Para transformarse en uno de los técnicos más ganadores de la historia de River con 9 títulos (tres locales, seis internacionales), para ganarse el rótulo de "Napoléon", para sentirse arropado cada vez que sale al campo de juego con el "Muñeeeco, Muñeeeco", para haberse terminado de consagrar superando a Boca en la Superfinal de la Copa Libertadores, Marcelo Gallardo se nutrió de diferentes influencias. Para componer su rompecabezas como entrenador, se valió de tomar conocimientos de aquellos que, a lo largo de su carrera como futbolista, le dejaron enseñanzas o tips para aplicar en el banco de suplentes. Y también abrevó en la TV, en los equipos cuya identidad le ofrecieron herramientas para su idea. O en los adversarios que le dieron una lección en vivo y en directo.
En el libro Gallardo Monumental, del periodista Diego Borinsky, el propio técnico aceptó desgranar de quiénes tomó trazos de juego, métodos de trabajo o perfil de manejo de grupo para luego llevar a la práctica con su rúbrica. "Gallardo se nutrió de todos sus entrenadores, en especial de Marcelo Bielsa y Alejandro Sabella", reza la obra. Al Loco lo tuvo en la Selección. A Pachorra, en la Reserva de River y como ayudante de campo de Daniel Passarella, en sus inicios como enlace. "Pero mi mayor influencia es la forma de haber sentido el juego. Pase, control, apoyo, opciones y ayudarlos a pensar, que vean las cosas antes, que resuelvan de la mejor manera posible con anticipación, en un fútbol tan rápido y con tanta fricción, lo más difícil es pensar rápido, por eso buscamos simular situaciones reales de juego", explicó en el libro.
BIELSA
"Yo siempre había pensado que los buenos equipos partían de buenos jugadores que se juntaban y listo, que las cosas salían naturalmente, pero escuchando a Bielsa me fui dando cuenta, ya de grande, que había algo más. Con él descubrí la influencia que podía tener un entrenador en un equipo", se explayó el DT respecto de qué cuestiones le aportó. La presión extendida y agresiva, la dinámica y la voracidad ofensiva son detalles que los equipos de Gallardo han exhibido.
"Marcelo fue un gran volante de ataque. Poseía todas las virtudes para destacar en ese puesto. De las condiciones necesarias para jugar allí, hay una que no tiene que ver ni con la técnica (ejecución) ni con el movimiento (demarcación), me refiero a la imaginación que permite organizar la posesión, dibujar la jugada e intervenir pensándola en su totalidad. Gallardo tenía el don de articular lo que había pasado antes de recibir la pelota con lo que entendía que debía suceder después de su participación. Lograba que el avance se convirtiera en ataque, dirigiendo el juego hacia el lugar que el rival desprotegía. Creo que el recurso que lo distingue y lo convierte en un gran entrenador es la forma en cómo valora desde afuera lo que sucede dentro del campo. Sabe elegir, pero también rectificar", aportó el Loco en el libro. Basta con ver la muñeca del Muñeco en el segundo tiempo del Superclásico que definió la Libertadores para constatar su última sentencia.
SABELLA
Estaba en octava división cuando Alejandro Sabella, ayudante de campo de Daniel Passarella, lo citó por primera vez para la Reserva. Lo llevó al banco de suplentes, en un encuentro frente a Platense. Y lo hizo ingresar en el segundo tiempo. Desde entonces, Marcelo Gallardo forjó una profunda relación con Pachorra, que trascendió al fútbol. Con el Kaiser también, al punto de que es el padrino de Nahuel, su hijo mayor e integrante del plantel profesional. Sin embargo, el ex defensor le mostró "la puerta de salida" dos veces en su carrera. Una como DT, en su segunda etapa en River. Y otra como presidente, en la tercera.
