La nueva vida de Diego Maradona en Sinaloa

El Diez ya se instaló en Culicán, al norte de México, y se siente un habitante más. Allí, mientras su equipo lucha por lograr el ascenso, está tranquilo y hasta pasea sin sus custodios

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(Foto: AFP)
(Foto: AFP)

Las imágenes hablan por si solas: Maradona llega con una sonrisa al estadio de Dorados de Sinaloa; a pesar de ser expulsado en la victoria ante Atlético San Luis, su afición lo aplaude y lo ovaciona no sin antes recibir la réplica por parte del DT; dentro del vestuario baila y festeja hasta el cansancio con sus jugadores.

Diego está feliz y disfruta minuto a minuto su estadía en Culiacán. Lejos quedó en el tiempo aquellas primeras semanas en la ciudad del norte de México cuando los periodistas montaban guardia en su hotel y lo acosaban o se ponía en duda su capacidad como entrenador. A fuerza de trabajo y resultados (solo perdió tres partidos sobre 14 disputados) sacó a su equipo del último puesto de la tabla de la Segunda División y lo depositó en la final del Torneo Apertura, de la que ya se quedó con el duelo de ida por 1-0.

Claro que su bienestar no solo es deportivo. Diego encontró en Culiacán una ciudad para sentirse vivo nuevamente. "Lo que mejor veo en Diego, que antes no veíamos, es su tranquilidad. Está muy relajado y muy contento", aseguraron desde el entorno íntimo del Diez.

Uno de los aspectos en el que el campeón del mundo de 1986 mejoró notablemente es en el suministro de ansiolíticos. Es sabido que el ex jugador de 58 años consume estos fármacos desde hace más de diez años luego de terminar con sus problemas de adicción. Y sus allegados confirman que Diego ha bajado las dosis desde su llegada a México.

Esto no solo le cambió el humor sino que también lo ayudó a regular sus horas de sueño. "Maradona se lavanta más temprano que antes, baja solo al lobby del hotel y desayuna mientras conversa con la gente", le confiaron a Infobae.

(Photo by RASHIDE FRIAS / AFP)
(Photo by RASHIDE FRIAS / AFP)

Si bien hace algunas semanas que tiene su casa lista en un barrio cerrado, el Diez optó por continuar viviendo en el Hotel Lucernal. Algunos dicen que es por lo cómodo que se siente allí y la cercanía al estadio Banorte, la casa de Dorados, aunque otros lo adjudican a una cábala por los buenos resultados.

Lo que más sorprende a su círculo íntimo es una actitud que Pelusa lleva acabo hace algunas semanas y deja ver lo confortable que se siente. Cuando dispone de tiempo libre, Diego sale a caminar solo. Lo hace por el Paseo de las Riberas, una rambla sobre el río Tamazula, que queda detrás de su hotel. Lo llamativo es que le prohíbe a sus ayudantes y custodias que lo acompañen. Maradona hace unos 300 metros a pie hasta el centro comercial, hace alguna compra y vuelve. Nadie lo molesta, nadie lo sofoca.

"Estas cosas, que parecen pequeñas, son las que Diego no puede hacer. A cualquier lugar que va la gente se abalanza sobre él. Es por eso que se siente tan bien, está muy feliz", confirmaron desde Sinaloa.

Su contrato con el Gran Pez vence a medidados del 2019 cuando finalice la temporada. Aunque quizás por los resultados deportivos y su nuevo estilo de vida en la ciudad se extienda ese plazo. "Estoy atravesando el mejor momento de mi vida", había dicho Diego en un mano a mano con Infobae hace meses. Y parece que Maradona planea sentirse así por algún tiempo más.

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