Días atrás se dio a conocer que la Liga Casildense de fútbol autorizó a Candelaria Cabrera, de tan solo ocho años, a participar de sus torneos infantiles hasta que cumpla los diez. El anuncio coronó una lucha que se había emprendido meses atrás, cuando a la pequeña (que juega en el club Huracán de Chabás) le habían impedido seguir practicando el deporte que ama con sus compañeros debido a que la reglamentación establecía que los equipos debían estar solo conformados por varones.
A raíz de este logro -que se alcanzó gracias al compromiso de muchas futbolistas de la Argentina-, la jugadora Macarena Sánchez fue más allá y planteó una pregunta que generó un profundo debate en las redes sociales: ¿el fútbol profesional debería ser mixto?
Para la futbolista de la UAI Urquiza, el último campeón del torneo de Primera de AFA y reciente representante nacional en la Copa Libertadores femenina, que varones y mujeres convivan dentro de una misma cancha es una opción posible en un futuro, algo que solo podrá alcanzarse si se producen determinados cambios sociales y culturales que garanticen un acceso equitativo para ambos géneros a la práctica deportiva desde una temprana edad.
"Considero que la mujer tiene las condiciones para enfrentarse a cualquier hombre en cualquier deporte y que estos no deberían ser divididos por género. Soy consciente de que hoy en día eso no se puede hacer porque la mujer no está al mismo nivel, pero eso es porque no tiene el mismo entrenamiento que un futbolista varón. En un futuro, cuando las mujeres tengan el mismo entrenamiento que los varones desde los niveles iniciales, juveniles y en las escuelitas, sí va a poder ser", dijo Sánchez en diálogo con Infobae.
La delantera explicó que las diferencias entre las capacidades físicas y técnicas de futbolistas varones y mujeres parten del hecho de que, por ciertos tabúes y estereotipos negativos, ellas se insertan en el mundo del deporte mucho más tarde. En su caso, recién comenzó a entrenar seriamente a los 20 años, cuando se mudó a Buenos Aires desde su Santa Fe natal.
Las disparidades físicas entre los géneros no son un argumento válido, según la visión de la jugadora de la UAI, para impedir que varones y mujeres jueguen juntos.
"El Kun Agüero debutó en Primera con 16 años y se enfrentaba a jugadores de 30 o 35. Entonces, ¿por qué él puede y una mujer no? En ese caso, él también estaba en inferioridad de condiciones físicas", estableció Sánchez a modo de comparación. Y, en ese sentido, agregó: "Todos argumentan que no es posible porque el hombre es más fuerte o más rápido o porque la mujer puede salir lastimada en un choque. La realidad es que eso pasa entre varones también: hay unos más rápidos que otros y unos más fuertes que otros. Me parece que la cuestión no pasa por un tema de físico".
El debate que planteó la santafesina generó decenas de respuestas. Algunas fueron propuestas superadoras y aportes a la discusión, mientras que otras fueron ataques y comentarios discriminatorios.
"Hubo algunas respuestas insólitas. Por ejemplo, uno me dijo que no iba a ser posible el fútbol mixto porque qué pasaría si hay una pelea y un varón le pega a una mujer. Hay algunos argumentos muy machistas", planteó Sánchez.
Y, respecto de las devoluciones positivas, comentó: "Me dijeron de armar una liga paralela, como sucede en el tenis que hay competencias mixtas, y me pareció buena idea. Yo planteé que, en ese caso, debería ser obligatorio por reglamento incluir a la mujer porque si lo dejás a libre elección de cada equipo, la realidad es que ninguno va a poner mujeres. La mayoría de los que se mueven en el mundo del fútbol tienen un pensamiento machista y por eso estaría bueno establecer un cupo femenino desde lo reglamentario. Hoy hay muchos clubes que ni siquiera tienen equipos femeninos y tampoco pondrían mujeres en un equipo de varones. Está bueno que se arme el debate, a mí me gustaría verlo en un futuro".
Diego Martínez es preparador físico y, a lo largo de su carrera, ha trabajo con futbolistas varones y mujeres. Desde su mirada, aun cuando las cuestiones vinculadas a los táctico y al conocimiento del juego sean iguales, lo físico siempre marcará una distancia entre los géneros.
"Las planificaciones y las valencias físicas son iguales. Lo que cambia es la intensidad o los tiempos que se buscan. Eso es por una cuestion fisiologica, no porque (las mujeres) puedan o no hacerlo. Por ejemplo, se hacen pasadas y se sabe que ellas van a tardar un poquito más, pero los ejercicios son iguales", precisó Martínez, que actualmente es parte del cuerpo técnico del equipo femenino del Club Atlético Atlanta, que milita en la Primera División de AFA.
Según el especialista, la fibra muscular y las cuestiones hormonales son los fundamentos a través de los cuales los varones sacan ventaja en cuanto a la fuerza. Sin embargo, no dejó de reconocer que las disparidades en los momentos de inicio en el deporte también juegan un papel clave.
