No existió, no existe y muy difícilmente existirá algo más seductor que el discurso futbolístico de César Luis Menotti.
Su retórica sofística resulta tan lógica y atractiva como indiscutible. Sus afirmaciones teóricas aún genéricas y muchas veces abstractas se aproximan al sonido de una melodía de la que disfrutaría el ciento por ciento de los aficionados.
Menotti es el creador de su propio dogma: todo cuanto afirma lo da por cierto cual punto esencial de un principio religioso. Y lo abona con frases inteligentes, elaboradas y admirablemente expresadas. Ningún otro director técnico ha perpetuado tanta originalidad; ni Josep Guardiola ni josé Mourinho ni Carlo Ancelotti ni el propio Marcelo Bielsa. Ellos podrían explicar claramente lo que hicieron, pero no se comparan con Menotti al momento de cautivar con sus respuestas sin tiempos ni espacios: desde la revolución táctica originada por Alfredo Di Stéfano (entre los 50′ y 60′) hasta la magia de Lionel Messi, pasando por el inigualable Diego Maradona… Siempre dentro de los contextos sociales, futbolísticos o universales del juego y de la vida con la sabiduría que le dieron la calle, el potrero, la cancha, el vestuario, la nocturnidad, el mundo y los años.
El dogma de Menotti generó con el tiempo una "religión" que como tal tiene creyentes, fieles, fanáticos, incondicionales de muchas generaciones a quienes no les importa el resultado fáctico. O por el contrario se le oponen ateos, impíos o "sacerdotes" de un dogma o una creencia opuesta como la del otro "prócer": Carlos Bilardo. Y entre ambos, una grieta que lamentablemente ya nunca más será resuelta.
El fútbol argentino le debe a Menotti la creación de un "nuevo orden" que se inició en 1974 y que finalizó tras el último partido del Mundial de 2014 en el Maracaná de Río de Janeiro en el que alcanzamos el enorme mérito del subcampeonato mundial ante Alemania tras perder 0-1 en tiempo agregado con la irreprochable conducción de Alejandro Sabella. Bajo aquellos principios futbolísticos y organizativos de Menotti, la Selección Nacional logró su posicionamiento prioritario en el corazón de la AFA y obtuvo dos campeonatos mundiales (1978 y 1986) , dos subcampeonatos Mundiales (1990 y 2014), dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas y Beijing (2004 y 2008) y los mundiales juveniles de 1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007, éstos últimos cinco en cumplimiento del único proyecto que viabilizó la AFA, el de José Pekerman.
El próximo 1° de Febrero asumirá sorpresivamente sus funciones como director de Selecciones Nacionales . ¿Qué significa esto? Aún no lo ha explicado nadie desde la AFA ni tampoco el propio Menotti, quien sólo dejó entrever algunos aspectos posibles o aspiracionales de su nuevo desafío en la columna que firma semanalmente en el diario Sport de Cataluña.
En tal escrito afirmó entre otras cosas que "será un elemento de consulta cuando el presidente de la AFA lo requiera, que le da la bienvenida a la sangre nueva que representa Lionel Scaloni para dirigir a la Selección Mayor, que hay que recuperar la esencia y la genética de nuestro juego, que el fútbol argentino necesita un cambio cultural, que no estará para decirle a ningún técnico de ninguna categoría a quien hay que poner o como debe jugar, que hay que organizar bien al fútbol para su desarrollo acompañando al presidente Tapia, que hay que respetar el ADN del jugador, que el éxito no puede estar por delante del proyecto y que se suma para defender a los entrenadores".
