El diario norteamericano The New York Times puso en foco el mal de las expresiones violentas en redes sociales y apuntó que tales comportamientos se exacerban ante eventos de magnitud como ocurre por estos días, en la antesala de la final de la Copa Libertadores que disputarán Boca y River (10 y 24 de noviembre), a partir del mensaje de un hincha Xeneize que, ante el asesinato de un chico que caminaba por la calle con la camiseta azul y oro, en principio a manos de simpatizantes de River, lanzó: "Ya arrancamos la final 1 a 0 abajo. Tenemos tres semanas para darlo vuelta". Las redes sociales, claro, le dan espacio a todo aquel que quiera decir algo pero el crudo germen de la violencia, en algunos casos salvajes, en el marco del fútbol, existen desde tiempos inmemoriales.
Para no irse demasiado atrás en el tiempo basta mencionar un caso simbólico. Se disputaba el Torneo Clausura de 1994. River ganó 2 a 0 en La Bombonera con goles de Ariel Ortega y Hernán Crespo. Tras el encuentro un cronista puso en el aire a un hincha de Boca al que le consultó por su evaluación del encuentro: "El partido salió 2 a 2. River hizo dos goles, pero nosotros le matamos a dos", lanzó a modo de gracia mientras detrás un coro de hinchas le celebraba la ocurrencia.
Ese día, 30 de abril de 1994, la barra brava de Boca que por entonces tenía como líder a José Barrita, alias El Abuelo, emboscó el paso de un camión en cuyo acoplado iban hinchas de River que salían de La Bombonera tras el Superclásico y los acribillaron a balazos. Ángel Delgado, de 25 años, murió como consecuencia de los impactos en su cuerpo, mientras que Walter Vallejos, de 19 años, falleció cuando, al caer herido por las balas, fue aplastado por los neumáticos del vehículo en el que viajaba y que nunca detuvo su marcha.
Los asesinatos ocurrieron en la esquina de Huergo y Brasil, en la Capital Federal, y por esos crímenes fueron condenados ocho barras: Juan Daniel Silva (alias Dany), Jorge Darío Almirón (alias Gomina), José Barrita (alias El Abuelo), Jorge Freddy Cáceres Romero (alias Bolita); Edgardo Allende (alias Chino o Alex), Marcelo Fabián Aravena (alias Marcelo de Lomas o Manco), Miguel Santoro (alias Manzana) y Mario Bellusci Martínez (alias Uruguayo), con penas que fueron de 5 a 20 años.
Luego de aquello, el hincha que se volvió tristemente célebre con aquella frase marcó en cierta forma el rumbo que tomaría una parte de los hinchas del fútbol argentino. Un resultado, un negocio o un simple gusto por un equipo pueden costar vidas y si esto ocurre, para muchos, bienvenido sea. Es una forma de vengar las circunstancias de un partido de fútbol.
Hoy, en el terreno de las redes sociales, la violencia extrema se expone, se aviva y se toma como referencia para exacerbar los ánimos de una sociedad que no parece estar preparada para celebrar, sino para matar.
La violencia en el fútbol, según la ONG Salvemos al Fútbol, lleva registrados 325 víctimas como consecuencia de este mal que se disemina como epidemia.
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