"Si se hace un trabajo de fuerza, los resultados van a ser diferentes por la formación física de cada uno. El hombre tiene más fuerza y más velocidad, lo que no quita que una mujer tenga más o menos posibilidades que hacer las cosas. Lo que varía es el resultado por una cuestión propia de la constitución física. Pero también es notorio cómo resuelven o no ciertas situaciones aquellos y aquellas que juegan desde chiquitos y los que no", sostuvo.
En ese sentido añadió: "Yo trabajé con jugadores de élite como Gonzalo Higuaín y los ejercicios que hace son los mismos que hacen las chicas de Atlanta. La diferencia es la intensidad por una cuestión de contextura física y también porque él viene con un armado de 15 años atrás. A la parte genética se le suma el trabajo que ya se tiene o que no se tiene".
En Argentina el fútbol femenino es amateur y las jugadoras llegan a los clubes con muy poca preparación física y técnica. Mientras los varones juegan con una pelota casi desde que dan sus primeros pasos, ellas entran en contacto con el deporte mucho más tarde. Este condicionamiento es lo que hoy marca la mayor distancia en el nivel de la competencia.
De todos modos, Martínez se ilusionó con que, a través del respaldo y la inversión de las diferentes entidades, esta tendencia pueda revertirse: "Tenemos que tener muy buena base. Eso va a llevar mucho tiempo y se necesita de mucho apoyo de los clubes. para que el nivel competitivo sea como el de las grandes ligas como Suecia o Estados Unidos. Si bien no llegan a la potencia o la velocidad del fútbol profesional masculino, las jugadoras de esos países tienen un cambio más, una aceleración mayor y un poco más de fuerza".
Esta propuesta de fútbol mixto (a futuro) también puede abordarse desde el rol que cumplen las instituciones que rigen el deporte y cómo sus directivas inciden en la práctica concreta de las disciplinas.
"(Jugar en equipos mixtos) debería plantearse en todos los deportes, sería un cambio a nivel institucional desde la organización de los comités y los organismos internacionales. En el Foro de Olimpismo y Acción del COI, que fue en octubre pasado, ni siquiera se planteó la posibilidad de qué hacer con los y las deportistas trans, por ejemplo, aunque el debate por géneros estaba en el aire. La consigna sigue siendo 'incluir a las mujeres' y trabajar por la igualdad, pero en el terreno profesional se sigue pensando en los condicionamientos biológicos", señaló la antropóloga e investigadora del Conicet Nemesia Hijós.
Los cambios, como podría ser la creación de un ámbito en el que varones y mujeres compitan a la par, generalmente se producen "de abajo para arriba". "A veces parecería ser que estas grandes instituciones vienen un paso atrás en todo y se ajustan a partir de lo que negocian con las luchas y los reclamos de la sociedad civil. Por ejemplo, la presión por la inclusión del fútbol femenino por dictamen de la Conmebol", apuntó Hijós, especialista en estudios sobre Género y Deporte.
La antropóloga hizo referencia a una reglamentación que ya existe y que podría ser la piedra fundamental para pensar en el deporte mixto. En diciembre de 2013 se dictó una resolución de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires que postula la integración de los grupos en las clases de deportes en las escuelas sin distinción de sexo. Sin embargo, en la práctica se genera tensión para su aplicación.
"Es clave el rol de las grandes instituciones para moldear imaginarios y establecer subjetividades. Son los primeros grandes educadores", recalcó, dejando en claro que una práctica deportiva mixta desde la escuela podría extenderse a los clubes y redundar en una transformación en muchas otras instancias de la vida social.
Hijós se animó a ir más allá y planteó un nuevo interrogante: ¿Las mujeres realmente quieren ser parte del sistema y de las estructuras (del deporte en general y del fútbol en particular) tal cual se presentan hoy en día?
"Tenemos que empezar a generar desvíos, nuestras propias estrategias y formas de organización que luego serán validadas (o no) por los grandes organismos", apuntó y, al mismo tiempo, hizo hincapié en la necesidad de "nivelar la cancha" para el género femenino a través de ciertas pautas como "generar condiciones de equidad, igualdad de condiciones, democratización de conocimientos, hacer extensiva la participación y romper con estereotipos históricamente reproducidos".
"Si la lucha es 'por adentro' (del sistema), las Secretarías de Géneros y las comisiones que se están creando y multiplicando dentro de los mismos clubes ayudarán para activar estos debates, para poder cuestionar y tensionar con las y los dirigentes cómo organizar este nuevo deporte desde las propias instituciones. Ganar representatividad en las comisiones directivas y obtener reconocimiento y financiamiento puede dar la posibilidad para la apertura a la práctica mixta desde los propios clubes", se esperanzó la antropóloga.
El fútbol femenino -con la reciente clasificación de la Selección al Mundial de Francia 2019– crece a pasos agigantados en la Argentina. Cada vez hay más varones y mujeres que se juntan para jugar mezclados, es un fenómeno que puede verse en las canchitas de todo el país. Las nenas, además, se están sumando a más corta edad a la práctica del deporte. Nada impide pensar que el fútbol mixto pueda ser una posibilidad en el futuro. Se necesita del compromiso de los distintos actores y de las instituciones para romper las brechas que hoy bloquean ese desarrollo.
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