa de jugar la Copa América en Brasil. ¿Y Menotti, que cuatro décadas después vuelve a tener el destino de la selección en sus manos? Mejor que Claudio Tapia le dé toda toda la autoridad y el respaldo en el manejo futbolístico de la selección, dice. ¿Y qué pasa si no lo hace? "Si Menotti dice una cosa y no se la aceptan, no va a tardar ni un minuto en irse".
Menotti, a sus 80 años, acaparó el viernes pasado la atención de todos los canales deportivos: se presentó como nuevo director de las selecciones nacionales. ¿Qué vio?
Vi a un Menotti muy lúcido, con las ideas claras, sé que va a saber solucionar las dificultades a medida que vayan apareciendo. Y dijo algo clave: Messi es el mejor jugador del mundo, pero no podemos seguir dependiendo de él. Eso es muy importante.
Usted sabe bien lo que es dirigir al borde de los 80, lo hizo hasta hace poco en UAI Urquiza…
Me sentí muy bien, muy bien. Cuando Guillermo Salatino me fue a entrevistar pensó que dirigía desde un sillón. Me sentí muy cómodo con todos los jugadores. En el primer almuerzo me sonaron como siete celulares al mismo tiempo. Yo le dije a mi cuerpo técnico que tranquilo, que lo hablábamos a la tarde. Y a la tarde les dije: "Muchachos, si no es una cosa urgente a mí me simpatizaría que los celulares los pongan en modo vibración. Para que disfrutemos el momento". Nunca más, en el año y medio que estuve, volvió a cenar un celular.
¿La de Urquiza fue la última aventura?
Sí. Aunque yo creo que el hombre sin proyecto se va muriendo poco a poco. Yo me planteo desafíos todos los días: en el gimnasio, con mi francés, con mi mínimo vocabulario de inglés. Y veo mucho fútbol.
¿Y si algún club volviera a llamarlo?
Haría lo que hice en la UAI Urquiza, protegerme con un cuerpo técnico joven. Yo, de mi casa en Olivos hasta el entrenamiento en Ezeiza demoraba a veces una hora y 45 minutos. Y llegaba y entrenaba con todas las ganas. Siempre. Me gusta analizar todo, y los argentinos todavía no caemos en que no somos los mejores, no lo somos. Ni a nivel sudamericano.
¿Nos sobrevaloramos?
Sí. El fútbol se sobrevalora, pero es parte de un país que tiene un grado de inestabilidad emocional tremendo. Nos seguimos comparando con Europa, y no se puede, porque es otra sociedad, con otra educación y cultura, la que nosotros perdimos hace muchos años.
¿Qué le dejó el River-Boca en Madrid?
El primer tiempo en el Bernabéu fue una cosa tremenda de imprecisiones. No pudieron dominar el Santiago Bernabéu. No me sorprendió. Fue mediocre futbolísticamente. No pudieron acostumbrarse al campo de juego, al césped corto y veloz. ¡Es otro fútbol!
¿Siguen teniendo sentido el Mundial de Clubes y un eventual regreso de la Intercontinental?
No, no… El Real Madrid la ganó ahora y no tiene ningún peso. Y a nosotros se nos iba la vida. Aunque eso de que el que queda segundo no sirve es nefasto, le ha hecho mucho mal al fútbol. Todos se acuerdan de la Holanda del 74, que inventó el fútbol moderno. Y no fue campeona, fue segunda.
A veces pareciera que todo empezó con Guardiola…
No, no. Con todo respeto, pero el Argentinos Juniors de 1984, 1985 y 1986 que ganó todo jugó con una gran dinámica. Lo fundamental, obviamente, eran los jugadores. El Piojo Yudica y yo tiramos una idea y se ganó casi todo. Se perdió con lo justo la final en Tokio con la Juventus, una final que es la más recordada de todos. ¡La Juventus! Era la base de la selección italiana reforzada por (Michel) Platini, (Michael) Laudrup y (Zbigniew) Boniek… Guardiola fue muy importante, como lo fue Arrigo Sacchi en el Milan. A ver: Alfredo Di Stefano fue un jugador de todos los tiempos, yo tuve la suerte de jugar contra él en una gira amistosa que hicimos con Deportivo Español. Después apareció un extraterrestre, Pelé. Cruyff, que inventó el fútbol moderno. Maradona, irrepetible. Y Messi, extraordinario, que llevó la PlayStation al campo de juego…
¿Juega a la play?
