"Mi abuelo jugó en el Osasuna y en 1935 llegó a ser el entrenador del equipo. Fue el año en el que logró el primer ascenso de su historia a la Primera División, pero en la Guerra lo extraditaron porque lo consideraban republicano".
La historia futbolística de Juan Pedro Urdiroz comenzó mucho antes de que él naciera. Sus antepasados tenían en el ADN ese amor por la pelota que heredó desde pequeño. "Cuando tenía 5 años era hincha del Real Madrid y recuerdo que le pedí a los Reyes Magos una equipación del Merengue. Como en casa de mis abuelos estaba prohibido el Real Madrid, porque era el equipo de Franco, me dejaron la equipación de un equipo que yo no conocía con una nota de Melchor que ponía: No te hemos traído el regalo del Real Madrid, porque te trajimos el de un equipo mejor, que es la Real Sociedad de San Sebastián. Y yo me lo creí", le dijo a Infobae mientras recorría las instalaciones de Zubieta, la ciudad deportiva de la institución de Donostia.
Vive en Pamplona, pero se hizo fanático del club vasco. Sus días de estudiante en la Universidad de San Sebastián coincidieron con el bicampeonato de la década del ochenta y como él mismo analiza, "al ser de la Real Sociedad, de alguna forma estaba en contra del Real Madrid, y por consecuencia tiraba a favor del Barça". Sin embargo, su sentimiento hacia el Culé se generó a partir de la llegada de un joven rosarino que cambió su manera de ver el fútbol: "Cuando vino Messi me hice más Blaugrana que nunca".
Actualmente es uno de los fotógrafos oficiales de la Liga. Sus fines de semana se los pasa en las canchas retratando las imágenes de los protagonistas, pero ninguno le causa ese amor que le despertó la Pulga. "Tengo recuerdos de Pelé en el Mundial del ´70. Lo vi bastante a Cruyff y me dejó la primera decepción deportiva cuando Holanda perdió la final del ´74. También me dolió la derrota de Brasil contra Italia en el ´82. A Maradona lo tuve muy de cerca en el Barcelona; pero ninguno me sorprendió como Messi", comparó con la sonrisa permanente que le impone el sello del astro argentino. Además, defiende al Enano cuando escucha algunas críticas relacionadas a sus actuaciones en la Selección: "Podrán decir que Maradona ganó un Mundial, pero también fracasó en muchos otros. Leo estuvo muy cerca de lograrlo en 2014″.
"Messi ha hecho de lo extraordinario algo tan ordinario y normal que la gente perdió la capacidad de asombro. En 13 temporadas no ha parado de batir marcas. Si hace 2 goles en un partido, da una asistencia y entrega 3 pases de gol, los comentaristas pueden llegar a decir que no ha brillado demasiado o que ha estado desaparecido… pero entonces dices ¡Joder, un partido así es el mejor que puede tener el 99% de los futbolistas en su vida!", agregó con énfasis y pasión.
Cada foto que le saca a la Pulga representa una historia en su vida. Nunca ha disfrutado tanto su trabajo como cuando le toca algún partido del Barcelona, porque sabe que entre los intérpretes estará el astro internacional. "Como fotógrafo es una delicia porque me da unas escenas muy bonitas: las caras de bronca de los rivales, piernas a la altura de su cadera, posturas a 45 grados esquivando defensas… son imágenes frecuentes en él", deslizó.
Según su mirada profesional, las improvisaciones de Leo "son a la perfección". "En una secuencia capté cómo se lesionó uno de sus rivales que intentó sacarle la pelota. No sé si los escucha, los oye, los huele, pero tiene un sexto sentido que asombra", enfatizó.
La secuencia:
Sin embargo, la magia de Messi también puede perjudicar su trabajo. La velocidad, los amagues y el engaño permanente que desarrolla el astro argentino dentro de las canchas complican la labor de quien debe retratar sus obras. Así lo ejemplificó Juan Pedro Urdiroz: "Hubo un gol que hizo en Pamplona que no lo pudimos captar porque esquivó hasta los fotógrafos. Como usamos unos teleobjetivos con un encuadre muy cercano, cuando vimos que hizo un gesto con el cuerpo, todos los jugadores (y nosotros también) fuimos para un lado, pero cuando volvimos ya había marcado. Recuerdo que lo estaba siguiendo sin perderlo de vista, pero el tío hizo algo tan rápido que me pregunté ¿Cómo me lo había podido perder? Miré a mi compañero de la derecha, y se encogió de hombros porque le pasó lo mismo. Miré a la izquierda, y otro fotógrafo me hizo un gesto de extrañeza como diciendo ¿Qué ha hecho? Desapareció por un instante".
Consciente del fenómeno que tiene por delante, el fotógrafo no dudó en afirmar que "a Messi lo buscas siempre, porque tienes la sensación de que le estás sacando fotos a algo irrepetible". "Creo que no se verá a un jugador así hasta dentro de 100 años", agregó.
Tal vez, una de sus mejores obras fue la que logró fuera del terreno de juego. En lo que parecía una caminata normal del micro al vestuario, Urdiroz consiguió captar una imagen que podría ser utilizada para una película, un comercial o algún documental que se remita a la vida personal del futbolista: "Esa foto muestra una cara de asesino que presagia lo que pasará después. Me acuerdo que en la cancha destrozó al Osasuna con varios goles".
Por otro lado, en el césped también consigue descubrir los gestos del propio Messi y las preocupaciones de sus rivales, que en muchos casos las transmisiones de TV no consiguen reflejar. "A veces por la televisión no se percibe de lo que es capaz de hacer. En el campo uno observa las caras y un lenguaje no verbal en donde todos están pendientes sobre dónde se ubica Leo. Yo no sé si en la Selección le pasa eso, pero acá todos los jugadores del Barcelona que agarran la pelota (y los contrarios), primero miran para ver dónde está Messi y luego juegan. Nunca he visto nada igual y dudo de que lo vuelva a ver", concluyó el fotógrafo que un 16 de noviembre de 2003 fue picado por una Pulga atrevida que le dejó una marca para toda la vida: "Las fotos que tengo de él, son mi mayor tesoro".
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