Belén Potassa, la "sobreviviente" del último Mundial que tiene su propio mural y que sueña con revalorizar el fútbol femenino

La delantera palpitó el repechaje ante Panamá en el que la selección argentina buscará un boleto a la Copa de Francia 2019. Recordó sus comienzos en equipos de varones, los dos años en que el conjunto nacional no tuvo competencia ni DT y dio detalles de los sacrificios que deben hacer las futbolistas para desarrollar sus carreras

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A Belén Potassa se le ilumina la cara cuando piensa en el marco que habrá en la cancha de Arsenal el próximo jueves, cuando la selección argentina femenina enfrente a Panamá por el repechaje para el Mundial de Francia 2019. A ella, que atravesó los momentos más difíciles del equipo -incluso los dos años entre 2015 y 2017 sin entrenador ni competencias- este promisorio presente del elenco nacional la ilusiona más que a nadie.

"Estamos preparándonos de la mejor manera. Estamos agradecidas de estar en un complejo como este, donde nos están dando buena alimentación, tenemos buen descanso, podemos utilizar el gimnasio y las canchas, estamos metiendo partidos amistosos. Todo eso es bueno", dijo la delantera a Infobae en el predio de la AFA en Ezeiza, lugar en el que el equipo dirigido por Carlos Borrello ha sentado su base operativa en los últimos meses de cara al gran objetivo de clasificar al Mundial.

Potassa es la única "sobreviviente" del Mundial de China 2007, el último que disputó la selección argentina. En aquel momento tenía solo 18 años y recién estaba dando sus primeros pasos con la Mayor. "Fue una experiencia linda, para mí era un sueño", recordó sobre aquel torneo al que el equipo nacional llegó con una preparación muy diferente a la que las futbolistas tienen en la actualidad. Si hoy es difícil para las mujeres jugar al fútbol -por los obstáculos, las discriminaciones y los prejuicios que existen a nivel social y cultural-, en aquel entonces esas complicaciones eran aún mayores.

Potassa jugó el Mundial de
Potassa jugó el Mundial de China 2007, el último del que participó Argentina

Tras esa experiencia, el elenco nacional no pudo clasificar a las citas de Alemania 2011 y Canadá 2015. Así se inició un período oscuro: años de desidia y de desinterés por parte de los dirigentes hicieron que el equipo de mujeres quedara relegado y cada vez más alejado de las grandes potencias a nivel internacional.

"Se perdió mucho tiempo, otros países avanzaron y nosotras nos estancamos", lamentó la número 9, una de las que encabezó la protesta que generó un cambio en las condiciones de trabajo de la Selección. En 2017 las jugadoras realizaron un paro para exigir el pago de viáticos a la AFA y, durante la última Copa América de Chile -en la que terminaron terceras y lograron la chance del repechaje-, hicieron público su malestar con las autoridades por la falta de acompañamiento. El reclamo se viralizó y los dirigentes se vieron obligados a impulsar cambios para garantizar el trato acorde y digno que merecen las futbolistas por la actividad que realizan.

Del mismo modo que se puso al frente de las protestas, hoy Potassa – de 29 años – destaca los avances que se lograron gracias a la lucha: "Ahora estamos en un complejo que es un sueño, disfrutamos de la comodidad, podemos entrenar más horas, nos quedamos a patear tiros libres, estamos más unidas, tenemos amistosos y giras, y vamos a jugar en un estadio y la cancha va a estar llena de gente. Los cambios se están viendo".

Para romper un estigma que ya lleva casi 12 años y llegar al Mundial de Francia 2019, Argentina deberá superar a Panamá en el repechaje. Las centroamericanas llegaron a esta instancia tras quedar cuartas en el reciente torneo de Concacaf que se disputó en Estados Unidos. La ida será el jueves en el estadio de Arsenal de Sarandí, mientras que la vuelta se jugará el martes 13 de noviembre en el estadio Rommel Fernández de la capital panameña.