Juego, juego. Con mi nieto de 17 años. El problema son los dedos… Me los tengo que masajear. Mi nieto me hace precio. Aunque yo juegue con el Barcelona, si quiere me gana 6-0.
No son muchos los que a los 79 años juegan a la Play…
¡Así dicen!
¿Cómo vivió el último Mundial?
A ver, Argentina estuvo a punto de irse al descenso. Si no se clasificaba, eso era descender. A los dos días de los tres goles de Messi en Quito, ya para muchos era candidata. Y yo lo dije entonces: de ninguna manera era candidata, solo un protagonista del Mundial. Fue la única selección que, 30 días antes del Mundial, no jugó ningún partido amistoso. Si no ensayás en lo previo, entonces necesitás un Messi en cada línea del equipo. Y Messi hay uno solo. Argentina siempre tuvo prestigio a nivel individual, lo que no teníamos era organización. Los años que estuve en Europa jugando veía un técnico nuevo cada año. ¿Qué hizo Menotti en los 70? No inventó el fútbol, pero le dio seriedad y organización a la selección. Yo acompañé ese proceso. Explicarlo hoy asombra…
No cobraba…
Exacto, nunca cobré un centavo. Lo mío fue una inversión de aprendizaje deportivo, y los clubes me prestaban a la Selección. Con el Flaco tengo 40 años de amistad, cada vez que debatimos cosas le doy mi pensamiento. Ni él ni yo tenemos el sí fácil.
¿Qué le pareció Jorge Sampaoli?
Yo lo seguía desde hacía mucho. Tengo una hija en Chile. Lo vi a Sampaoli dirigiendo al O'Higgins de Rancagua. Una movilidad, un funcionamiento… Todo lo que se ve hoy en Defensa y Justicia. Y así lo hizo también en la Universidad de Chile y en la selección. Y en el Sevilla, donde hace una buena campaña. Acá no pudo hacer pie, lo que vi desde afuera es que no pudo manejar el día a día. Emocionalmente se desestabilizó.
¿Se entusiasmó quizás más con ser técnico de Argentina que con dirigir al equipo?
Y, yo creo que la cosa estuvo por ahí. Sí, sí, la cosa estuvo por ahí. No tuvo estabilidad emocional, evidentemente. Se sintió incómodo.
Como técnico, ¿qué fue lo que más le molestó de la Selección en Rusia?
Que no se sabía a qué jugaba. No tenía funcionamiento, porque no había habido ensayos.
¿Intuía al menos a qué quería jugar?
No, nunca. Cambiaba en cada partido. No tenía una idea de equipo. Di Stefano necesitó a un Puskas o un Gento; Cruyff, a un Neeskens, un Kroll
¿Messi tenía esos acompañantes?
Buenos jugadores, pero no como los del Barcelona, no se los puede comparar. Seguimos encerrados en eso de que la Argentina juegue como el Barcelona. Y pueden pasar cien años para que aparezcan al mismo tiempo de las divisiones inferiores un Piqué, un Busquets, un Xavi, un Iniesta y un Messi. Porque Messi es producto de La Masía.
¿Messi es español? ¿No tiene nada del fútbol argentino?
Bueno, la habilidad, la pelota. Aprendió a manejar la pelota en Argentina y a jugar al fútbol en España. Puede pasar un siglo para que aparezcan estos jugadores sumados a Guardiola. Y no te hablo de los extranjeros… Solo los de La Masía. Y Messi no necesita ganar un Mundial, como no lo necesitó Di Stefano o Cruyff.
¿Qué le generó Messi en el Mundial?
(Piensa medio minuto) Messi siente la camiseta argentina, siente la Selección. Esto es percepción, no información. Como Messi y un grupo de otros tres o cuatro jugadores del equipo no están protegidos por el funcionamiento del equipo, se sienten desprotegidos. Y otra cosa que veo es es… Yo creo en la neurociencia. En algún lugar escondido de la selección argentina hay un bloqueo, un desafío psicológico, y el peso ese es muy fuerte. (Sergio) Agüero, (Gonzalo) Higuaín y Messi no se han sentido protegidos, y ellos viven en un ambiente en Europa de euforia y felicidad en el entorno familiar. "¿Para qué vas a ir, si llegás allá y te critican?", le dicen probablemente en sus familias. "¡Si allá no podemos ni ir a cenar afuera!". Y eso sí, pesa, yo creo que pesa. Aunque en Quito se haya ganado como se ganó. Tengo esa percepción. Ahora viene la Copa América y dicen que va a volver Messi.
