Era el camino a la gloria. La ilusión de brillar en Europa. El intento de alcanzar lo que lograron las figuras internacionales que encandilan al mundo con sus goles en las mejores ligas del planeta. Sin embargo, el sueño se convirtió en pesadilla.
Brandon Quintana y Nacho Albornoz formaron parte de un proyecto liderado por Javier Castrilli, y su socio Hugo Mario Yamada, que concluyó de la peor manera para los jóvenes de 19 años, quienes "fueron abandonados" en España y todavía se encuentran en Asturias sin dinero, recibiendo donaciones de los vecinos para poder comer.
El ex árbitro y su amigo (representante de futbolistas) convocaron a jóvenes promesas para que fueran observados por los cazatalentos de los principales equipos de Europa. Reuniones con Diego Simeone, contactos con el Athletic de Bilbao y el Sporting de Gijón, fueron algunos argumentos para convencer a los jugadores que se animaron a probar suerte en el Viejo Continente.
"Brandon jugaba en Chacarita y después de estar un tiempo en la pensión, conoció a Hugo Yamada, que se presentaba como representante de jugadores. Él es socio de Javier Castrilli y le dijo a mi hijo que había un proyecto para ir a España en el que tenía un 90% de posibilidades de quedar en un equipo de allá", explicó Lorena Paniagua, la madre del futbolista que todavía se encuentra en Europa con un destino incierto.
En diálogo con Infobae, la mamá del joven afectado dio detalles del proceso que atravesó para poder cumplir con los requisitos que les exigía Yamada: "Le prometió un contrato millonario y un hotel 5 estrellas. Además, le pidió que se fuera de Chacarita para que pudiera viajar con el pase en su poder".
La apuesta no fue sólo deportiva. "Nos cobraron 1.850 euros para la estadía, más 60.000 pesos para los pasajes. Fueron 9 chicos y Robert Carmona (el futbolista uruguayo que tiene el récord Guiness de longevidad en la práctica profesional)", detalló Paniagua y agregó: "Para que Brandon pudiera viajar nosotros vendimos la casa. Somos pobres. Vivimos en el barrio Las Flores y nos prometió un contrato millonario. Ahora sacamos un préstamo para alquilar, porque tampoco tenemos nada acá".
La estadía en el infierno
A los 56 años Robert Carmona se sumó al proyecto de Hugo Mario Yamada y Javier Castrilli para formar parte del combinado sudamericano que se fue a probar con los equipos españoles. El uruguayo ostenta el récord Guiness y se mantiene activo en busca de nuevos horizontes, porque todavía le escapa al retiro.
Como integrante de la delegación latina, el experimentado charrúa fue testigo de las precariedades que vivieron los jugadores en Europa. "Yo sospechaba, pero la necesidad y la promesa de llevarme a jugar a Japón me entusiasmaron. Me dijeron que iban a rodar una película de mi vida y todo fue una farsa", deslizó en diálogo con Infobae.
Sus días en Asturias fueron tan duros como los de Quintana y Albornoz. "Yo siempre hablé con Yamada, pero considero que Castrilli es tan culpable como él y como Enrique Sánchez, que es otro socio que está en España y era el que organizaba las cosas", detalló Carmona, con la aclaración pertinente hacia la actitud del ex árbitro que dirigió el Mundial de 1998: "Javier Castrilli nunca me pidió dinero, pero es cómplice de todos estos sinvergüenzas".
"Nos habían prometido hotel 5 estrellas, traslados en micros, las 4 comidas y no nos dieron nada de eso. Pasamos hambre. A los entrenamientos íbamos caminando o en buses de línea que teníamos que pagar nosotros. Lo más parecido a una piscina era un río que pasaba por Asturias, donde llevaba a los jugadores porque no teníamos ningún producto para desinflamar los golpes que recibíamos en los partidos", explicó el uruguayo.
