Stéfano Di Carlo se convirtió en el vicepresidente más joven de la historia de River: "Es un honor infinito"

A los 29 años, fue ungido por la Comisión Directiva tras el fallecimiento de Guillermo Cascio: su bisabuelo y su abuelo formaron parte de las decisiones en momentos bisagra de la historia de la institución. Aquí, sus recuerdos ligados a la pasión y el repaso por su trayectoria en la dirigencia

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Estaba ubicado en la San Martín baja. Sus ojos absorbían asombro. River, aquel River deslumbrante de Enzo Francescoli, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo, Hernán Crespo y Juan Pablo Sorin, entre otras figuras, vencía 2-0 a América de Cali y alzaba su segunda Copa Libertadores en la historia. Y ese niño de 7 años grababa esas imágenes para siempre. "La Copa Libertadores del 96 me conmocionó y fue lo que me apegó definitivamente al fútbol. Es una edad muy importante para profundizar tu pasión", explicó Stéfano Di Carlo, quien se transformó, a los 29 años, en el vicepresidente más joven de la historia del club.

La oportunidad, que surgió ante la moción del presidente Rodolfo D'Onofrio y el consenso del resto de los integrantes de la CD, se dio por una situación dolorosa: el fallecimiento de Guillermo Cascio, vicepresidente segundo, ocurrido el 22 de septiembre. "Es imposible dejar de pensar en la figura de Guillermo. Nos ha afectado mucho a todos, por su profesionalismo, por los valores que representa, por la calidad humana. Él nos hizo un poco mejores a todos. Esto es producto de una situación desgraciada, pero no deja de ser un honor enorme desde el punto de vista personal, familiar, por el apego a la institución; y desde el punto de vista del consenso dirigencial, por la propuesta del presidente del club", describe la mezcla de sensaciones este licenciado en administración, casado con María Victoria Álvarez y papá de Emilia, una beba de cinco meses.

Te toca asumir en un momento dulce desde lo deportivo, con el equipo de fútbol en semifinales de Copa Libertadores y de Copa Argentina.

Es gratificante en este contexto, como ha sido gratificante aportar en las áreas que me ha tocado dirigir, no sólo en lo deportivo, sino también en el desarrollo institucional. Es muy gratificante poder haber sido parte de todo este proceso.

¿Qué experiencia recogiste en 5 años de gestión?

Infinidad de experiencias respecto del tamaño de lo que se administra. Me a tocado dirigir el Departamento de Comunicación del club, al que hemos reconvertido. Lo hemos relanzado y reposicionado como un área de comunicación con un fuerte abordaje en materia digital. El trabajo funciona como una agencia desde el área de comunicación, que ha permitido hacer la cobertura audiovisual y fotográfica de la vida deportiva de River. Y en este segundo mandato he sumado el área de educación, por una propuesta del vicepresidente Cascio, avalada por el presidente. Ha sido un desafío significativo para abordar, con la impronta que D'Onofrio le da a la cuestión educativa, el peso que se le da a la hora de la toma de decisiones. Se trata de una estructura muy grande, sólida, con 1300 alumnos, un jardín maternal, colegio primario, secundario, terciario, una universidad. Un proyecto de largo plazo al que se le ha ido dando un protagonismo mayor. Y haber sido designado para eso es un honor muy grande.

Llegar a ocupar una vicepresidencia de un club como River a los 29 no es algo habitual.

Es un honor infinito, fuerte para uno desde el punto de vista institucional. Y la confianza de parte del presidente es absolutamente significativa. Es algo que me va a marcar a nivel personal, y en muchas cuestiones. No queda más que estar a la altura.

Di Carlo, juntto a Rodolfo
Di Carlo, juntto a Rodolfo D’Onofrio, de visita en la redacción de Infobae

DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN

El apellido Di Carlo está íntimamente ligado a River. Ángel, su bisabuelo, participó activamente en la vida política de River. Osvaldo, su abuelo, tuvo una extensa carrera como dirigente en la institución; incluso llegó a ser presidente durante cinco meses. En consecuencia, el nombramiento también provocó un sisma en el núcleo familiar. "Están todos muy contentos. Mi bisabuelo fue casi fundador del club, se incorporó pocos años después, fue secretario durante la gestión de (Antonio) Liberti y uno de los dirigentes que promovieron la mudanza para el progreso de River a un nuevo estadio, que hoy es el Monumental. Y, después su hijo, mi abuelo, tuvo el honor de ser presidente. Mi familia es profundamente riverplatense; eso también pesa".

El apellido estuvo ligado, además, a etapas exitosas

Mi abuelo fue presidente del Consejo de Fútbol campeón del mundo, campeón de América y de la Copa Interamericana en 1986. Son los dos procesos, ese y el actual, que más títulos cosecharon en el plano institucional.

¿Es una responsabilidad extra?

Absolutamente, con el equilibrio y la responsabilidad de siempre para seguir continuando con la tarea que es larga, y que viene desarrollándose desde hace 5 años.

¿Qué recuerdos surgen de la época en la que tu abuelo era dirigente -cumplió distintas funciones hasta 2005-?

Muchas vueltas olímpicas, una tradición para los hinchas de River. Y enseñanzas de todo tipo, parte central en mi formación, en lo humano y en la pasión que esto genera.

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