Miguel Di Lorenzo fue durante 12 años el fisioterapeuta todo terreno de la Selección: trabajó en las gestiones de Carlos Bilardo, en la que celebró el título en el Mundial 86 y se quedó en la puerta en Italia 90, y de Alfio Basile, con el que festejó dos Copas América (91 y 93). También se desempeñó en los cuerpos técnicos del Toto Lorenzo, el Bambino Veira y Néstor Gorosito, entre otros entrenadores de trayectoria. Pero su apodo, Galíndez, quedó ligado para la posteridad a un suceso: el "bidón de Branco".
La historia es conocida: durante la épica victoria de Argentina ante Brasil en los octavos de final del Mundial del 90 (1-0, con gol de Caniggia tras el pase de magia de Maradona), el lateral izquierdo acusó a Galíndez de haberle ofrecido agua contaminada. "La tomé y me sentí atontado", señaló Branco. Y la controversia volvió, cíclica, cada vez que algún protagonista se refirió al tema. En 2005, fue el propio Diego Maradona el que, en un programa de TV, aseguró que "alguien picó un Royphnol", en alusión al potente sedante. Y en los últimos días fue Candelaria Ruggeri, la hija del Cabezón, la que comentó inocentemente que Galíndez "metió cositas en el agua".
28 años después, Galíndez no se mueve un centímetro de su versión. Hoy coordinador de grupos de chicos en la secretaría de Deportes de La Matanza, el evento lo continúa persiguiendo. "No tengo nada que decir, absolutamente nada. No sé por qué se sigue hablando de eso. Es una excusa, siempre una cosa, la otra, y me meten a mí en el medio. Si de ahí tomó Carlitos Giusti también. Yo les di agua a todos, si estaba atendiendo a Pedrito Troglio", argumenta en charla con Infobae, más allá de que las imágenes muestran un sospechoso diálogo tras el que Giusti decide cambiar de recipiente.
El video de una polémica que lleva 28 años
—¿Pensaste que tantos años después se iba a seguir hablando del bidón?
—Siempre lo mismo. Cada uno que saque su conclusión. Yo tengo la conciencia tranquila.
—¿Alguna vez lo hablaste con Branco?
—Sí, en Brasil, me lo crucé. Me dijo 'filho puta, tu me ha envenenado'. '¿Qué dijiste?', le pregunté. 'Tú me ha envenenado', volvió a decir. 'Yo qué te envenené, vos estás loco', le contesté. En Brasil fue. Después nunca más lo vi.
—¿Te molesta que cuando se habla de vos siempre se hable del bidón?
—Me molesta que solo se hable de eso. No tiene más sentido.
MASAJISTA Y ANIMADOR
Si bien su rol principal era el de aflojar músculos, Galíndez tenía varias funciones en la Selección. "Bilardo me pedía que ayudara en todo, que transmitiera alegría, amor, cariño. Y nos pedía siempre una sonrisa. Hasta a Diego (Maradona) mismo, si lo veía mal, le decía '¿qué te pasa, cabeza de poronga, con esa cara? Si no te gusta, te vas'. Siempre tenías que estar alegre. Nos acostábamos a cualquier hora trabajando. Y a las 7, a las 8, arriba. Ni dormía con él", cuenta.
¿Bilardo o Basile? Di Lorenzo no se permite la elección. "No puedo elegir, Bilardo era más estricto y Coco me daba más libertad; Bilardo me quería siempre al lado de él", dice. Ese aprecio se refleja cuando habla del estado del Doctor. "Lo llamé varias veces, pero no me pasaron. No quieren que lo molesten mucho porque se pone muy triste. Pero está bien", avisa.
Fue en la etapa del Narigón en la que se transformó en el "animador" de las reuniones y comidas en las concentraciones de la Selección. En efecto, en los últimos días se viralizó un video del cumpleaños de Galíndez durante México 86. Allí, para homenajearlo, el plantel lo "baña" en harina y le hace cantar "La felicidad", de Palito Ortega.
"Yo levantaba el grupo. Mirá ese video y fijate lo que era. Y eso que las concentraciones eran largas, por ahí concentrábamos dos meses. Y me hacían cantar 'Popotitos' o 'Roberta'", detalla el repertorio. Su trabajo tenía sus pro y sus contras. Estaba cerca de la Selección, pero podía perder momentos sensibles, como la jugada que definió el Mundial 90. Eso sí, no le impidió pelearse con el árbitro, Edgardo Codesal.
"Contra Alemania, ya terminaba el partido, y fui abajo a buscar más agua. Y justo el árbitro no me dio el penal de Calderón y me dio el penal de Sensini, pobre, no lo tocó (a Rudo Völler). Estaba comprado ese árbitro", sentencia.