En la misma sintonía, la madre de Brandon Quintana agregó: "Pararon en un albergue donde lo único que tenían para comer era arroz con salchichas. Fue todo una mentira, porque no había ningún representante que los viera".
Las prácticas en los estadios se convirtieron en picados en las plazas. Los trabajos personalizados se basaron en rutinas improvisadas sin la supervisión de algún preparador físico. La experiencia, según las denuncias, nunca estuvo a la altura de las circunstancias. "Los baños no tenían cortinas. Teníamos que robar la merienda, nos tirábamos de cabeza arriba de unas galletitas espantosas y unas magdalenas que eran de las más berretas que había en España", explicó Carmona con una descripción detallista de la situación que vivió el plantel: "Estuvimos en dos habitaciones de un albergue donde 5 chicos dormían en un cuarto y 4 en otro. Eran 5 camas en lugares de 3 metros de ancho por 2,5 de largo. Todos tenían que usar el mismo baño, fue horrible".
Las adversidades representaron un factor determinante en la convivencia porque en el proyecto hubo "cero profesionalismo". "Yo intentaba motivar a los chicos, porque estaban destruidos anímica y psicológicamente. Jugaron con su dignidad y yo los llevaba a correr para que por lo menos se mantuvieran activos", continuó el futbolista más longevo de la historia.
El regreso a Buenos Aires de la delegación sudamericana se dio con la ausencia de 2 integrantes. "Ellos se quedaron en España porque fueron hostigados constantemente. Sobre todo Brandon. Varias veces tuve que salir a defenderlos y casi nos vamos a las trompadas", aclaró el jugador charrúa, quien también denunció a Castrilli, Yamada y Enrique Sánchez. "Me hicieron perder mucha plata, porque rechacé ofertas de Uruguay por esta gira; y la verdad es que no nos fueron a ver ni los perros", aclaró.
Sin plata, comida ni trabajo: el calvario que viven los 2 jugadores varados en Asturias
Brandon Quintana y Nacho Albornoz se encuentran en el norte de España sin recursos. Comen de lo que les donan los vecinos. Se comunican a través del WiFi público que hay en las plazas. No tienen trabajo, documentación que los habilite a introducirse en el mercado laboral y todavía mantienen la frustración de no haber sido seleccionados por un equipo que les dé un contrato profesional.
"Estamos muy mal. Nos cobraron 1850 euros y nos robaron", dijo a la distancia Albornoz, quien se encuentra junto a Brandon en un departamento en un pueblo de Asturias. "Vamos a estar acá hasta el primero de enero. Nadie nos prestó nada, porque lo pagamos con plata que nos dio un hombre de acá y otro dinero que había juntado nuestra familia", explicó en el diálogo con Infobae.
"Mi mamá vendió el auto para que yo pudiera viajar, y la madre de Brandon hipotecó su casa para tener el dinero que nos pedían. Ahora estamos muy mal. No tenemos plata, ni trabajo, ni club, ni un permiso de residencia… comemos de lo que nos dan los vecinos", continuó en su relato.
Su situación actual se dio por una supuesta rebeldía. Como lo explicó Lorena, la madre de Quintana, la convivencia colapsó luego de 3 semanas: "Después de 21 días mi hijo empezó a discutir con Yamada, porque se dio cuenta de que era todo una mentira. No hubo ninguna prueba y nadie los fue a ver. No hubo contrato, ni nada".
En ese panorama, a los jóvenes les resultó llamativa la pasividad que mantuvo Javier Castrilli, quien según Nacho Albornoz "no hacía ni decía nada sobre lo que pasaba". "Pasaba por alto todo lo que vivimos. Se iba a tomar café y a comer afuera con Hugo Yamada", deslizó sin ignorar que su causa ya está en la Justicia: "Nuestros padres ya hicieron la denuncia, esperemos que hagan algo".
