En la previa, el número a analizar tenía tres cifras: 700. Es la cantidad de encuentros que cumplió Lionel Messi con la camiseta del Barcelona en el estadio Municipal de Butarque, donde el equipo conducido por Ernesto Valverde perdió su invicto tras ir arriba en el tanteador.
Los catalanes estuvieron lejos de exhibir su mejor nivel y, en un minuto, vieron cómo la victoria se les escapaba de las manos frente a un rival que marchaba último en la tabla. El humilde Leganés de Mauricio Pellegrino dio el batacazo en la sexta jornada de la liga española y dejó con dudas al Barça.
Y la fría estadística arroja datos concretos que sirven para explicar por qué al Barcelona le fue como le fue. Messi, hoy capitán, es desde hace rato pieza vital en el elenco culé. Ayer estuvo cerca de convertir con un remate desde afuera del área que se estrelló en la unión entre el palo derecho del arquero y el travesaño. Pero su nivel, igual que el del resto de sus compañeros, fue bajo.
La Pulga fue el futbolista que más balones perdió a lo largo del partido, con un total de 28. Es una cifra inusual para un jugador que se caracteriza por sus goles y asistencias, pero que también es muy preciso a la hora de maniobrar con la pelota y pasarla.
En la misma (mala) sintonía estuvo Sergio Busquets, uno de los más dotados técnicamente en el equipo que estuvo lejos de su brillo habitual. El mediocampista central desaprovechó la posesión en 16 ocasiones, escoltando al argentino junto al brasileño Philippe Coutinho, autor del tanto que quebró el cero.
Por detrás del podio de pérdidas figuraron Sergio Roberto y Ousmane Dembélé. El Barça, sin las conexiones habituales entre sus elementos, besó la lona.
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