O sea, aún no dijo nada que sonara sincero, original, ni relevante. Sobre todo porque Menotti no puede ignorar que algunas cuestiones sucedidas previamente a su designación van en contra de sus principios dogmáticos tantas veces por él proclamados. ¿Menotti podría ignorar alguna de las siguientes cosas?:
1.- Que Lionel Scaloni, quien nunca había dirigido equipo alguno, era ayudante de Jorge Sampaoli y su designación va en el sentido contrario a sus lógicas afirmaciones de toda la vida pues para él la Selección Nacional siempre fue el pináculo de un conductor y nunca el comienzo,
2.- Que todos los miembros del cuerpo técnico que fue al Mundial de Rusia –menos los hermanos Desio que siguieron con Sampoli pues fue el hombre que les dio la chance de trabajar– renunciaron a la AFA menos Scaloni, en una actitud ética que antes hubiese merecido una dura crítica de su parte,
3.-Que una vez confirmado por Claudio Tapia, el nuevo técnico de la Selección Mayor, Lionel Scaloni, pidió para conducir a la Selección Sub 20 a su confiable amigo Lucas Bernardi,
4.- Que Tapia le dijo a Scaloni que le parecía bien pero que había que esperar la reacción de la prensa. De inmediato los medios cuestionaron la potencial designación de Bernardi y Tapia le explicó: "Yo te quiero a vos, pero tengo mucha presión mediática, no puedo". Ante tal situación el presidente de la AFA le ofreció a Lucas Bernardi ser ayudante de campo de Scaloni, propuesta que no fue aceptada,
5.-Que esa categoría, la Sub 20 (que se halla compitiendo en Chile) le fue ofrecida finalmente a Fernando "Bocha" Batista – ex Ayudante de Claudio Úbeda- quien se hallaba dirigiendo en Armenia por recomendación de un influyente dirigente,
6.- Que Roberto Ayala fue designado ayudante de Scaloni, a pesar de las preferencias de éste, por indicación de un funcionario del Gobierno Nacional, y que Jorge Burruchaga sigue siendo el "manager" por imposición de uno de los más altos dirigentes de la AFA, presidente de un enorme club,
7.- Que Jorge Burruchaga continua siendo el nexo entre el cuerpo técnico y el presidente de la AFA, y que continúan en funciones Diego Placente en la Sub 15, Pablo Aimar en la Sub 17, Fernando Batista en la Sub 20, Walter Samuel y Roberto Ayala como ayudantes de campo de Scaloni en la Mayor, único caso de la historia en que los ayudantes tienen más trayectoria y prestigio que su Jefe. No es todo por cuanto los cuerpos médicos, los preparadores físicos, los entrenadores de arqueros, los editores de video, los asistentes de utilería, los funcionarios del Departamento de Selecciones Nacionales ya están en funciones, ¿Menotti se habrá preguntado de qué manera insertarse en ese multitudinario organigrama nada menos que como el Director de todos?
Claudio Tapia, en cambio, tenía más clara su estrategia surgida azarosamente. Desde la confortabilidad de su nuevo domicilio en un Country de Cardales, el presidente de la AFA debía responderle a César Mario Menotti, hijo del Flaco, sobre la validación por parte de la AFA del título de director técnico, preparador físico o entrenador de arqueros que habrían de egresar del curso on-line dictado por la Escuela de Entrenadores César Luis Menotti.
El mismo ya estaba en marcha con enorme éxito en todo el país pero le faltaba el reconocimiento de la AFA. Más aún, tan pronto la Escuela de Entrenadores de Menotti obtuviera tal aprobación nacional, sobrevendría el reconocimiento inmediato de la Conmebol para que el título se reconozca oficialmente a toda Sudamérica. Casualmente en la Conmebol trabajan y gravitan dos rosarinos: la abogada Carolina Cristinziano (ex miembro de la Intervención de la AFA en 2016) y su esposo Gonzalo Belloso quien es Director de Desarrollo de la entidad. Estos altos funcionarios están muy identificados con el sentimiento que implica Rosario Central púes Belloso fue un jugador muy valorado y Cristinziano una emblemática figura de su hinchada.