¿Y qué le recomendaría a Messi para la Copa América?
Que no venga, que se quede en España. La presión mediática, no de todos, pero de una parte, es de campeón o nada. Y esta Copa América, con una seguridad de un 80 por ciento, la gana Brasil.
¿Es innecesario meter a Messi en ese desafío en Brasil?
Totalmente. Si yo fuera amigo de Messi, para la salud de él… ya está. Porque sólo importa un único partido, el de la final. No lo dejan ser segundo, tiene que ganar y ser campeón.
¿Pero entonces está proponiendo que no vuelva más a la Selección?
Yo digo que es mejor para la salud de él, aunque mi deseo es que juegue. Pero para la salud de él, no. A la selección le hace mal, claro.
Pero a ver si entiendo: lo que propone es que no juegue la Copa América.
Exacto. Para que la Selección logre un funcionamiento. Menotti, en su nuevo puesto, no va a analizar un título o no. No, va a analizar funcionamientos, situaciones. Y después va a tomar decisiones, no tengo dudas de eso. (Lionel) Scaloni tiene contrato hasta la Copa América. ¿Y si le va bien? ¿Qué es que le vaya bien? Que crezcan las individualidades y que el equipo muestre un funcionamiento.
¿Cuál es "la nuestra"? ¿Existe?
En el 94, con (Alfio) Basile, había una buena identidad de juego. Con (Marcelo) Bielsa se vio un muy buen funcionamiento en las Eliminatorias. Y lamentablemente en tres partidos del Mundial no se pudo sostener. Y el de (José) Pekerman en 2006 fue un buen equipo. Y, en el 2014, (Alejandro) Sabella me demostró que supo leer bien, muy bien, qué necesitaba Argentina para llegar adónde llegó. Cuando él tuvo que cambiar, cambió. Demostró manejo de equipo. En la primera fase, Messi fue fundamental. Sin él no sé si se pasaba. Y, en la final, Argentina juega el mejor partido.
Fue una buena final, ¿no? Alemania mereció ganarla, pero Argentina también. Y era injusto que cualquiera de los dos equipos la perdiera…
Sí, sí. Fue una muy buena Alemania, pero Sabella supo leer que necesitaba el equipo. Lo que le pasó cuatro años después a Sampaoli, a él no le pasó. Eso es equilibrio, tener los pies bien sobre la tierra y manejar el equipo.
Si tenía, antes del Mundial, la oportunidad de hablar cinco minutos con Sampaoli, ¿qué le aconsejaba?
Que la única manera de llegar con posibilidades era tener muchos ensayos. Pero Sampaoli ya perdió el equilibrio emocional antes del Mundial.
O sea que lo de Sampaoli fue más allá de lo futbolístico, cree que él no estaba emocionalmente en condiciones de dirigir a la selección.
No tengo ninguna duda, ninguna.
¿En qué lo notó, más allá de los partidos?
En que no dominaba las situaciones. Antes, durante y después del partido. No las dominaba.
Cuando hablaba, ¿lo entendía?
No.
Era difícil…
Es que perdió pie. Perdió el equilibrio emocional. No se puede haber olvidado de lo que un año antes sabía hacer bien, de equipos a los que les dio un extraordinario funcionamiento. A ver, te lo grafico. Cuando estaba en Chile, Sampaoli iba al kiosko de diarios y pedía El Mercurio. El diariero: "Aquí lo tiene, señor Jorge". Va en Buenos Aires al kiosko acá a comprar Clarín o La Nación. El kioskero: "¡Jorge! Escuchame, ya te dije que esto del fútbol lo conozco mejor que vos, poné a este y no a ese muerto!". Es la diferencia entre las sociedades.
Hay cierto paralelismo con el Oscar Martínez de El ciudadano ilustre, ¿no? Llegó al país convencido de que lo esperaban y reverenciaban: ahora van a ver quién soy. Y se encontró con algo muy diferente.
¡Ahí está! Ahí está… No pudo manejar la situación. El día a día acá cuesta un huevo. Es el caso de (Hernán) Crespo en Banfield. Lo que le va a costar es vivir en Puerto Madero y manejar todos los días ida y vuelta hasta Luis Guillón… El día a día acá es jodido, él viene de vivir 22 años en la elite de Europa!