La goleadora se ilusiona con
La goleadora se ilusiona con clasificar a Francia 2019

Para Potassa, la clave para imponerse, más allá de las variantes futbolísticas, será "la unión del grupo dentro y fuera de la cancha". También consideró que el gran marco que se espera en el estadio Julio Humberto Grondona generará un impacto positivo en las protagonistas. Las entradas para el partido se pusieron a disposición del público de manera gratuita a través de una página web y se agotaron en muy pocas horas.

"En el equipo tenemos desde experiencia hasta juventud. También hay chicas que están en el fútbol de afuera, lo que es un plus. Tal vez las más chicas están eufóricas y quieren correr por todos lados, pero nosotras las mas grandes tenemos más experiencia y sabemos leer el juego. Complementando eso se hace un gran equipo", sostuvo la delantera, ansiosa porque llegue la serie ante Panamá y con la expectativa de regalarle sus goles a la multitud que colmará la cancha de Arsenal.

DE LA NENA A LA QUE LE PROHIBIERON JUGAR CON VARONES A LA FUTBOLISTA CONSAGRADA QUE HOY TIENE SU PROPIO MURAL

Potassa empezó a jugar al fútbol a los cinco años en un club de Cañada Rosquín, Santa Fe. Estaba en pre escolar y ya integraba un equipo de varones. Su sueño era llegar a Boca y así se lo hacía saber a su mamá, una y otra vez, a tan corta edad.

Sin embargo, un obstáculo puso en suspenso su ilusión: cuando llegó a una categoría competitiva, la Liga le impidió seguir jugando por ser mujer. El reglamento establecía que los equipos debían ser integrados solo por varones. Esa situación no es una excepción: muchas de sus actuales compañeras de la selección argentina debieron atravesar las mismas trabas en sus inicios.

"Una cuando es chica no se da cuenta. Hoy en día analizó que fue una discriminación: ¿por qué no puedo jugar si soy de la misma edad? ¿por ser mujer no me dejan? Yo no lo tomé de esa manera porque no me daba cuenta. Traté de hacer otros deportes, pero no era lo mío. Por suerte llegó el paso a Rosario Central y ahí comenzó mi carrera", contó la admiradora de Juan Román Riquelme, Carlos Tevez y la ex delantera alemana Birgit Prinz.

A los 29 años, Potassa
A los 29 años, Potassa brilla en UAI Urquiza

A los 14 años, la santafesina llegó al "Canalla", equipo que la catapultó a la Selección. Luego, pasó por San Lorenzo y Santiago Morning de Chile. Su consagración -y ese sueño del que tanto le hablaba a su mamá- llegó en el 2010 cuando firmó con Boca Juniors. Allí jugó cuatro años, hasta que recaló en la UAI Urquiza, el vigente campeón del torneo femenino de AFA.

El sacrificio es la característica que define a Potassa fuera, pero también dentro de la cancha: "Soy delantera y a veces me toca salir a pivotear, a hacer el trabajo sucio y generar el espacio para que mis compañeras puedan lograr el gol. Me gusta jugar para el equipo".

En Argentina, el fútbol femenino es amateur. Las jugadoras no cobran y, generalmente, las condiciones para entrenar y jugar en los clubes son muy deficientes. Como no viven de su actividad, se ven obligadas a combinar las prácticas y los partidos son sus trabajos y sus estudios.

En la UAI, las condiciones son algo más favorables para las integrantes de su equipo, quienes trabajan y estudian en el mismo establecimiento. Al mismo tiempo, les garantizan la vivienda, la alimentación y la cobertura de salud, entre otras cuestiones.

Además de jugar al fútbol,
Además de jugar al fútbol, trabaja como recepcionista

Potassa, por ejemplo, es recepcionista en la universidad. Todos los días cumple con su horario de trabajo por la mañana y, después de almorzar, entrena con su equipo o con la Selección. "A veces algunas personas me ven, saben que juego al fútbol y me preguntan cosas", dijo, con una sonrisa, al hablar de cómo reaccionan aquellos y aquellas que la cruzan en su puesto laboral y que advierten que es la temible goleadora de "Las Guerreras" y de la "Albiceleste".

