El reloj marca las once de la mañana en el campo de deportes Alfredo Palacios, ubicado en Luis Guillón, al Sur del Gran Buenos Aires. Desde la cancha número dos se escucha un silbatazo profundo que marca el final del ejercicio. Los jugadores de Banfield, divididos en dos grupos, intercambian posiciones: los que estaban haciendo trabajos físicos van a hacer movimientos con pelota y viceversa.
Quién alienta a los futbolistas y les da indicaciones ante la supervisión de Hernán Crespo es el Profe Alejandro Kohan, quien acompaña al flamante DT del Taladro en esta aventura. Si bien el entrenador es la cabeza del cuerpo técnico y quien toma las determinaciones sobre su plantel, durante la pretemporada la figura del preparador físico se impone ya que es este quien debe poner en óptimas condiciones a los jugadores para afrontar la temporada.
El reconocido PF volvió al ruedo luego de su último paso por Independiente junto a Ariel Holan, cuando se desvinculo del club de Avellaneda en diciembre del 2017 tras conseguir la Copa Sudamericana. Lo ocurrido con el técnico del Rojo prefiere dejarlo atrás y no reavivar la polémica.
La presencia de GPS's, drones y un apto grupo de analistas de video ya no es una sopresa en el contexto de trabajo que se maneja Kohan. Su vasto conocimiento en la puesta a punto física, como en la técnología ligada al deporte y sus métodos de coaching son algunos de los atributos que hacen que su labor sea tan reconocido en el mundo de la pelota y lo identifiquen como uno de los mejores en su rubro.
-¿Cómo se siente volver a trabajar en el fútbol de Primera División?
– Es una alegría porque ya llevaba un tiempo sin estar en contacto diario con un plantel de jugadores y la verdad que ya lo extrañaba. También es una sensación muy linda volver a Banfield, que es un club que quiero mucho y en el que tuve dos periodos donde la pasé bárbaro. Siempre me trataron muy bien acá, tanto a nivel humano como profesional. Es un club en el que me siento como en mi casa.
-¿Qué crees que aportas a cada plantel que tenés a cargo?
– Mi objetivo fundamental en cuanto a mi función es poder ayudar al técnico, a todo el cuerpo técnico y sobre todo a los jugadores, a definir sus objetivos y sus metas. Me gusta ir desde ese estado en el que se encuentran cuando empezamos el proceso hacia un estado deseado que ellos elijan. Trato de transitar este camino como un momento de crecimiento y transformación, sobre todo en lo personal, como búsqueda de una convivencia de grupo, de tener valores firmes que definan ellos mismos, sobre misión y visión del grupo -que también tiene que estar definida por ellos-. Una vez que esto está claro, hay que ir juntos hacia los objetivos y metas, tanto grupales como individuales, para que puedan crecer.
-¿Qué lugar ocupa en tu trabajo la técnología y para qué la usas?
– La tecnología es una herramienta que hoy en día sirve para todos los procesos pedagógicos y didácticos, porque el entrenamiento no deja de ser eso. Nos aporta como medio una mejora en la calidad del proceso. Por un lado los GPS's nos dan mucha información acerca del monitoreo de la carga diaria del entrenamiento, de la demanda que tienen los partidos para cada jugador, y con eso personalizamos suplementos analíticos de entrenamiento en base a la necesidad de cada uno. Después, el drone y el video analisís le da herramientas al entrenador para dar explicaciones sobre diferentes situaciones de juego, tomas de posición, diferentes movimientos que tenga que hacer el equipo durante las transiciones de juego. El plano de observación que da es muy claro cuando se le muestra a los jugadores en una pantalla todas las situaciones y líneas de pase que en su plano horizontal no las pueden ver.
-Vos hacés mucho hincapié en el aspecto mental de los jugadores ¿Pensás que es igual o más importante que la parte física?