—¿Vos asegurás que estaba comprado?
—Sí, estaba comprado, le dije de todo a Codesal, Le dije 'vos sos una mierda, sos una porquería, no merecés estar en un estadio'. Y me miraba. "Hijo de puta, nos sacaste del Mundial', le dije.
—¿Y él que te respondió?
—Nada, me miraba.
—¿Alguna vez te pasó con Bilardo o con Basile algo parecido a lo que se dio entre los jugadores y el cuerpo técnico en el Mundial de Rusia?
—No pasaba nunca, nunca. Grondona nunca se metió en la parte de la dirección técnica. Los dirigentes venían, hablaban con Bilardo o con Coco, pero no había puterío, jamás. Siempre con seriedad. Y esto no es serio. Uno quiere mandar más que el otro. Y el que manda es Tapia. Primero está la patria y después la Selección. Y la Selección es la patria. Y el pueblo quiere una alegría. Y los jugadores anteriores siempre dieron tristeza. Lo que hicieron en Rusia fue un desastre, todos peleados entre ellos…
—¿Qué opinión tenés de Sampaoli?
—Que fue un desastre. Es un chupaculo de los jugadores que estaban. No querés venir Di María, no vengas. Messi, no vengas más si no querés. Quedate en Catalunya. Les dieron todo en el Mundial; avión de Primera, la mejor concentración, qué mas querés.
—¿Messi tampoco tiene que volver a la Selección?
—Messi es campeón en Europa. Acá no lo es.
—¿Por qué?
—Acá los jugadores vienen y no ponen la garra de Diego, su disciplina, o la de Ruggeri, la de Batista, la de Pumpido. Cambiaron siete técnicos y no puede ser así. Tiene que haber una unión completa entre jugadores y cuerpo técnico. No quiero más puterío. Se hace un asado, concentración total, viene la familia a comer, todo el plantel con las mujeres… Así se hace la fuerza. Yo estaba pensando, mientras estaba tirado en la cama, cómo solucionar el problema de la AFA.
Con Bilardo teníamos cábalas, con el Coco Basile, también. Había que cumplirlas en la cancha. Pero no las pienso contar.
—¿Tenés un proyecto para la Selección?
—Sí. Yo estaba pensando, mientras estaba tirado en la cama, cómo solucionar el problema de la AFA. Para mí hay que dejar al nuevo técnico (Lionel Scaloni), al que está. El presidente de AFA, que siga, Tapia. Presidente de Selecciones, D'Onofrio. Vicepresidente, Lammens, el de San Lorenzo. Ayudante de campo, Diego Latorre, con Oscar Ruggeri. Checho Batista, presidente de la delegación. Y manager, Galíndez.
—¿Vos a cargo de todo?
—Sí, yo dirijo todo. Estuve 12 años en la Selección, con Bilardo y con el Coco. A Ezeiza lo conozco de punta a punta, sé todo, cómo se maneja. Coordinador de juveniles, (Hugo) Tocalli. El Vasco Olarticoechea y (Gabriel) Batistuta, trabajando con los chicos. Y a partir de ahí, presentar una Selección como corresponde, es una vergüenza el desastre de Rusia; los que no quieran venir más, que no vengan más. Este hombre (por Scaloni) pone alegría, amor, cariño y afecto. Y están todos contentos. En la otra Selección estaban todos amargados.
—Pero en el 86 la Selección también tuvo críticas y salió adelante. No se fueron todos.
—Pero nosotros le pusimos las pilas. El capitán era Maradona, el mejor del mundo, y Oscar Ruggeri. Una reunión cada tres días había. Acá hay mucho manoseo, todos quieren subirse arriba del caballo. Estoy estudiando todo, le quiero transmitir esto al periodismo. La gente me pide que sea el manager.
—¿En la calle te lo piden?
—Sí, me dicen, "Galíndez, vos tenés que estar ahí y cambiar". Y echar a todo el mundo, para hacer un armisticio total y que venga toda gente buena. Y que la AFa tenga el prestigio de cuando estaba Grondona.
—¿Y cómo vas a presentar el proyecto?
—Voy a hablar con Chiqui Tapia, es el único. Los otros, que se arreglen. El técnico tiene la decisión de decir 'quiero estos jugadores'. Y los clubes se los tienen que entregar. Lo hablo con Oscar (Ruggeri), y le digo que está todo mal manejado. AFA tiene que triunfar, quiero gente luchadora.
—¿Vos creés que te van a escuchar?
—El periodismo me va a escuchar.
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