Se puede perder el pelo, pero no las mañas. Cada vez que se les pregunta a Hugo y Pablo Moyano por su presunta relación con barras bravas, ellos niegan todo tipo de conexión.
El de Roberto Petrov, el Polaco, es un caso testigo: es miembro de Camioneros, llegó al paravalanchas del estadio de Independiente al primer partido tras la asunción de Hugo como presidente y hasta vio encuentros del Rojo en el palco de la dirigencia junto a Pablo.
Es más: fue custodio de Moyano padre en varios actos, entre ellos el recordado de la quinta de San Vicente, el día del traslado de los restos de Perón, cuando se desató una guerra infernal entre Camioneros y la Uocra del Pata Medina. Pero los hombres fuertes del sindicato, aún contra las imágenes contundentes, negaban que Petrov fuera un custodio familiar.
Pero el Polaco está preso hace un año como miembro clave de la asociación ilícita que se le imputa a la barra brava de Independiente. Y por eso, obvio, ya no puede ofrecer sus servicios personales. Pero se ve que tiene reemplazo conocido: en el acto que hicieron Hugo y Pablo Moyano ayer en Callao al 100, frente a la Secretaría de Trabajo, tras el fracaso de la primera reunión paritaria del gremio con la cámara empresaria, quien obró como franqueador del palco fue otro capo barra.
Sí, quien aparece en el video ayudando a Hugo y Pablo a subir primero al escenario y después obrar como patovica de discoteca rechazando o habilitando el pase, es Sergio Alejandro Medina, más conocido como el "Ale de Budge", uno de los capos de Los Borrachos del Tablón, la barra brava de River.
¿Qué hacía Medina ahí? Como tantos otros barras, es un afiliado vip del gremio y maneja mucha gente de Lomas de Zamora, más precisamente de la zona de Ingeniero Budge, que hacen bulto importante en cada marcha cuando se los precisa.
Medina se presenta como chofer de una firma de transporte con sede en Ingeniero Budge y afirma que su trabajo allí es mover mercadería de una bodeguera muy famosa. Pero el tema tiene que ver con su actividad extra laboral: lidera la facción Budge, una de las más numerosas de la barra de River y está considerado por el Estado como un hombre violento, a punto tal que tiene derecho de admisión impuesto hasta mayo de 2019 para concurrir a los estadios.
Razones no le faltaron al Ministerio de Seguridad para incluirlo en la lista negra.
Medina fue condenado el 28/10/2015 a tres años en suspenso porque en la previa del partido entre River y Tigres por la Copa Libertadores de ese año lo atraparon con armas de guerra cuando lideraba la caravana de su facción rumbo al Monumental. En esa causa también cayó su hijo Braian.
Ambos estuvieron ocho meses tras las rejas. Apenas una semana después de esa condena, volvió al banquillo de los acusados por las amenazas al juez Sergio Pezzotta en el entretiempo del partido contra Belgrano por la Promoción del 25 de junio de 2011 que terminó con el descenso de River.
En esa causa logró una probation que incluía prohibición de concurrencia a los estadios más tareas comunitarias, en un fallo que fue tildado de escandaloso dado que Pezzotta había confirmado todo en la audiencia de juicio, había identificado a sus agresores y si el Tribunal Oral 28 lo hubiese condenado a la pena mínima, habría terminado otra vez en prisión.
Pero eso no sucedió y aunque tenía prohibición de ir al Monumental, Medina, que ingresó a la barra en 2002, viajó con Los Borrachos del Tablón al
Mundial de Alemania 2006 y se encaramó en el poder en 2008 para consolidarse allí desde 2011, siguió llevando a su gente al estadio y también cosechando causas: este año fue acusado de extorsionar por dinero a cambio de dejarlos trabajar tranquilos a los puestos de comida y bebida que se montan en los días de partido.
La causa está en trámite actualmente en el juzgado de Instrucción 27, que atiende el doctor Alberto Baños.
Por fuera de la cancha, también tuvo problemas: el 4 de junio de 2016 fue baleado a dos cuadras de su casa en un supuesto ajuste de cuentas, por cuestiones presuntamente relacionadas al negocio de La Salada.
Estuvo internado un tiempo y cuando salió, volvió a River. Y al gremio, donde también fue subiendo de escalafón hasta coronarse ayer como el hombre que abría o cerraba las puertas de ese edén que desde hace décadas construyeron los Moyano.
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