– El proceso es integral, se entrena lo técnico, lo táctico, lo físico y lo emocional al mismo tiempo. Pero siento que el entrenamiento emocional ocupa un lugar muy trascendente porque el cómo se siente una persona consigo misma es muy determinante en como va a rendir en su vida, no solo en lo deportivo. Una persona que se siente en eje, sintonizada, con claridad de objetivos y estable emocionalmente en un mundo tan inestable como lo es el fútbol tiene posibilidades de tomar mejores decisiones. Entonces el entrenamiento emocional sin dudas genera empatía con el grupo, mejora la calidad de las relaciones humanas y desarrolla una plataforma de afectividad en donde hay mucho compromiso de ayudarnos unos a otros. Esto es como entrenar, por así decirlo, toda la energía que genera las interacciones de grupo y que esas energías sean positivas para que el propio grupo se acerque a lo que quiere alcanzar.
Kohan se desempeña como profesional desde 1988. En sus inicios se ligó al hockey, luego pasó por el basquet y el fútbol juvenil. Fue Luis María Bonini quien lo introdujo al fútbol de Primera en 1994, cuando integró el cuerpo técnico de Carlos Timoteo Griguol. Con más de treinta años en el rubro, el Profe se fue adaptando a la evolución del juego y a los métodos de preparación física. "En mis inicios yo priorizaba en los jugadores todo lo que sucedía del cuello para abajo pero después con el tiempo fui tomando conciencia de que lo trascendental pasa del cuello para arriba, tanto en el plano cognitivo como en el emocional. Entonces ahí busqué formarme y estudiar para tener cada vez más herramientas como preparador físico pero que me ayuden también a entrenar aspectos emocionales dentro de mi espacio de trabajo. Esto me hizo ver que se producen cambios que son muy importantes, sobre todo en la vida de los jugadores. En definitiva somos seres humanos que trabajamos en el fútbol y detrás de cada uno hay un ser humano que siente, que tiene dudas, certezas e inquietudes. De esta manera, hay que poder ayudar a los deportistas para que encuentren dentro de ellos los recursos para no perder el foco y aumentar su rendimiento", detalló en un mano a mano con Infobae.
-¿Cómo se hace para aislar al jugador de fútbol del ser humano?
– No se trata de aislarlo de su humanidad, sino conectarlo y encontrar recursos dentro de él que le permitan resetear el sistema cuando se pone muy complejo. Es como cuando el teléfono no te responde y tenés que apagar el sistema para que se recargue y vuelva a funcionar. Hay que encontrar dentro de uno ese botón que ayude a resetear el sistema cada vez que uno lo necesita.
– El coaching en el deporte es cada vez más común. Varios jugadores lo hacen de manera individual pero vos lo implementas con tus planteles en grupo. ¿Qué buscas con esta práctica y qué trabajas con los jugadores?
– Vamos haciendo un proceso en el que primero se trata de definir los objetivos y metas en los distintos dominios de la vida de cada uno. Se trata de ver qué te está separando de tus objetivos y cómo puedo desarticular o avanzar sobre mis metas para alcanzarlas. Para esto hay que revisar si uno es coherente entre lo que dice y lo que acciona. Tratamos de definir y observar qué tipos de conversaciones internas tiene cada uno. Buscar qué recursos pueden llegar a ayudarme para acercarme al objetivo. Es un proceso de crecimiento en el que yo crezco muchísimo escuchando a los jugadores. Las sesiones de coaching prácticamente las van armando el propio grupo con los disparadores que ellos mismos ponen arriba de la mesa. La verdad que se genera un espacio en el que es muy importante escuchar al jugador. La escucha hace que uno detecte un montón de situaciones en donde uno puede después intervenir y ayudar.
-¿Qué te atrajo del proyecto de Hernán Crespo y cómo los dos terminaron eligiendo a venir a Banfield?
– Con Hernán estuve el año pasado en Europa, cuando fui a ver a distintos entrenadores y cuerpos técnicos. Fui a Italia, tuve una reunión en Parma con él y me manifestó que quería ser entrenador aunque en ese momento era dirigente del Parma. Su intención era dejar esa función en un futuro y avisarme si yo estaba disponible para trabajar con él. En noviembre me llamó y le dije que si. Luego, surgió la posibilidad de venir a Banfield, que a mi me cerraba por temas familiares también, y así se dio esta oportunidad linda que empezamos a transitar ahora.
