"Yo estuve en el proceso en el que él empezó a demostrar su talento, en el Sporting de Lisboa. Y te dabas cuenta de lo que iba a ser; no sólo desde lo profesional, sino de lo futbolístico. Tenía cosas diferentes, hasta la postura a la hora de pegarle a la pelota".
A los 33 años, Cristiano Ronaldo se transformó en una estrella planetaria. Para dimensionar su estatura: el hoy delantero de la Juventus acumula ni más ni menos que cinco Champions League, una Eurocopa y cinco Balones de Oro. El puntapié inicial hacia la excelencia lo dio en Sporting y uno de sus "protectores", el autor de la frase, era Facundo Quiroga.
El ex marcador central surgido de Newell's y con pasos por River y la selección argentina contó en el programa No Todo Pasa, de TyC Sports, cómo era su relación con el CR7 adolescente, en la temporada 2002-2003. Y reveló secretos de aquel joven curioso y ambicioso, entre ellos, el "batido mágico" que le daba su mamá antes de los entrenamientos.
"Me relacionaba porque vivía cerca de casa y lo llevé un par de veces a los entrenamientos. La madre le daba un licuado de maracuyá, que era la bebida energizante de la época", comentó. "Ya a esa edad tenía el objetivo clarísimo. Hoy, cuando habla y dice que todavía tiene cosas por mejorar, te das cuenta. Se quedaba horas pateando tiros libres, en esa época estaba Rodrigo Tello, el chileno, que practicaba con él", agregó otro de los tips mediante el cual Cristiano se transformó en leyenda.
Ahora bien: ¿ya en aquel entonces tenía el perfil vanidoso que hoy cosecha tanto adeptos como odios? "En esa etapa era un nene. Yo creo que, como hacen otros jugadores, pone un 'falso Cristiano' para generar algo diferente", lo defendió Quiroga, todavía asistido a los buenos recuerdos.
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