La frase la pronunció, por lo bajo, uno de los futbolistas mientras caminaba por una de las playas que están a 200 metros del hotel Shangri-La, donde se aloja el plantel de River en Abu Dhabi. "Si estuviéramos esperando la final contra el Real Madrid, no hubiéramos tenido ni loco la tarde libre", afirmó, con una extraña mezcla de relajación y lamento por el partido perdido el martes ante Al Ain, en una de las semifinales del Mundial de Clubes.
En efecto, el plantel del Millonario se dividió en tres partes para pasar el jueves en Emiratos Árabes Unidos: algunos, como Jonatan Maidana, Lucas Pratto, Milton Casco y Jorge Moreira, optaron por hacer 130 kilómetros en auto para ir a pasear a Dubai, una ciudad seductora si las hay; otros, como Gonzalo Martínez y Camilo Mayada, fueron al Ferrari World, uno de los principales atractivos de Abu Dhabi; y otros, como Leonardo Ponzio, Ignacio Fernández e Ignacio Scocco, prefirieron quedarse junto a sus familias a tomar mates pisando arena con vista a la mezquita de la ciudad y a las aguas del Golfo Pérsico, a unos 600 metros de la concentración.
La caída de tensión también se percibe en el cuerpo técnico que comanda Marcelo Gallardo, consciente de que lo más importante (la consagración en la final de la Libertadores ante Boca) ya pasó y que el impensado traspié ante Al Ain por penales modificó de plano los objetivos en el Mundial de Clubes. River quiere ganarle este sábado a Kashima Antlers el partido por el tercer puesto, pero a sabiendas de que una victoria será como izar la bandera en un día patrio y de que una caída transformará a este Mundialito -como le dicen los españoles- en un episodio olvidable que de ningún modo tapará la historia.
Por eso, Gallardo y todos sus colaboradores fueron a ver el miércoles la victoria 3-1 del Real Madrid ante el conjunto japonés pero el jueves optaron por relajarse un poco y, por caso, ir a conocer la mezquita de Abu Dhabi o sentarse a tomar un café contemplando la caída del sol a metros de la pileta del hotel, con una vista de película: mar, palmeras y la ciudad iluminada de fondo.
Los planes para el viernes son idénticos, luego del entrenamiento en la cancha de las Fuerzas Armadas de Abu Dhabi: paseos por la ciudad, viaje a Dubai o encuentros familiares porque muchos están aquí con sus seres queridos.
El objetivo deportivo en el Mundial de Clubes quedó relegado a un segundo plano desde el momento en que Enzo Pérez erró el penal que sentenció la serie contra el ignoto y sorprendente Al Ain, que ya había dejado en el camino a Team Wellington, de Nueva Zelanda, y a Esperance, de Túnez.
El plantel ahora quiere jugar ya mismo ante Kashima Antlers y volver a Buenos Aires para celebrar la obtención de la cuarta Libertadores de la historia, ante Boca, junto a la gente en el Monumental el domingo por la tarde, al llegar desde Emiratos Árabes. Los festejos en el estadio serán el último compromiso que tendrá el plantel antes de comenzar las vacaciones, que se extenderán hasta el 5 de enero para luego iniciar la pretemporada en Punta del Este hasta el 17 de ese mes.
Después de un año en el que tuvo la "guardia alta" casi permanentemente, River la bajó aquí en Emiratos Árabes tras quedar el objetivo deportivo relegado a un segundo plano. Entre túnicas, lujos y turbantes, vive una experiencia mucho menos gratificante de lo que todos en el club esperaban.
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