-¿Qué clase de relación tenés con Crespo y que visión futbolística comparten y quieren trasmitirle a este plantel?
– Lo veo como un entrenador joven y con un potencial enorme para desarrollar. Jugó al fútbol al más alto nivel y en los mejores equipos del mundo, en los que tuvo a grandes entrenadores que lo marcaron mucho. Su propuesta de juego es que el equipo busque protagonismo, sea dinámico e intenso. Me gustó su idea y la valoro. Eso me sedujo, como en su momento me pasó con Matías Almeyda. Tienen ideas similares en cuanto a la propuesta y por eso acá estoy.
-¿Qué desafío presenta este Banfield y qué objetivos tienen?
– El objetivo más cercano y concreto que hay ahora es pelear la posibilidad de entrar a la Copa Sudamericana. Tratar de hacer la mayor cantidad de puntos posibles en estas diez fechas que restan y ver si podemos estar entre los puestos de clasificación. Eso sería algo muy importante para el club.
– A lo largo de tu profesión, ¿qué entrenador con el que trabajaste te marcó más?
– Realmente de todos fui tomando cosas y aprendiendo. Estuve con gente de mucha experiencia en el fútbol. Empecé con Griguol en Ferro que marcó una línea de trabajo durante muchos años. Y después con todos los que seguí ligado a este deporte fui observándolos y viendo distintas cosas que incorporé. De César Menotti me impactó la capacidad de seducción y de claridad para transmitir una idea durante el tiempo que estuve con él en Independiente. De Daniel Passarella me atrajo su personalidad enorme que redoblaba ante cualquier circunstancia. Alejandro Sabella era una persona muy analítica y sumamente inteligente. Jorge Burruchaga era un tipo con muchísima claridad para ver el juego. Almeyda tambiém tenía muchísima personalidad y se puso a River a los hombros en un momento dificilísimo, tuvo el coraje para sacar al equipo del peor momento de su historia. Hoy es sin dudas uno de los grandes entrenadores que tiene Argentina. De Hugo Tocalli vi el gran ojo que tiene para detectar jugadores. De cada uno fui tomando recursos… Y con Ariel tengo que reconocer que aprendí mucho. Empece en el hockey con él y me quiero quedar con todo lo positivo de lo vivido. Sin dudas cuando yo aposté arrancar con él es porque le vi las condiciones de técnico y crecí mucho profesionalmente a su lado.
Tengo que reconocer que con Holan aprendí mucho. Sin dudas cuando yo aposté arrancar con él es porque le vi las condiciones de técnico y crecí mucho profesionalmente a su lado.
-¿Con qué te quedas de tu último trabajo en independiente?
– Tengo los mejores recuerdos del club. Fue mi segundo paso por esa institución y es un lugar tremendo, muy grande y con mucha historia. No es chiste lo de Rey de Copas. Siempre me han tratado de maravillas, la pasé muy bien con el grupo que me tocó y el logro de haber ganado la Sudamericana en el Maracaná contra el Flamengo va a ser un recuerdo eterno para todos los que lo vivimos y participamos. Es un club que quiero mucho.
La práctica termina después de unos minutos de partido en espacios reducidos. El plantel de Banfield se junta debajo de un árbol, con la intención de conseguir un poco de sombra, para realizar la elongación final. Mientras los jugadores estiran los músculos, el Profe Kohan se acerca a cada uno y le agradece por el esfuerzo y la intensidad puesta en la práctica. Sabe que el bienestar del grupo es igual de importante que su preparación física. "Primero está mi familia pero después, el fútbol. Es una pasión poder trabajar de esto. Lo único que me interesa es poder ser hasta el último día Preparador físico", concluyó antes de irse a almorzar con sus dirigidos, ya que por la tarde afrontarán el segundo turno de entrenamientos.