Delfina Pignatiello es una de las deportistas más populares de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Junto a los seleccionados de hockey 5, la nadadora de 18 años es una de las estrellas más requeridas del Parque Olímpico de Villa Soldati.
Como en el natatorio hay una capacidad limitada cercana a las 2.000 personas, los espectadores hicieron extensas colas de más de 4 horas para ver a la figura nacional. La espera generó muchísima expectativa y el griterío ensordecedor que hizo vibrar al Centro Acuático cuando la joven de San Isidro salió a escena representó uno de los momentos más impactantes de la jornada.
La ganadora del Olimpia de Oro de 2017 logró la medalla de plata en los 800 metros libres y se subió al podio junto a la húngara Ajna Kesely (oro) y la austríaca Merlene Kahler (bronce). "Fue tremendo. Ver a la gente gritar como si fuera un recital fue increíble. Siento mucho el apoyo, aunque también se siente un poco la presión", le dijo a Infobae luego de la emotiva premiación que permanecerá recordada por sus lágrimas.
Las sensaciones tienen un significado especial, ya que no fueron horas fáciles para la familia Pignatiello. "La dedicatoria de la medalla es para mi abuela, que falleció la semana pasada", explicó todavía con los ojos brillosos.
Sin embargo, su autoexigencia no le permitió evitar el análisis frío de su presentación. A pesar de la satisfacción del objetivo cumplido, Delfina destacó que "la carrera no salió como estaba planeada". "No me gustó, pero no siempre puede salir todo perfecto. De los errores se aprende y habrá cosas para mejorar", argumentó.
Si bien tiene solo 18 años, la nadadora se mueve como una profesional. Las luces de los flashes, el pedido permanente de selfies, la invasión de la prensa y las innumerables cámaras de TV que la persiguen a toda hora podrían influir en su preparación. En una sociedad exitista, la ausencia de resultados significaría una amenaza constante para su carrera.
"Se sintió mucha presión. Fue creciendo durante todo el año y hoy explotó como una bomba. Son cosas que hay que ir aprendiendo. Todavía soy chica y como ahora sé que puedo correr con presión encima, estoy segura de que será más fácil en unos años", deslizó con una postura distinta a la que podría tener cualquier adolescente a su edad.
Además, se mostró consciente de la efervescencia que despierta en el público. "Me dijeron que había una fila larguísima desde las 2 de la tarde y eso es tremendo. Si se puede seguir fomentando al deporte que amo es genial", concluyó antes de retirarse al vestuario para trabajar de cara a la próxima competencia que será el viernes por la mañana en 400 metros libres.
En la previa del fin de semana largo, la protagonista estelar de Buenos Aires 2018 volverá a salir a escena y sus seguidores se entusiasman con un nuevo podio. Será una nueva presentación de la sirena de los Juegos.
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