Construyó una carrera sin jugar un minuto en Primera a la "sombra" de su hermano: la historia de Mauro Scaloni

Dos años mayor que el entrenador interino de Argentina, mediocampista, acompañó en cada transferencia a su hermano hasta 2006. En Argentina llegó a actuar en Reserva. En España, sumó minutos en la filial de Deportivo La Coruña

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Los hermanos, cuando fueron presentados en Deportivo La Coruña
Los hermanos, cuando fueron presentados en Deportivo La Coruña

Ángel Scaloni fue director técnico del Club Sportivo Matienzo de Pujato, localidad ubicada a 33 kilómetros de Rosario, con alrededor de 3700 habitantes, según el registro de 2010. Allí supo empezar a moldear como futbolistas a Mauro Scaloni, mediocampista, categoría 76, y a su hermano dos años menor, Lionel. Matienzo fue el comienzo de un camino que los incipientes futbolistas transitaron a la par en los pasos efectuados, en la información dura del currículum. No así adentro del campo de juego.

Porque Lionel Scaloni, volante por derecha, lateral, aguerrido, dinámico, con carácter, fue el Scaloni que se destacó. El que fue campeón del mundo Sub 20 en Malasia 97, el Mundialista en Alemania 2006. el ídolo en Deportivo La Coruña y de prolífica trayectoria en Europa (West Ham United, Lazio, Mallorca, Atalanta). Y Mauro fue su sostén, lo acompañó, fue parte del combo en cada salto, pero debió asumir un papel secundario, cosechando un récord, por lo menos, curioso: prácticamente no jugó (o lo hizo en Reserva o en filiales) en cada equipo en el que se incorporó, de la mano de su hermano.

Mauro Scaloni se transformó en la sombra de Lionel Scaloni. El hoy técnico interino de la Selección se incorporó a las divisiones inferiores de Newell's al mismo tiempo que su hermano, que jugaba dos categorías más arriba. En 1995 debutó en Primera; su hermano llegó hasta Reserva.

En el 96, con el apellido ya grabado en las citaciones de la Selección Sub 20, un conflicto con Lionel en la Lepra, club en el que acumulaba apenas 12 partidos, llevó a papá Ángel a forzar una salida. Fue Estudiantes de La Plata el interesado, pero para concretar la operación la condición fue que adquiriera la ficha de los dos hermanos. Así, ambos armaron sus bolsos y se mudaron al Pincha.

El lateral-volante (en aquel entonces, más cómodo como pistón en el mediocampo) se adaptó al especial mundo Estudiantes, donando su enjundia y dinámica. Mauro se incorporó al plantel de Reserva, donde tuvo continuidad, pero no logró el brinco a la elite. Llegó a marcarle un gol a River en un preliminar, que podía presagiar un universo de nuevas oportunidades. Vibró con el título de su hermano en la Selección Sub 20 en el Mundial de Malasia 1997, a la par de promesas de la talla de Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Pablo Aimar Walter Samuel (los dos últimos, sus ayudantes de campo en la Mayor). Al fin y al cabo, fue uno de los causales de una nueva mudanza.

Porque Deportivo La Coruña se interesó en el ida y vuelta del menor de los Scaloni. Además, tenía pasaporte italiano, no ocupaba plaza extracomunitaria. El padre deseaba que los hermanos siguieran apuntalándose, en consecuencia, el pase de Mauro apareció en la mesa de negociaciones. Conclusión: en 1997, los Scaloni, Mauro y Lionel, se incorporaron al Súper Depor. Sí, porque se trató una de las etapas más gloriosas de la historia de la institución gallega, en la que el Gringo dejó una huella indeleble.

Porque entre 1998 y 2006, Lionel Scaloni disputó casi 400 partidos en La Coruña y anotó 24 goles. Se transformó en símbolo por su entrega y ascendencia. Ganó tres títulos, la Liga del 2000, la Supercopa Española y la Copa del Rey de 2002, en cuya final derrotó al Real Madrid cuando todo estaba dispuesta para la celebración merengue. Fue allí cuando, en pleno frenesí, soltó la frase jocosa, captada por las cámaras de la TV, que todavía recuerdan en España: "¡Les cagamos la fiesta!".

Mauro Scaloni aparece en las "fotos de familia" de los planteles antes de cada temporada, pero nunca llegó a jugar en el primer equipo. Debió conformarse con ver acción, y por momentos con continuidad raleada, en el Fabril, equipo filial del Deportivo La Coruña. En 2005, incluso, la especulación de la separación de los hermanos pasó del plano íntimo al público, en una entrevista que Lionel le brindó al Diario AS.

"Es posible que regrese a la Argentina y quizá se le abran las puertas en Estudiantes. Siempre hemos estado juntos e, independientemente de que me cambie la vida, es algo a lo que me tendré que acostumbrar. Mauro vive una situación muy injusta y quiere volver a sentirse futbolista", comentó entonces el Gringo.

Lionel Scaloni y Pablo Aimar, compañeros en el Sub 20 que fue campeón en Malasia 1997
Lionel Scaloni y Pablo Aimar, compañeros en el Sub 20 que fue campeón en Malasia 1997

"Nunca hemos sido de reclamar un puesto. Mi hermano es una persona que no se lleva mal con nadie, que hace su trabajo… Pero es el técnico al final quien decide. Desde mi punto de vista, el club ha cometido un grave error al no utilizarlo todo este tiempo", lo defendió con la fuerza de la sangre.

Pero 2006 fue un año bisagra. Lionel Scaloni participó del Mundial de Alemania, bajo la tutela de José Pekerman, el entrenador que había confiado en él en Malasia 97. Y se marchó en busca de continuidad a West Ham United, y luego al Racing de Santander. Mauro ya no pudo seguirle las huellas. Y su nombre se perdió en el mundo futbolístico.

Mauro sigue siendo un respaldo de su hermano, desde el rol que le toca. La familia cultiva maíz, trigo y soja en sus campos en Pujato, donde todo empezó. Y allí también está el hermano mayor, poniendo el hombro desde el perfil bajo. O, desde el detrás de escena, apoyando a su hermano en redes sociales, dándole like o RT a las publicaciones elogiosas. Sin sentir como un peso el rol de ser "el otro Scaloni".

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