Para que River y Boca jugaran en Madrid había que matar a Grondona: él jamás lo hubiera permitido

Ahora que todo pasó y que las heridas aún abiertas forman parte de una historia controvertida e inimaginable, hemos hecho un ejercicio periodístico: ¿qué hubiese ocurrido con Grondona vivo? ¿La final de la Copa Libertadores se habría jugado en Madrid? Las especulaciones, los razonamientos y las percepciones están en esta nota

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Pratto celebra su gol en
Pratto celebra su gol en el Bernabéu, mientras los futbolistas de Boca padecen (Foto: REUTERS/Javier Barbancho)

Esta nota trata sobre una "hipótesis" (suposición). Y hallará en muchos de los puntos de su desarrollo valor de "tesis" (opinión teorizada sustentada en razonamientos).

Si Julio Grondona no hubiese fallecido, el nudo inicial de esta locura que es la relación entre Boca y River se habría evitado. Veamos tres premisas:

1°) El inconcluso encuentro del 14 de mayo del 2015 no hubiera ido a ningún escritorio de la Conmebol pues el presidente de la AFA – desde el lugar que estuviese y por la vía que fuere- le habría ordenado al arbitro Darío Herrera y recomendado a los presidentes de ambos clubes que ese segundo tiempo – frustrado por el "gas pimienta" y con el resultado de 0 á 0– había que completarlo sí o sí esa noche o en las siguientes horas aún a "a puertas cerradas" , pero dirimirlo en el campo;

2°) Le hubiese pedido al responsable de la Seguridad de ese evento y a los Oficiales de la Conmebol que expulsaran del campo de juego de la Bombonera a toda persona que no fuera actor del partido y especialmente a aquellos que estuvieren vinculados a otros intereses como Alejandro Burzaco – por entonces CEO de Torneos- pues Grondona sabía mejor que nadie que Burzaco era "un dirigente de River en las sombras" y muchas veces debió frenar su pasión,

3°) Habría conferenciado con ambos presidentes ( Daniel Angelici y Rodolfo D'Onofrio) telefónicamente , vía "skype" o por video llamada para pedirles que el partido continuara una vez recuperados los jugadores de River que resultaron afectados bajo una sola consigna: " no se hagan los vivos ni quieran sacar ventaja, los puntos se ganan en la cancha".

Esta premisa hubiese ahorrado el costo político al que fue sometido Daniel Angelici por la Conmebol ante el "mundo Boca" ( bajo la presidencia de Juan Angel Napout) al darle el partido ganado a River en tiempo récord, sin derecho a defensa ni pruebas peritadas.

Aquella decisión generó más distancia en éste lamentable enfrentamiento institucional entre Boca y River.

Peor aún, la reacción política de Daniel Angelici fue pergeñar una Liga Sudamericana de clubes que se presentó el 19 de Julio de 2016 con 31 entidades presentes  Independiente y San Lorenzo desertaron) dispuestas a romper con la Conmebol – ya presidida desde el 26 de Enero de 2016- por Alejandro Domínguez.

La doctrina de la AFA presidida por Grondona priorizaba el resultado obtenido en el campo de juego y rechazaba toda gestión de escritorio por modificarlo. Hace poco el presidente de la FIFA, Gianni Infantino se expresó en el mismo sentido en declaraciones exclusivas publicadas por Infobae. En años anteriores lo habían afirmado sus predecesores Sir Stanley Rous, Joao Havelange y Joseph Blatter .

Un ejemplo, solo uno entre docenas que respaldan éste punto de acción de aquella AFA, fue lo ocurrido entre Huracán de Corrientes y River Plate el 13 de Noviembre de 1996. En tal oportunidad Huracán y River empataban 1-1 y al momento en que los correntinos marcaban su segundo gol (Sorin en contra), una objeto lastimaba al arquero Roberto Bonano de River Plate en su cabeza. El árbitro Javier Castrilli convalidó el gol, pero Bonano no pudo continuar por una manifiesta inferioridad física y el encuentro fue suspendido sin que el juego se reanudara desde el medio del campo.

Esa temporada, River conducido por Ramón Diaz se consagró campeón, viajo a Tokio, jugó con la Juventus la final de la Copa Intercontinental (0-1) y al regresar el Tribunal de Disciplina de la AFA, paradigma mundial por el sentido, contenido y calidad de su reglamento, lo obligó a jugar el segundo tiempo. Eso ocurrió 38 días después del lamentable suceso -21 de diciembre de 1996 con la temporada en receso y todos los planteles de vacaciones- y se mantuvo el 1-1.