La insistencia de Sampaoli en que Argentina fuera la dueña de la pelota, ¿tenía sentido en un Mundial en el que a muchos que no jugaron bajo esa premisa les fue bien?
En la teoría sí, era una idea correcta. Pero en la práctica no, porque vuelvo a lo mismo, la Argentina no había preparado el Mundial, no había funcionamiento.
¿Messi necesita un socio en la Selección?
Más que socio, lo que necesita es una Selección con una idea de juego y un funcionamiento colectivo bueno, ni siquiera muy bueno. Sobre esa base es él el que puede convertir a la Selección en muy buena.
¿Qué piensa del espionaje de Bielsa?
Para la cultura inglesa no fue entendido, por más conferencias de prensa de cuatro horas que haga Bielsa. No lo entendieron.
¿Qué es lo que más le gusta de Bielsa?
-Su honestidad.
¿Y lo que menos?
No, no… No quiero ser injusto, pero a nivel país, en los últimos 50 años, hubo cuatro técnicos que cambiaron la identidad del fútbol de sus países. Rinus Michels en Holanda, al que viví en persona, lo vi allá en esos años. César Menotti en la Argentina. ¡Que no inventó el fútbol! Pero sí le dio una identidad, y yo lo ayudé presentándole informes y debatiendo todo con él. ¡Aragonés! Luis Aragonés… Extraordinario, y hablo con fundamento. En la época de Javier Clemente, España, con muy buenos jugadores, jugaba horrible. Eran los años de "la furia".
¿Y quién es el cuarto?
Bielsa en Chile. Estos cuatro, Michels, Menotti, Aragonés y Bielsa, le dieron identidad al fútbol de sus países. Bielsa le cambió la mentalidad a Chile, le sacó el miedo escénico, como Aragonés a España y Menotti a la Argentina. Porque, ¿cuál es "la nuestra"? La nuestra es la técnica, presionar, movilidad, buscar el partido con obligaciones y posibilidades. Saber defender sin la pelota y saber qué hacer cuando la tenés. Todo eso es "la nuestra". Pero la histeria que se vive en la sociedad argentina la he visto en muy pocas partes del mundo. Y mirá que jugué en Colombia en la época pesada, y dirigí en México.
¿Y por qué esa histeria?
Los argentinos estamos pasando por una inestabilidad y un momento de irritación muy fuerte. Y eso, en el fútbol, que es una parte del país, se siente. Y así y todo siguen saliendo jugadores, salen en medio de la irritación y la inestabilidad…
¿Entonces el fútbol no tiene solución?
No, no, vamos a aclarar. En ese mismo país clubes como Racing, River, Boca e Independiente crecieron enormemente. ¡Talleres de Córdoba! Pero seamos claros: el público visitante no va a volver más a los grandes partidos del fútbol argentino. Si Boca no puede meter en el estadio a todos sus hinchas… El duelo de hinchadas no se va a ver más, solo en situaciones aisladas. Visita un grande a Aldosivi o Godoy Cruz: ahí hay una necesidad económica y habrá visitantes, claro. Pero en un partido entre los grandes eso se acabó. Y lo de los equipos en la segunda y tercera división es imposible. Hay partidos que tienen casi más policías que hinchas. Eso no se puede controlar, vamos a decir la verdad. Y la gente del Ministerio de Seguridad está haciendo un muy buen trabajo.
¿Se puede hoy ser presidente de un club si arreglar con la barra brava?
No, es muy difícil, está enquistada. En su momento querían emparejar a los barras bravas con los hooligans. En la época de los hooligans yo vivía en Europa. Y esto era así: un hooligan no iba nunca al entrenamiento de un equipo, no conocía a un jugador, no conocía al presidente. Era un problema de algunas esencias, por llamarlo de alguna manera, y alcohol. Entonces se volvía locos. ¿Qué hizo el gobierno inglés? Ningún político estaba involucrado con los hooligans, ninguno. Acá, en cambio, están todos comprometidos.
¿Todos?
Todos. Hoy es dificilísimo. Están metidos adentro. En espectáculos extrafutbolisticos, la barra brava tenía 700, 800 entradas por noche de recital. Desarmar esto va a tardar mucho años. Muchos.
El presidente Macri, con tanta experiencia en el fútbol, ¿aportó a la solución del tema?
Están intentando, la ministra (Patricia) Bullrich viene intentándolo, pero hay que esperar al menos ocho o diez años para ver resultados.
