En la Copa América Centenario USA 2016, Andrés Cunha arbitró el partido entre Brasil y Perú, por la última fecha del Grupo B, que definía la clasificación a cuartos de final. El elenco peruano se impuso por la mínima diferencia tras un gol con una mano solapada de Raúl Ruidíaz. Cunha tomó más de tres minutos en decidir la validez del gol, tras consultar con sus asistentes. El encuentro se definió con esa acción que debió ser anulada. Y no volvió a dirigir en el certamen.
Pero el uruguayo, de 42 años, internacional FIFA desde 2011, no se amilanó ni disminuyó su convicción por el fallo. Y recuperó la consideración de la Comisión Arbitral de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Fue designado para arbitrar el partido inaugural del Mundial de Rusia 2018, por el Grupo C, entre Francia y Australia. En este partido utilizó la Asistencia Arbitral por Video por primera vez en la historia de la Copa Mundial, concediendo un penal para la selección gala.
Es el mejor árbitro que podían designar para la revancha entre River y Boca por la Superfinal de la Copa Libertadores. Es un juez de raza, pragmático, atlético, riguroso y un conocedor del espíritu del juego. En Núñez lo miraban de costado por su participación en el VAR en la semifinal ante Lanús de la Libertadores 2017. Fueron dos las acciones más polémicas en aquella ocasión: un penal no sancionado contra Ignacio Scocco y un manotazo en la cara en perjuicio de Ariel Rojas, que merecía la expulsión de Román Martínez. Pero el VAR en la edición pasada se inauguró sin gran experiencia en su aplicación. Y las decisiones finales las toma el árbitro, (en ese caso, el colombiano Wilmar Roldán).
Se reivindicó en la semifinal de vuelta entre Gremio y River: sancionó correctamente, también a instancias de la Asistencia Arbitral por Video, el penal por mano de Bressan que, gracias a la ejecución precisa del Pity Martínez, propició el pasaje a la final del conjunto de Marcelo Gallardo.
En más de 200 partidos, mostró más de 1000 tarjetas amarillas, dato que confirma su fama de riguroso. Cunha tendrá en sus manos un partido histórico, con todos los condimentos posibles. Y cuenta con las herramientas como para estar a la altura.
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