¿Qué balance hace la Superliga de 2018?
En el balance hay cosas positivas y otras negativas. Se han incorporado nuevos sponsors que significan mayores ingresos para los clubes, se creó la Copa de la Superliga, que es un muy buen producto; cuatro equipos argentinos estuvieron dentro de los ocho mejores de Sudamérica y los dos mejores, River y Boca, juegan en la Superliga. Y, en cuanto a lo negativo, los factores externos, lo que sucedió con la Libertadores y la Conmebol terminó incidiendo en la competencia. En agosto del año pasado, las finales estaban programadas para el 7 y el 28 de noviembre de 2018. Y en 15 días borraron con el codo todo lo que decidieron. Conmebol realizó cinco cambios en la programación de la final en 40 días. Y afectaron un montón de partidos. Hubo que suspender por seguridad y lo que sucedió afectó el humor de todos. Se perdió lo bueno que había tenido el primer torneo, en el que habíamos alcanzado un 97% de eficiencia en la programación.
¿Pero no hubo comunicación con Conmebol para poder consensuarlo?
Escuchamos los rumores de que las fechas de la final podían cambiar y hablamos con la oficina de competencias de Conmebol y lo negaron. Después, cuando se confirmó que se iba a jugar el fin de semana, no nos avisaron. De cara a la edición del 2019, fuimos al sorteo para poder trabajar coordinadamente igual que lo hicimos el año pasado. Porque los cambios complican a toda la industria del fútbol argentino. Complica al periodismo, al entrenamiento de los equipos; no sólo a la Superliga.
Los cambios por la final de la Copa Libertadores provocaron, por ejemplo, un enfrentamiento entre San Lorenzo y Huracán por la fecha de disputa del clásico. Incluso, el presidente del Globo se quejó públicamente de la Superliga. ¿Cómo se manejó la programación de ese partido?
Buscamos explicarle a cada uno las decisiones. Ese partido estaba programado para un sábado. Por la suspensión del River-Boca, pasó para el domingo 25. Cuando Conmebol vuelve a programar la definición para el domingo 25, nos comunicamos con la Seguridad de la Ciudad para ver si se podía disputar igual ese día. Desde la Seguridad nos respondieron que no. Por reglamento, el clásico debía jugarse dentro de las 24 horas, es decir, el lunes 26. San Lorenzo no puede jugar de noche en su estadio, por lo que había que disputarse a las 17. Pero desde el Ministerio de Seguridad de la Ciudad nos señalaron que recomendaban que no se jugase por tres motivos. Primero, lo que había sucedido en el partido entre All Boys y Atlantya. Después, lo ocurrido en River-Boca. Y, por último, que tenían a los efectivos ya afectados al operativo del G-20. Eso fue el domingo a la tarde. En el medio, renunció Martín Ocampo, quien era responsable de la Seguridad. No era un contexto sencillo.
Pero en el medio apareció Huracán mostrando una carta ambigua del Ministerio de Seguridad, en la que aludía que recomendaba no jugarlo, pero al mismo tiempo decía que, si decidían hacerlo, brindaban el servicio.
Sí, pero como señalaste, era ambigua. Si pasaba algo, ¿quién era responsable? Si asumíamos la responsabilidad y pasaba algo, la Ciudad estaba habilitada para decir: "Nosotros recomendamos no jugarlo". Hubiera estado mal jugarlo. Además, no fue el único partido que se cambió de fecha o no se jugó por una recomendación de seguridad. Sucedió con un Colón-Unión o con un Rosario Central-San Martín de San Juan. Y no se habló tanto.
¿Qué ventaja representa la aparición de la Copa de la Superliga?
Representa más ingresos y el estreno de un torneo que cierra la competencia, que cubre el espacio entre el 14 de abril y fines de mayo. Además le otorga una plaza para la Copa Libertadores al campeón y una a la Sudamericana al segundo. Son muchos los ingredientes.
¿Puede servir como plataforma para que se intensifique el regreso de los visitantes?
La vuelta de los visitantes tiene relación con la decisión de los organismos de seguridad y la capacidad que tienen los clubes, porque muchos de ellos completan sus tribunas con los socios y abonados. Va a continuar dependiendo del diálogo entre las partes.
Con los cambios de programación de este año, ¿la Superliga dio un paso atrás respecto de la imagen de previsibilidad que había dejado en el certamen pasado?
Si miramos lo que era el fútbol argentino el año pasado, estuvo un mes y medio parado por falta de pago, no se sabía cuándo y dónde jugabas… No se perdió impulso. Se consiguieron más sponsors y los ingresos de los clubes se incrementaron un 50%, por lo que crecieron por encima del índice de inflación, algo que no sucedió en muchas industrias.
¿Cuánto influyó en las tesorerías de los clubes la disparada del valor del dólar y la retracción de la economía?
El 75% de los contratos de los futbolistas que juegan en la Superliga está en pesos y el 25%, en dólares. Ese 25% quedó afectado, pero la mayoría de las instituciones, al momento de hacer los acuerdos, le puso un tope al dólar o lo ató a distintas variables, como la cuota social. Sí hemos escuchado en las distintas reuniones que los directivos alertaron que disminuyeron los ingresos por cuota social o publicidad.
¿Qué piensan afuera del país del fútbol argentino?
Es un producto que les encanta a todos, pero muchos no entienden por qué no se ve más en Europa. El jugador argentino es muy reconocido, porque en todas las ligas dejan una buena imagen y son figuras. En el último tiempo me preguntaron más por las desaveniencias de la Conmebol que por las nuestras. El 30 de noviembre participé de una reunión con los titulares de las Ligas. Y los presidentes de la Bundesliga y de la Premier me preguntaron qué pasaba con la Conmebol, que a ellos con la UEFA no les podía pasar lo de los cambios de día de competencia. Nosotros, por nuestra parte, sabemos que nos falta trabajar más el tema de los horarios. Cuando un posible oferente ve que no sos previsible, compra otra liga. Tenemos que presentar campos de juego acordes. Y brindar más y mejor información por fuera de lo que sucede en los 90 minutos, con estadísticas de los jugadores y de la competencia, algo que no existía y ahora la Superliga está brindando.
¿Cuáles son los objetivos de la Superliga para 2019?
Seguir trabajando en la previsibilidad de la competencia, en el control económico-financiero y en la infraestructura de los estadios. Con el Ministerio de Seguridad se empezará a empadronar a los hinchas en pos de que se sientan más resguardados. Y se seguirán buscando nuevos ingresos a través de los sponsors.
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