Los logros de la delantera nunca pasaron inadvertidos en Cañada Rosquín y este año el pueblo rindió homenaje a su deportista más destacada con la inauguración de un enorme mural que refleja diversos momentos de su carrera.

Una parte del mural homenaje
Una parte del mural homenaje de Cañada Rosquín

"Es tremendo, todavía no caigo. Es un orgullo enorme ser parte de un pueblo tan lindo. Ojalá que esto no solamente sirva para los deportistas, sino para cualquier persona que tiene un sueño y no se anima a seguirlo. Los sueños hay que tomarlos fuertes porque se cumplen", expresó con emoción la futbolista que, después de León Gieco -el hijo pródigo de Cañada Rosquín- es la segunda personalidad local en tener su propio mural.

LA LUCHA DE LAS JUGADORAS Y EL FUROR POR EL REPECHAJE, UN POSIBLE FACTOR DE CAMBIO PARA EL FÚTBOL FEMENINO EN ARGENTINA

"Todas pasamos por esa etapa en la que en todos lados te gritan 'Andá a lavar los platos' o que te dicen que el fútbol es para varones, pero cuando una sueña con algo hace oídos sordos a esas cosas. Es una satisfacción lograr las cosas cuando te meten trabas", sostuvo Potassa, dejando en claro que el ámbito del deporte suele ser hostil para las mujeres, quienes deben sobreponerse a fuertes discriminaciones y prejuicios para poder alcanzar sus metas.

En una época marcada por el crecimiento del feminismo, las luchas del movimiento de mujeres y las reivindicaciones por la igualdad de género, el fútbol también es un campo fértil para los cambios y para, de una vez por todas, dejar atrás años de postergaciones. "La sociedad está cambiando y se está dando cuenta de que la mujer también puede", valoró la jugadora.

La delantera de la UAI Urquiza opinó que, en Argentina, hace falta más organización y apoyo para el fútbol femenino. Solo así se podrán conseguir los resultados esperados.

Potassa lleva más de 300
Potassa lleva más de 300 goles en su carrera

"Necesitamos que apuestan al femenino. Sin eso, no se va a lograr nada. Nosotras solo podemos jugar, no podemos hacer cosas de organización o de marketing", planteó.

Y, sobre el futuro de la Selección, reflexionó: "Se vio en la última Copa América que estamos por debajo de Chile y que con Colombia estamos ahí. Antes, en el continente eran Brasil y Argentina, y hoy estamos en un tercer puesto. A nivel mundial, las potencias son enormes y estamos muy lejos. En ese parate de dos años en el que no tuvimos nada, la Argentina se estancó y los demás avanzaron".

"Creo que eso pasó porque no apuestan al fútbol femenino. Lo dejaron de lado porque no pensaron que se podían lograr cosas. Después de la Copa América se dieron cuenta de que con nada se puede lograr mucho y, si nos dan un poquito más de importancia, creo que podemos lograr más", agregó.

Potassa tiene grandes expectativas. Sobre todo, celebró el hecho de que hoy se descubran a las jugadoras del futuro "cada vez más jóvenes": antes, a los 15 años, las jóvenes recién empezaban en la actividad, hoy a esa edad ya pasaron por algunas etapas formativas y están cerca de llegar a la Primera División.

La delantera se ilusiona con
La delantera se ilusiona con ser DT de la Selección en el futuro

Ganarle a Panamá en el repechaje y jugar el Mundial de Francia 2019 es el gran sueño de la oriunda de Cañada Rosquín. "El fútbol es mi vida", aseguró la delantera, que vive la 24 horas del día para el deporte que la apasiona.

Por eso no sorprende que, a futuro, sus ilusiones estén íntimamente ligadas a la redonda: "A largo plazo en algún momento voy a estar fuera del rectángulo y quiero ser técnica de la Selección. Eso lo que deseo y sueño. Además, que el fútbol femenino pueda ser profesional y que las más chicas puedan tener mejores condiciones que nosotras".

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