A la Selección le vendría bien una charla de Menotti, dijo antes del último Mundial. Y de Facundo Manes.
Sí, porque leí algunos libros de él. La charla con Menotti es de vivencias futbolísticas, era importante que Messi y compañía escucharan un mensaje futbolístico.
Hay objeciones a la edad de Menotti para asumir esta responsabilidad. ¿Es un problema?
El viento es viejo y todavía sopla. ¿Hay algo más viejo que el viento? No. Y sopla. Lo que va a hacer Menotti le va a llevar como mínimo cuatro a cinco meses. Estudios, reflexiones, ver a los juveniles en Chlle, observar a (Pablo) Aimar en la Sub 17, a (Diego) Placente en la Sub 15, a la mayor en la Copa América… Y lo que hasta noviembre de 2018 pensaba Menotti es que no necesariamente hay que ganar un título, sino ver cómo se desarrolla el equipo, cuál es la idea. Él, si tiene que tomar decisiones de cambios, lo va a hacer. Menotti no llega a ese puesto para acompañar. El único que está por arriba de él es Tapia.
¿Cree que le darán ese poder?
¡Es que es la única manera! Si no, no hubiera aceptado. Si Menotti dice una cosa y no se la aceptan, tarda un minuto en irse. No tengo la menor duda de que va a ejercer el poder, pero necesita un tiempo de reflexión. Eso sí, cosas que hacíamos hace 40 años, hoy no hay tiempo para hacerlas. Aquello que hicimos con la Selección del Interior no es posible hoy. Tenés Superliga, Copa Libertadores, Copa Sudamericana, Copa Argentina, la nueva copa que crearon y las Eliminatorias…
¿Le aconsejaría a Menotti que no apueste por una Selección del Interior?
Coco Basile quiso hacerla y no pudo.
De Menotti se dice históricamente que le llega al jugador. Llegaba a los jugadores hace 40 años, cuando él tenía 40. ¿Se le llega hoy de la misma manera cuando se tiene 80?
Nosotros no hemos perdido el contacto en todos estos años, y él tiene la cabeza actualizada, la mente y la pasión intacta. Bucea en el fútbol, intercambia impresiones… A ver, Menotti no inventó el fútbol, y los ingleses sí, pero salieron campeones del mundo una sola vez y tienen una liga extraordinaria. No tienen esa enfermedad del resultadismo que tenemos nosotros. Hasta que no nos saquemos esa enfermedad nos podemos pasar 50 años, cien años más hasta volver a ser campeones del mundo. Pueden pasar 50 más hasta que ganemos otra vez una Copa América. Fijate el tiempo que llevamos ya…
¿Menotti sería entonces, a su entender, la forma de evitar que esto suceda?
Sí, Menotti va a apuntar para ese lado, lo suyo nunca es el resultado como prioridad.
Ahora, más allá de los innegables méritos de Menotti, ¿no es un poco llamativo que la Argentina tenga que volver, 40 años después, al técnico con el que se inició todo?
Bueno, a veces se vuelve. Si hoy (Arturo) Frondizi y (Raúl) Alfonsín… y lo voy a meter al general (Perón). Si estuvieran vivos y tuvieran la cabeza bien, yo los llamo, hago una consultoría. Frondizi dijo cosas, hace 60 años, que hoy son actuales. Raúl Alfonsín, si no llegaba en el momento en que llegó, hoy andaríamos todavía a los tiros por las calles. Alfonsín trajo dos cosas extraordinarias, junto al partido radical: la democracia y la paz. Yendo al fútbol, Menotti lo que va a bajar es una línea. ¿Menotti va a llegar a Qatar? No, no. A Qatar llegarán los hombres para desarrollar su idea. Y Menotti también. Esto es lo que yo creo que va a hacer el Menotti al que conocí hasta noviembre de 2018. Para desarrollar sus ideas… ¿Lo hará con Scaloni, Batista, Aimar, Placente? Puede ser, por qué no. Ahora, si las ideas que él tiene no se las pueden desarrollar, él va a buscar sus hombres.
Cuarenta y un años atrás le discutió hasta el final su decisión de dejar fuera del Mundial a (Diego) Maradona.
