Final de la primera definición de la Copa Libertadores en la Bombonera. Si bien el estadio colmado retribuye al plantel de Boca con aplausos, el 2-2 ante River, porque se dio en condición de local y por la oportunidad dilapidada por Darío Benedetto sobre el epílogo, terminó dejando más conforme al conjunto millonario. Eso se advertía en los rostros, en las miradas, en el camino del Xeneize hacia el túnel. Hasta que reaccionó Carlos Tevez.
El Apache, que ingresó en la segunda parte, notó golpeado al grupo. Y buscó levantarlo a puro insulto. "Cabeza arriba, la concha de la madre, cabeza arriba!", vociferó en reiteradas oportunidades, a veces acompañado por Ramón Ábila. Tal vez el más shockeado era Carlos Izquierdoz, por el gol en contra que decretó el 2-2.
El delantero, de 34 años, es uno de los más experimentados del plantel. Y asumió ese rol para insuflar ánimo. El efecto, según explicó Nahitan Nández, fue positivo. "Nos tenemos que ir con la cabeza en alto porque dejamos todo, aunque se nos escapó por pequeños detalles. Me voy conforme, por momentos jugamos bien", concluyó, en consonancia con el mensaje que bajó Tevez.
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