La conferencia de prensa se desarrollaba con total normalidad. La palabra de Daniel Angelici y Nicolás Burdisso formaron parte de un protocolo hasta el momento en el que los periodistas le hicieron sus respectivas preguntas a Gustavo Alfaro en su presentación como nuevo entrenador de Boca.
Las consultas sobre el aspecto futbolístico, expectativas y objetivos para el 2019 pasaron al olvido cuando un cronista tomó el micrófono: "Usted dijo que el fútbol argentino le daba asco, y que siempre aspiró a llegar a lo más alto del fútbol, ¿debería preocuparse la dirigencia de Boca por si el día de mañana lo llaman del Real Madrid ó el Manchester United?"
Incómodo, pero preparado, el ex DT de Huracán apeló a su machete donde tenía la base de la Ley de Contrato de Trabajo para responder. Tras enumerar lo que logró en la entidad de Parque Patricios, los resultados deportivos conseguidos y las ventas de los jugadores quemeros que generaron un impulso en la economía del club, también cuestionó la presunta traición que tuvo con su ex equipo.
"Cuando me hicieron la propuesta, la medité mucho. La consulté con muchas personas de más experiencia, con jugadores y con el presidente de Huracán. También lo hablé con mi familia, y no hubo una persona que me dijera que no la tome", comenzó explicando Alfaro y agregó: "Más allá de eso, también me asesoré legalmente y mi vinculación se regía por lo que establece el contrato, porque todo lo que no estaba en es contrato se regía por la Ley de Contrato de Trabajo. Yo no tenía una cláusula de rescisión".
"Ojalá Argentina sea un país con más gente exitosa, que exitista. Sería un país mucho mejor", concluyó Alfaro con "el purgatorio" que es el Xeneize, ya que en el club de la ribera "se vive el cielo o el infierno". Los aplausos de los presentes aprobaron la respuesta del nuevo entrenador de Boca.
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