– Sí, y eso es algo que hizo público el propio Menotti. Y yo le dije hasta el último instante, ¿estás seguro? En una de las prácticas finales le pregunté dónde lo ponía a Diego, me dijo que con los suplentes. Ganaron 5-1 con cuatro goles de Diego. Yo manejé esa práctica porque Menotti tenía un encuentro con la prensa internacional. Vino y me dijo que ya tenía decidido quiénes eran los tres que salían. Y yo me apresuré y le tiré tres nombres. El último no, me dijo. Se queda. ¿Y quién sale? Diego, me dijo. Jajajajaja, le dije yo. Me estás jodiendo. No, sale Diego, insistió. ¿Me estás cargando, como va a salir Diego? Hacía un frío bárbaro, Menotti me dijo de cenar y seguir hablando mientras tomábamos un café. Menotti nunca pierde el control, pero esa vez me dijo que no jodiera más con el asunto. Yo le decía que estratégica y políticamente estábamos cometiendo un error. Diego volaba, volaba, era una maravilla… Llegó el entrenamiento en el que Menotti dijo los tres que se iban. Dijo algo así: "Después de mucho tiempo y reflexión, cometiendo sin dudas injusticias… el reglamento me permite solo 22. A partir de este entrenamiento quedan liberados tal, tal y Diego". Se quedaron todos mudos. Diego se levantó y salió corriendo. No se lo esperaba, era un chico de 17 años. Pero fijate lo bien que habla Maradona siempre de Menotti…
Si tuvieras la oportunidad de volver a tener esas conversaciones francas que mantuvo con Menotti en los últimos 40 años, ¿qué tres consejos le daría?
¡Es brava esa! Uno fundamental es que encuentre a la gente que desarrolle sus ideas. Porque el día a día es bravo, le diría al Flaco. Yo no lo voy a buscar, pero creo que no va a tardar una charla con él.
Y una charla con Messi, ¿cuánto puede ayudar a Messi a encontrar su camino en la selección?
Y, va a ser una charla distinta.
¿Distinta a qué?
A todo lo que haya escuchado Messi en su vida. Dos grandes, imaginate. Sería una charla interesantísima entre los dos. Menotti, como dice mi hermano Basile, entra a un lugar y su figura sigue despertando atracción, impone. Pero ojo que Menotti no tiene la fórmula mágica, pero con sus cinco o seis meses de reflexión y que encuentre sus hombres…
En este segundo paso de Menotti por la Selección, ¿podría fracasar?
Según nuestra forma de pensar… Pero si él encuentra sus hombres y le desarrollan la idea, no creo. Si solamente vale ganar, estamos en el horno.
El fútbol argentino intentó traer a Pekerman, pero no fue posible.
El valor de Pekerman es indiscutible, pero al frente de las selecciones juveniles tuvo tres cosas fundamentales que hoy no están: una gran riqueza de plantel, tiempo de ensayo y un hombre que manejaba la chequera del fútbol argentino, que era Julio Grondona. ¿Quién le iba a negar un jugador? Hoy no está eso. Y no somos los mejores, de ninguna manera. Hoy Uruguay tiene individualidades, en juveniles, mejores que las nuestras, y más elaboración de juego. ¡La Venezuela de hoy! Hoy, todo el mundo sabe todo. Se elabora, se contrarresta, los jugadores negros son veloces, con mucha técnica y manejan el funcionamiento colectivo de los equipos. Hoy nadie gana 5-0, ¡es muy parejo, muy difícil! Y Pekerman no quiso venir, (Diego) Simeone y (Mauricio) Pochettino tampoco. ¿Por qué? En septiembre estuve en Europa. Pochettino llega a las 8 de la mañana al Tottenham y se va a las cinco de la tarde, Simeone, lo mismo. ¿Podrán sacarle el mismo rendimiento a la selección argentina entrenando cada cuatro meses? ¡Aaahh! Todo un tema. Quizás a los 60 años, hoy no es su momento. Con (Marcelo) Gallardo, lo mismo. Entrena todos los días, yo lo quiero ver entrenando cada cuatro meses.
Lo cierto es que cuarenta y pico de años después estamos de vuelta en las manos de Menotti.
Bueno, los hechos dicen que en los últimos años cambiamos casi diez técnicos. Como antes de Menotti en los '70. Retrocedimos cuarenta o cincuenta años. Yo soy un agradecido al Flaco Menotti. Si quiere tener una charla conmigo, él sabe que no le pasé la mano por la espalda antes, mucho menos lo voy a hacer ahora. Ya somos grandes, los dos somos abuelos.
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