Darío Benedetto estuvo a unos pocos días de alcanzar el año completo sin sentir la electricidad que recorre el cuerpo de un goleador cuando la pelota cruza la línea. Volvió a sentirla tras 339 días de sequía por duplicado y en un partido clave para Boca.
A siete minutos del cierre del partido, el "Pipa" apareció por el primer palo para cruzar un cabezazo luego de un córner de Sebastián Villa y rompió un cero ante Palmeiras que parecía imposible de quebrar.
En el festejo el delantero de 28 años recibió el afecto de todos sus compañeros y no pudo evitar emocionarse casi hasta las lágrimas. En esa explosión de sensaciones se escondía una lesión ligamentaria en la rodilla derecha y otros problemas musculares en su retorno a la acción.
"Me emocioné porque fueron muchos meses metiéndole. Me recupero y me vuelvo a lesionar el tendón, después el desgarro. La verdad que vengo con traspiés en las lesiones", declaró ante la transmisión oficial el futbolista que había celebrado por última vez el 19 de noviembre del año pasado cuando le marcó a Racing en la derrota por 2-1.
"Fue muy importante (el kinesiólogo) en la lesión. Hizo de psicólogo y amigo. Momentos en los que iba a entrenar con cara de culo y él se la comía. La verdad que estoy muy agradecido por la recuperación que tuve con él. En el primero me olvidé de saludarlo y en el segundo lo festejé con él", explicó sobre su dedicatoria al hombre del cuerpo médico.
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