Será el partido más vigilado de la historia del fútbol argentino. Tres anillos de seguridad, 2000 efectivos entre policías, prefectos, miembros del programa Tribuna Segura y hombres de PCP, la empresa de seguridad privada israelí cuya filial argentina dirige Kadem Amar y contrata Boca, club que también trabaja con efectivos adicionales de otra empresa privada llamada Road.
Por primera vez, fuerzas de la Ciudad trabajando en conjunto con fuerzas federales. Por primera vez, un operativo que no sólo tendrá por epicentro el estadio de Boca, sino también una saturación de agentes hasta 30 cuadras a la redonda. Por primera vez se mezclarán los trajes bordó de los policías de Buenos Aires con los beige de los prefectos, los azules de la Federal y los verdes de Gendarmería; estos dos últimos dando apoyo tecnológico. Por primera vez un operativo durará 12 horas, con rotación de agentes. Por primera vez definirán Boca y River la Copa Libertadores y la ciudad se blinda para que ningún incidente empañe la fiesta.
Para llegar a este imponente operativo, hubo una negociación entre el Ministerio de Seguridad Porteño que dirige Martín Ocampo y el de Nación, a cargo de Patricia Bullrich. Los recelos entre ambos quedaron de lado a la hora de planear un sábado en paz. Así, en la última reunión del jueves por la tarde se diagramó hasta el último detalle de lo que sucederá este sábado en La Bombonera.
El operativo larga a las 8:30 de la mañana (las puertas del estadio se abren a las 13) y terminará recién pasadas las 22. Y constará de tres anillos de seguridad. El primero estará a ocho cuadras del estadio y tendrá presencia de Prefectura. Allí habrá un vallado que impedirá el acceso de todo aquel que no cuente con el carnet de socio del club y se procederá a un primer cacheo.
El segundo anillo ya tendrá policías de la Ciudad y estará a 400 metros del estadio Alberto J. Armando. Ese filtro será el más riguroso: todo aquel que no tenga documento de identidad no podrá pasar, estarán 200 hombres del programa Tribuna Segura que dirige Guillermo Madero chequeando que no puedan ingresar ninguno de los 248 barras que tienen derecho de admisión (entre ellos, claro, Rafael Di Zeo y Mauro Martín) y será el lugar donde objetos no habilitados, como paraguas, deberán quedar de lado. Sí, porque aunque se anuncia una lluvia imperial, sólo se podrá acceder con capa o piloto a plateas y tribunas.
El último anillo estará a 100 metros del ingreso, sumando ya efectivos de seguridad privada. Según los organizadores y el propio Gobierno de la Ciudad, con estos tres anillos no podría pasar ningún indeseable. Pero hay un problema no previsto: Boca carga las entradas en los carnets de los socios. Esto significa que recién en el molinete se sabe si la persona que porta el carnet está habilitado o no al ingreso. Y conociendo el paño, se espera que muchos hinchas que no consiguieron su localidad por Internet, intenten igual llegar hasta los molinetes y aprovechar si hay algún tumulto para saltarlos.
Ante esta hipótesis, el Gobierno decidió que todo aquel que intente esta tramoya será detenido, le retirarán el carnet, se le aplicará el código contravencional y tendrá derecho de admisión por seis meses. Veremos si este castigo persuade a aquellos que piensan ir igual.
En lo que respecta a medidas excepcionales, la Ciudad decidió que habrá un inhibidor de drones, esto es un escudo tecnológico que no permitirá que esos artefactos puedan sobrevolar en el estadio y sus alrededores. La idea es evitar el escándalo del último clásico por Copa Libertadores, cuando desde la tribuna que da al Riachuelo un dron elevó un fantasma de la B y se lo colocó casi en el rostro a los jugadores de River.
También habrá un sistema aerostático de vigilancia, que es un mecanismo de visualización montado en un globo aerostático que cuenta con cámaras tanto para el uso diurno como nocturno y que transmite en tiempo real. Tiene la capacidad de elevarse 300 metros y cuenta con un ángulo de visión de 360 grados que permite identificar objetos a dos kilómetros de distancia y haciendo zoom puede hacer reconocimiento facial. Parece ciencia ficción, pero será utilizado como banco de pruebas para el encuentro del G20 del próximo viernes 30.
Además se utilizará el sistema de cámaras móviles repartidas por toda la ciudad, que abarcan un radio de 50 kilómetros y envía las imágenes al Centro de Monitoreo Móvil que estará ubicado en las inmediaciones del estadio. Y habrá un refuerzo del cuerpo de tránsito que monitoreará en puntos sensibles de la ciudad los micros que trasladen a los hinchas que vienen desde las filiales del Conurbano y del Interior. Y aquellos que no tengan la documentación en regla, serán detenidos de inmediato e incautados de inmediato. ¿Cómo hará la barra? Como cada vez que juega Boca de local, llegan en caravana, pero en autos particulares y en colectivos de línea que arriendan especialmente para la ocasión. Ellos, así como no tuvieron problemas para conseguir los tickets, tampoco los tendrán para arribar hasta el predio pegado a Casa Amarilla, donde se concentran antes de cada encuentro.
Para la desconcentración del partido, hay también un plan por si alguno de los dos equipos consigue un resultado categórico que lleve a un festejo anticipado. Está previsto un operativo alrededor del Obelisco que, según las circunstancias, podría convocar hasta a 200 efectivos.
Para el partido de vuelta, en cambio, habrá una metodología mucho más novedosa en la Argentina: se realizarán dos Fan Fest, al estilo Mundial, uno probablemente en Libertador y Pampa para los hinchas de River y otro que podría ser en Costanera Sur para los hinchas de Boca, cuestión de concentrar los festejos en un solo lugar. Pero eso será recién el sábado 24, cuando todo llegue a su fin. La historia empieza esta tarde, con el partido más vigilado de la historia.
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