Sabella, no. De él aprendió varios tips en el manejo de grupo y en cómo ayudar a los juveniles a desarrollarse y soportar las presiones. Por ejemplo, el gesto de sacarlos del ámbito del club e invitarlos a comer a su casa, un hábito que exhibió incluso en su era como jugador, con cracks como Javier Mascherano. "Gallardo es, sin dudas, una de las personas más determinantes en la historia de una institución grandísima como es River. Ha marcado una impronta. Es un gran entrenador, que ha hecho historia. Y espero que siga haciéndola porque lo quiero mucho, lo aprecio, le tengo un gran cariño. Está haciendo un trabajo fantástico. Es un Napoleón", dijo Pachorra el miércoles en una rueda de prensa. Una prueba de un lazo que no se rompe. Y que dejó lecciones que van más allá de la pelota.
PEP GUARDIOLA
El Barcelona de Guardiola es, probablemente, el espejo en el que Gallardo desea reflejarse, más allá de que el Muñeco, sin perder la esencia, adapta el juego de su equipo a las herramientas con las que cuenta y a lo que puede proponer su adversario. Entre ambos existen puntos de unión indelebles, desde la fecha de nacimiento (18 de enero) hasta algunos movimientos. "Yo era un pasador, es la verdad. No era que no me gustara gambetear, pero debía evitar la fricción y el contacto, por mi físico, y además mi intención era darle la mayor velocidad posible a la pelota. Desde una posición mucho más retrasada, puede ser que hubiera un parecido con Guardiola. Él era una especie de peaje en Barcelona", declaró el ex 10 en su libro.
Aunque nunca se animó a solicitar una charla cara a cara, cuando con su cuerpo técnico viajó a Europa para observar métodos de entrenamiento y encuentros en vivo tras su paso por Nacional de Uruguay, el 1 de abril de 2014 se hizo presente para analizar Manchester United 1 – Bayen Munich (con Pep en el banco) 1. Y en su oficina de Vicente López sobraban compactos del Blaugrana multicampeón de Guardiola (también del Milan de Arrigo Sacchi, por su trabajo de presión).
La superioridad numérica es uno de los conceptos sobre los que Gallardo machaca constantemente. Al mismo tiempo, es una de las cartas ganadoras a las que apela constantemente Guardiola. "Es uno de los aspectos a los que apuntamos desde el inicio y nos salió muy bien de entrada, con mucha precisión en velocidad. La superioridad numérica se genera desde la salida. Si ellos tienen dos delanteros, con el arquero somos 3 contra 2 o bajando un volante somos 4 contra 2, y así vamos avanzando en el terreno, y cuando el rival te sale, vos tocás la pelota y ya lo dejás atrás de la línea de pase y generaste superioridad numérica. Si en el medio son 3 contra 3, con el defensor que se suma con pelota dominada son 4 contra 3. Así se da un efecto dominó de atrás para adelante", explicó Matías Biscay en Gallardo Monumental.
SAMPAOLI
Sí, el director técnico que tropezó en el Mundial con la Selección es un influencer en el método Gallardo. Al Muñeco le sonó la alarma de que enfrente podía haber algo interesante en septiembre de 2011. Universidad de Chile eliminó a Nacional por la Copa Sudamericana con un 1-0 en Santiago y 2-0 en Montevideo (en solo 45 minutos antes de que el encuentro se suspendiera por un proyectil recibido por un juez asistente). A pesar del dolor de la derrota, el equipo de Sampaoli le dejó una gran impresión. "Perdimos contra uno de los mejores equipos de Sudamérica", dijo, sobre el conjunto a la postre campeón.
"Me había llamado la atención cómo presionaban muy arriba, era una propuesta netamente ofensiva, con un ataque directo difícil de aguantar. En ese momento lo saludé a Sampaoli y lo felicité", cuenta Gallardo en el libro. Así fue como incorporó a los elencos del Zurdo de Casilda en los videos que les exhibe a los futbolistas para que entiendan qué pretende de sus equipos.
Sampaoli, hincha de River, disfruta de la era Gallardo. "Más allá del éxito en los resultados, es un River con una propuesta ligada a la historia del club, vinculada al protagonismo absoluto. Veo que hay una intención marcada en común entre los equipos que dirigimos. Este River de Gallardo me generó un acercamiento al mundo River, me volvió a cautivar desde el lugar del hincha", cerró el círculo Sampa.
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