Resulta legítimo suponer entonces que este saludable emprendimiento de los Menotti fuera impulsado desde Asunción hacia la AFA. Y que Claudio Tapia accediera a darle aprobación. Tal coincidencia provocó el encuentro entre el Flaco y el Chiqui. Y de ese reencuentro en el cual Menotti se disculpó de algunas declaraciones en contra de la AFA como lo del predio de entrenamiento en Marbella, Tapia elaboró una estrategia que le resolvía varias cuestiones a la vez:
a) Se posicionaba como el actor mandante en la AFA sobre Daniel Angelici quien había mencionado públicamente a Marcelo Gallardo como "el técnico ideal para este momento de la Selección Nacional",
b) El prestigio de Menotti galvanizaría cualquier fracaso de la Selección en la Copa América y lo obligaría, en tan indeseado caso, a proceder con Scaloni explicándoselo a la prensa y,
c) Acercarse a Menotti también significaba para Tapia, "alejarse del grondonismo (y por ende del bilardismo)", toda vez que fue el fallecido presidente quien no le renovó el contrato –en dolares- tras el Mundial del 82′ generando una controversia jamás resuelta.
La experiencia nos indica que estas hipótesis son sólo especulaciones. En términos reales el Director de las Selecciones Nacionales es el presidente de la AFA. Ningún aspecto podría elevarlo tanto como triunfos de la Selección Nacional y en el sentido contrario nada lo desgastaría más que las derrotas. De tal manera cada presidente de Federación, Liga o Asociación sabrá que la selección nacional es una cuestión suya, de su absoluta responsabilidad y con un costo político que ninguna estrella por más prestigio que ostente podrá amortiguar.
En este esquema no se advierte el espacio para que el Flaco actúe. Menotti es el cien por cien de todo o no es nada. ¿Qué va a hacer como primer acto, echar a Scaloni si nos va mal en Brasil? Luego, si así fuera, ¿será él quien designe a un sucesor o será el presidente de la AFA? ¿Tapia y Menotti coincidirían en el candidato? ¿Ellos piensan igual? Y en caso de no ser así, ¿cuál es la opinión de mayor peso? Desde el punto de vista institucional ninguna opinión podrá estar jamás por encima de la figura presidencial. ¿Aguantaría esto Menotti? En su carrera hay más antecedentes de dimisiones por desacuerdos con los dirigentes que de resignaciones para lograr acuerdos.
Por la mesa que Menotti preside todos los miércoles al mediodía en un restaurante italiano de la calle Libertad pasan ex jugadores, técnicos, periodistas, preparadores físicos, ex entrenadores, todas son figuras de gran prestigio. Podrían ir a escuchar y a aprender con Menotti desde Juan Román Riquelme, los mellizos Barros Schelotto o Jorge Almirón hasta los amigos de siempre: Ruben Rossi, Mauro Navas, el Profesor Signorini entre tantos. Pero en cambio no se recuerda que alguna vez haya ido alguno de la veintena heterogénea de técnicos que compondrán su staff profesional en Ezeiza. Hoy Barros Schelotto o Jorge Almirón están más identificados con Menotti que cualquiera de los técnicos con quienes trabajará en Ezeiza.
El límite de un líder de grupos es el coraje y la convicción de su respaldo, el presidente. Lo demás son palabras que seducen como "proyecto", explican como "estamos en el camino", ilusionan como "cada día jugamos mejor" o siembran fe como "ya encontramos el equipo". Todo abstracto.
Tapia no designó a Menotti por necesidad o por empatía; lo sumó por conveniencia.
Tapia tenía seis años cuando Menotti lograba el campeonato con el inolvidable Huracán del 73′ y once cuando Argentina ganaba el Campeonato Mundial del 78′. ¿Cómo sería un debate futbolístico entre ambos ante cualquier divergencia?.
Menotti no hará el trabajo que Tapia supone: no echará a nadie, no aceptará a nadie que él no designe ni seducirá a la prensa, todo lo contrario.
No existe ninguna posibilidad de convivencia pues son muy distintos en todos los aspectos.
Una pena, otra ilusión que se va…