Al desvirtuar el primer episodio, el del 2015, los siguientes sucesos vinculados con la última "Copa Libertadores" resultaran de inútil tránsito. No obstante, el juego de las hipótesis lo impone y por lo tanto habremos de seguir imaginando qué hubiese hecho el entonces presidente de la AFA. Veamos:

a) – Grondona no hubiera permitido el día del sorteo de la Copa Libertadores 2018 (20 de diciembre de 2017 en Asunción ) un fixture que posibilitara una final entre dos equipos de la AFA; su postura siempre fue que dos equipos argentinos se cruzaran como máximo en semifinales. Solía afirmar que "una final entre los nuestros siempre traería problemas…". No estaba equivocado.

b) – Se hubiese opuesto al VAR. Decía "La tecnología en el fútbol es como un revolver, la carga el diablo…".

c) – Habría acompañado al sorteo a los presidentes de los clubes participantes con despachos de su Gerente General respecto de la disponibilidad de fechas que no atentaran contra la disputa del Torneo Oficial de la AFA y las recomendaciones de su Director del Departamento de Legales –quien era un catedrático, docente, de enorme experiencia y gran reputación como el doctor Mario Schmoisman – con observaciones sobre el Reglamento de la Copa.

d.) – Difícilmente hubiese pasado inadvertido para los funcionarios o asesores de la AFA el artículo 18 del Reglamento de la Copa que preveía un "tercer país" para el caso de una contingencia extrema. Este punto está legislado para casos de catástrofes naturales, estados sociales emergentes o situaciones políticas que no garanticen seguridades civiles. Pero en ningún caso refieren a una situación como la que ocurrió en River.

e.) – Advertido que fuera Grondona a instancias de un abogado prestigioso, gerentes expertos (que afortunadamente están) y reglamentaristas probos, hubiera pedido a priori especificaciones sobre el punto. ¿ Quién hubiera dicho y quién hubiese aceptado entonces una sede en Europa o Asia para una final de Copa "Libertadores de América"? Nadie.

La suma de estos dislates, que bien pudieron ser previstos bajo la observancia de dirigentes experimentados, son solo una parte del inadmisible despropósito que dejó una Copa llena de irregularidades. Y que por ello debió declararse desierta.

Jugadores habilitados indebidamente (Bruno Zuculini, de River) entre otros, junto a otros inhabilitados injustamente (Carlos Sánchez, de Santos). También insólitos fallos de una Unidad Disciplinaria unipersonal (Amarilis Belisario) para el grave caso de la expulsión de Dedé (Cruzeiro). El defensor brasileño fue sancionado por el arbitro Eber Aquino con la tarjeta roja tras romperle la mandíbula a Esteban Andrada (19 de septiembre en la Boca) y antirreglamentariamente habilitado para la revancha en Belo Horizonte.

Frente a tal escándalo, Don Julio no hubiese sido un pasivo observador. En ninguno de los casos, pero especialmente en dos de ellos: en el de Anderson Vital Da Silva (Dedé), pues se vulneró flagrantemente el reglamento de la propia FIFA, que establece que cuando un jugador es expulsado debe cumplir cuanto menos una fecha de suspensión pues "la decisión del referí es final (no se modifica)", y en el de la persecución policíaca y denigratoria a Gallardo en el vestuario de River mientras cumplía una exagerada sanción impuesta por un tribunal rentado y por tanto dependiente.

Los festejos del plantel del
Los festejos del plantel del “Millonario” en un estadio impensado (Foto: REUTERS/Sergio Perez)

Avanzando en las hipótesis sin más sustento que el de la percepción y ya frente al hecho de Boca-River finalistas, estas son las cosas que Grondona no hubiese permitido:

1.- De ninguna manera habría admitido que Boca y River jugaran los días sábado 10 y 24 de noviembre de 2018, tal como se diera a conocer el 1 de noviembre de 2018 en Asunción. Los días destinados a los torneos de AFA eran "sagrados" para Grondona, Boca y River debieron jugar los miércoles 14 y 28 de noviembre, pues se realizaba una fecha FIFA en la semana intermedia.

2.- El sábado 10, al ver la lluvia desde cualquier ventana de su casa, hubiese ordenado suspender el partido antes de las 11 de la mañana para evitar que la multitud llegara vanamente a la Boca.

