Quedan 90 minutos, pero de algún modo River se siente campeón. Tal vez suene a temeridad, pero el festejo de Marcelo Gallardo junto a los hinchas en el Monumental y la locura con que el público millonario recibió a sus jugadores en el estadio tras el 2 a 2 en la Bombonera, dan cuenta del optimismo que invadió a todo River de cara a la revancha del sábado 24.
En los próximos días, el mensaje puertas afuera será de mesura y tranquilidad. Después de todo, quedan 90 minutos y nadie debería olvidar que Boca ganó los últimos dos Superclásicos que se jugaron en el Monumental por la Superliga. Pero en la intimidad del plantel de River y de la dirigencia, y mucho más en los hinchas, la confianza en conseguir la cuarta Copa Libertadores de la historia es bien grande por estos cuatro motivos:
1• Más allá de que el choque de ida finalizó igualado, a todo el mundo le quedó la sensación de que River es un equipo más consolidado y confiable. Hoy la estructura colectiva de River ofrece mayores garantías que este Boca cuyo principal mérito es que le brota el gol: es un equipo que no necesita jugar bien para anotar porque la jerarquía de sus delanteros es mayúscula. Así, con un River a priori superior, todos confían en que en el Monumental podrán hacer valer esa supremacía. A River lo sostienen argumentos como equipo; a Boca, en cambio, inspiraciones individuales. Y en eso se apoyan en Núñez para creer que la gloria ante el máximo rival es posible.
2• La fortaleza del Monumental para las finales y la capacidad del River de Gallardo en los mano a mano. A lo largo de la historia, River definió torneos internacionales al jugar la segunda final en el Monumental en siete ocasiones. Y ganó siempre: 1 a 0 al América de Cali en la Libertadores de 1986, 3 a 0 al Deportivo Alajuelense de Costa Rica por la Interamericana 1987, 2 a 0 al América de Cali en la Libertadores de 1996, 2 a 1 al San Pablo en la Supercopa 1997, 2 a 0 a Atlético Nacional de Medellín en la Copa Sudamericana 2014, 3 a 0 a Tigres de México en la Libertadores 2016 y 2 a 1 a Independiente Santa Fe de Bogotá en la Recopa 2016. A su vez, desde que el Muñeco asumió a mediados de 2014, River jugó 48 series mano a mano por torneos nacionales e internacionales y el balance es altamente positivo: se impuso en 40 (20 de 24 a nivel internacional y 20 de 24 en el plano local). Este River se volvió un especialista en quebrar a los rivales que se le pusieron enfrente. Boca lo sabe bien porque River lo puso de rodillas en la Sudamericana 2014, en la Libertadores 2015 y en la Supercopa Argentina de este año. Y el sábado 24, en su casa, River tendrá la chance de ratificar esa capacidad para imponerse en las series de "pierde, paga".
3• El perfil de estratega de Gallardo. Al igual que muchas otras veces, el Muñeco sorprendió al poner una línea de cinco defensores en la Bombonera. En la previa, la presunción de que ponía un equipo dispuesto a protegerse se derrumbó al comenzar el partido: lejos de jugar a defenderse, River buscó imponer condiciones y fue superior en el primer tiempo, aunque su falta de contundencia y un par de errores defensivos lo hicieron ir en desventaja al descanso. Esa decisión no hace más que ratificar que Gallardo es un técnico con una enorme valentía: en un club cuyos hinchas tienen un paladar futbolístico emparentado con el fútbol ofensivo y con el buen gusto, el Muñeco eligió una estrategia jugada. No porque el planteo pareciera audaz, sino todo lo contrario. Y un resultado adverso no lo hubiera dejado bien parado al técnico. Con todo, luego quedó en claro que el sistema 5-3-2 fue ofensivo y que River supo prevalecer en el juego, especialmente en aquel primer tiempo en el que se fue abajo en el marcador pese a que transformó en figura a Agustín Rossi. Para el desquite también es de esperar que Gallardo sorprenda a Guillermo Barros Schelotto con alguna otra innovación táctica: después de todo, es algo que el Muñeco hizo en cada uno de los últimos Superclásicos.
4• El regreso de Leonardo Ponzio y la presencia de Gallardo en el Monumental. Mucho se habló en la antesala de la primera final de la importancia de las ausencias de Ponzio y del Muñeco en la Bombonera y River salió indemne de esas situaciones. Para la revancha, el capitán, ese líder espiritual del equipo, estará entre los titulares pues está casi recuperado del desgarro grado uno que sufrió en el Arena do Gremio en el bíceps femoral derecho, al punto de que ayer le pidió a Gallardo jugar en la Bombonera y el técnico decidió que no juegue luego de consultar con el cuerpo médico. Y Gallardo seguirá el Superclásico desde uno de los palcos del Monumental. El técnico no podrá comunicarse de ningún modo con sus futbolistas ni con sus colaboradores, pero al menos lo podrá ver in situ y su presencia representa una suerte de cobijo para todo River.
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