El caso llegó a la Fiscalía de Investigación y Juicio de Rosario
El conflicto entre los 2 jugadores y los organizadores concluyó de la peor manera. "Cuando se pelearon, los echaron del albergue. Mi hijo y el otro chico de Ushuaia (Nacho Albornoz) fueron los únicos dos que se quejaron. Yamada volvió al país y dejó a los dos pibes en España. Estamos desesperados, porque él no nos da ninguna explicación, nos bloqueó de todo lados", relató Paniagua con desesperación.
En diálogo con Matías Lacovara Perazzi, abogado de la familia de Brandon Quintana, el colegiado confirmó que "la denuncia está radicada en la Fiscalía de Investigación y Juicio de Rosario y la causa la tomó el Doctor Paz el 30 de noviembre".
"La denuncia es contra Javier Castrilli y Hugo Yamada, por el concepto de estafa. Los dos tenían actividades de este tipo, incluso Castrilli tenía problemas con unos cheques que entregaba sin fondos", explicó Lacovara Perazzi, quien trabaja junto a Germán Marcelo Pipoletto.
Además, el abogado manifestó su preocupación por el modus operandi de la sociedad, ya que "después de esta experiencia, Yamada continuó trabajando de la misma manera". "Nosotros dimos el puntapié inicial yendo a la fiscalía, ahora esperamos que esto avance para llegar a juicio", continuó el letrado, aunque reconoció que los tiempos de la Justicia son lentos: "Como en enero está la feria judicial, sabemos que esto va a demorar. Lo que reclamamos, más allá de la cuestión penal, es una indemnización económica por todo lo que pasaron estos chicos", concluyó.
El derecho a réplica
Luego de una conversación telefónica con Javier Castrilli, el ex árbitro le pidió a Infobae que no se publiquen sus declaraciones "porque sería darle identidad a estos chicos que están mintiendo".
Si bien reconoció que mantiene una amistad con Hugo Yamada, el hombre que también fue funcionario público pidió que se le consulte al resto de los jugadores que viajaron a la gira por España. Uno de ellos es Paulino Varietti, un futbolista uruguayo con pasado en Danubio que actualmente se encuentra en su país.
"Yo no puedo decir lo mismo que ellos, porque jugamos 3 amistosos", dijo el joven, quien se encargó de defender a la organización: "Hugo me había mandado las fotos del albergue, y a mí no me pareció tan malo. Nunca me dijeron nada de piscina, ni lujo, ni nada de eso".
En la conversación con Infobae, la promesa charrúa brindó su mirada sobre cómo era la convivencia en Asturias: "Nosotros nos manteníamos siempre juntos y ellos (los jugadores denunciantes) se separaban del grupo. Salían de noche, fumaban y traían a varias chicas al albergue. Ellos desde un principio dijeron que se querían quedar en España".
Sin embargo, cuando se le consultó sobre el dinero invertido para realizar el viaje, Varietti eludió la pregunta al asegurar que desconoce los montos. "No tengo ni idea, porque yo no puse nada de plata. Fueron mis viejos los que pagaron", aclaró, con la ilusión de volver a Europa para poder continuar su carrera en la tercera división del fútbol ibérico. "Nos fue a ver un socio de Hugo y de Javier que tiene contactos con el Bilbao y el Gijón", dijo el joven, quien tal vez se refería a Enrique Sánchez, el tercer miembro al que denunció Robert Carmona.
En sus argumentos, el uruguayo manifestó que tiene un futuro garantizado en el norte de España: "Llegué a un acuerdo con el San Martín de Asturias. No me pude quedar porque no tenían lugar en el departamento que tienen allá. El técnico me quiere y la idea es firmar un contrato de un año. Es fútbol profesional de la tercera categoría y calculo que me sumaré después de las Fiestas". Hoy se encuentra del otro lado del Río de la Plata a la espera de un nuevo llamado, ese que Hugo Mario Yamada se negó a contestar a Infobae.
Las conversaciones entre Hugo Yamada y Brandon Quintana
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