3.- El primer encuentro no se hubiese disputado el domingo 11 de noviembre toda vez que ese día jugaban Independiente-Belgrano a las 13 horas; Banfield-Lanus a las 15, y Racing-Gimnasia a las 19 horas. La AFA de entonces jamás hubiese cometido tal falta de respeto hacia sus clubes afiliados. Es por ello que estuvo muy bien la queja de la Superliga que fue desoída por la Conmebol ante una AFA nuevamente ausente.

4.- Antes de disputarse la revancha y teniendo en cuenta la presencia del presidente de la FIFA, Gianni Infantino y el de la Conmebol Alejandro Domínguez, la AFA hubiese puesto en marcha dos acciones: a) reunión con el Jefe de Seguridad de la AFA para que reporte sobre las previsiones del operativo de parte de las autoridades correspondientes, además de un contacto con la Policía, fuerza a quien la AFA le reconoce el dominio y experiencia en la calle y b) un operativo a través de Relaciones Públicas de AFA para tomar contacto con sus pares de River y saber cómo, por donde y a que hora llegarían Infantino y Domínguez y quien los recibiría oficialmente. Seguramente sería hacer ingresar a los huéspedes por la playa de Udaondo hasta conducirlos al palco por el anillo interno. De tal manera, como ya había ocurrido en oportunidades anteriores, los importantes dirigentes extranjeros quedarían a salvo de cualquier desagradable contacto con personas que masificadas se transforman en repudiables sujetos, cosa que lamentablemente ocurrió.

5.- Suspendido el partido, Julio Grondona se hubiese puesto al frente de la situación ante la Conmebol en su calidad de presidente de la institución a la cual están afiliados los clubes actores evitando que ambos presidentes profundicen cualquier enfrentamiento personal; el tema sobre la realización del encuentro, las posibles sanciones a River por la pedrea al ómnibus de Boca en las "adyacencias" y la designación de la sede para el segundo y definitivo encuentro entre River y Boca pasarían a ser un problema de AFA y esto incluiría invalidar todo "pacto" entre las partes y también la intención de Boca de presentarse ante el TAS. La AFA se pondría el problema al hombro hasta hallarle una alternativa preservando a River y a Boca de todo desgaste.

6.- Ese domingo, unas pocas y despreciables personas agredieron a Domínguez e Infantino acompañados por el verdadero presidente de la AFA, Claudio Tapia, quienes increíblemente llegaron a la playa de estacionamiento interna de River sin que nadie de Seguridad del club los recibiera. Luego caminaron solos y expuestos debajo de la San Martín Alta, lugar en el que fueron agraviados. Estaba claro que esto –algún día- tendría consecuencias pues estas víctimas guardaban para sí el inútil privilegio que da el poder mal entendido: la sanción "ejemplificadora". Esto que lamentablemente había ocurrido y tan rápido le daba la oportunidad a la Conmebol de "disciplinar" tal como lo está haciendo con diferentes federaciones afiliadas y en concordancia con la FIFA. A un dirigente como Grondona esta circunstancia no se le hubiese escapado. Y esa misma noche, después de disculparse públicamente, habría comenzado a tejer alianzas con otras federaciones, asociaciones o ligas del Continente para conseguir apoyos y evitar que un partido trascendente, fundamental e histórico salga de su país para ir al exterior. Les hubiera dicho algo así: " Mirá que si permitimos esto hoy con Argentina, mañana te sacan tu clásico y será una vergüenza para vos, para tu gestión y una humillación para tu país…"

7.- De ninguna manera Julio Grondona hubiese admitido que un Tribunal Disciplinario de la Conmebol integrado por Eduardo Gross Brown de Paraguay, Amarilis Belisario de Venezuela, y Cristóbal Valdes de Chile, reafirmaran con su fallo "a pedido" (29 de noviembre de 2018) la decisión de Conmebol de trasladar el encuentro al exterior tal lo anticipado por Alejandro Domínguez dos días antes (27 de noviembre de 2018) y anticipado públicamente en conferencia de prensa unas horas antes del obvio veredicto, una verdadera vergüenza.

El final queda abierto, pues el actor de la ficción podía imponer en la FIFA que todo este absurdo no fuera posible.

Quien haya conocido algo a Julio Grondona sabe que Boca y River hubiesen completado el segundo tiempo del 2015 en la Boca y que la final del 2018 se hubiese jugado en la Argentina– casi seguramente en River- o no la habrían jugado nunca.

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