¿Cómo se explica que un rival que pelea por la permanencia, cuenta con un plantel de menor jerarquía y está a varios millones de dólares de distancia haya dejado afuera a Boca de la Copa Argentina? El presente del equipo de Guillermo Barros Schelotto preocupa y todas las fichas del tablero están puestas en la Libertadores. Estos 5 puntos ayudan a entender por qué no fue tan inesperada la eliminación ante Gimnasia y Esgrima La Plata.
1. SIN MEJORAS EN LO FUTBOLÍSTICO
Cuesta encontrar partidos de Boca que hayan estado a la altura de la calidad que ofrece su plantel en lo que va de la temporada. Guillermo Barros Schelotto cuenta con una constelación de estrellas que no brillan. Por momentos, parece un rejunte de voluntades que van para adelante por inercia. Y en los últimos partidos ni siquiera alcanzó con alguna genialidad de los futbolistas ofensivos para sacar adelante el encuentro.
Desde que comenzó este semestre se pueden rescatar algunos pasajes de las victorias frente a Talleres de Córdoba y Vélez en la Bombonera (la goleada ante Alvarado queda afuera del análisis por tratarse de un equipo dos categorías inferior). En la serie ante Libertad de Paraguay por la Libertadores sufrió más de lo esperado, con San Martín de Tucumán en Copa Argentina lo resolvió recién en el final y ante Argentinos Juniors en Superliga no le sobró nada. Boca está en deuda en el aspecto futbolístico.
2. LAS BAJAS, LOS PRESERVADOS Y LA LESIÓN DE BENEDETTO
Con la mira puesta en el compromiso de este jueves en Belo Horizonte por la revancha de los cuartos de final de la Copa Libertadores ante Cruzeiro, Guillermo decidió mantener afuera nuevamente a Lucas Olaza y Fernando Gago, posibles titulares en Brasil que faltaron al Superclásico por estar justos en lo físico.
A ellos hubo que sumarle a Leonardo Jara, quien sufrió una lesión muscular (se sumó a Wanchope Ábila). Y como si fuera poco, Darío Benedetto duró apenas 10 minutos en la cancha por una contractura. La mala racha del Xeneize continúa y el entrenador no consigue que rindan las piezas de recambio. Un plantel extenso que no aporta soluciones. ¿Habrá sorpresas contra Cruzeiro?
3. EL FÍSICO NO RESPONDIÓ TRAS LA INTENSIDAD DEL SUPERCLÁSICO
Gimnasia había jugado apenas un par de horas antes que Boca el domingo frente a Rosario Central en La Plata. Por eso, no se puede hablar de más o menos descanso de un equipo u otro. Sin embargo, el conjunto del mellizo pareció disminuido ante un rival al que le cuesta lastimar en los complementos (en ese período apenas le marcó un gol a San Martín en Tucumán y otro al Canalla -de penal-).
Las tensiones que produjo el Superclásico en la Bombonera atentaron claramente al físico de los futbolistas de Boca, que están atravesando una seguidilla de cotejos muy importante en poco tiempo (contando el de ayer, son 4 duelos en 11 días), incluyendo Copa Argentina, Superliga y Libertadores. El campo mojado por la lluvia no ayudó: el Xeneize no pudo soltarse en ningún momento y lo perdió en el epílogo.
4. PARA GIMNASIA FUE UNA FINAL, PARA BOCA NO
Benedetto lo había advertido en la previa: "Todos los partidos de Copa Argentina se les están complicando a los equipos grandes". El delantero de Boca alertó a los suyos por la instancia pasada, en la que San Martín de Tucumán casi da el golpe. Fue en vano: el Lobo apretó los dientes desde el minuto cero y, con sus armas, obtuvo una victoria importantísima.
Evidentemente el equipo dirigido por Pedro Troglio se sintió ninguneado, subestimado. Y se desquitó en la cancha, quizás sin el mejor fútbol, pero sí con la intensidad y compromiso que requiere un partido de este tipo. "Ellos jugaron una final y nosotros en ese aspecto dejamos que desear…", declaró Carlos Izquierdoz luego del 0-1. Más claro, imposible.
5. LO PSICOLÓGICO LE JUEGA EN CONTRA
El plantel de Boca está para el diván. Puede ponerse en discusión que tras alzar los últimos dos campeonatos locales haya cierta desmotivación en la Superliga, pero lo que debe ser imperdonable para sus futbolistas es dilapidar la chance de ganar otra Copa Argentina para cortar la racha del rival de toda la vida (se quedó con las últimas dos ediciones).
Además, quedó trunca la posibilidad de desquitarse con River en las semifinales de la copa nacional, algo muy factible teniendo en cuenta que ambos iban a enfrentar en cuartos de final a adversarios de menor envergadura. Puede que en el inconsciente de los jugadores rondó la idea de evitar este cruce clásico para poner la cabeza de lleno la meta objetivo que obsesiona: levantar la Libertadores.
Llegado el caso, obviamente hacerlo en las narices y el propio estadio del rival de toda la vida, más que gusto a revancha, tendrá sabor a hazaña épica.
SEGUÍ LEYENDO
"Los partidos no se ganan con nombres, sino con hombres"
Fabián Rinaudo, tras eliminar a Boca: "Esto es para los tontos que nos subestimaron"
¿La charla que anticipa el final? Guillermo y Gustavo, solos y a oscuras tras otra derrota de Boca