Tras los sonados casos de alineación indebida de Carlos Sánchez (Santos), Jonathan Requena (Deportes Temuco) y Bruno Zuculini (River Plate), la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) continúa en su andar fuera de control.
Haciendo gala del rigorismo disciplinario, los entrenadores Marcelo Gallardo (River) y Guillermo Barros Schelotto (Boca) fueron sancionados por el ingreso tardío al segundo tiempo en los partidos de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores contra Racing y Libertad, respectivamente.
El artículo 76 del Reglamento Disciplinario prescribe: "El director deportivo/entrenador, cualquier miembro del cuerpo técnico o restantes oficiales, sancionados con la suspensión de sus funciones, podrán presenciar los partidos en los cuales esté vigente su suspensión únicamente desde las gradas. No podrá acceder al vestuario, túnel, banca o área técnica antes ni durante el partido, ni podrá por ningún medio comunicarse con su equipo". Un veedor se encargó de que ambos DT cumplieran con la sanción, sin poder sentarse en el banco de suplentes ni acercarse o comunicarse con sus dirigidos.
Un hecho insólito ocurrió en la previa al partido entre Libertad y Boca Juniors en Asunción. El delantero Ramón Wanchope Ábila viajó a Paraguay junto con la delegación, pero no integró el plantel que logró el pase a cuartos de final. La dirigencia boquense no pudo obtener certeza sobre si el jugador había o no cumplido con una anterior suspensión.
Ábila fue expulsado hacia el final del partido entre Huracán e Independiente Santa Fe, por la Copa Sudamericana 2015. La Unidad Disciplinaria lo sancionó con tres partidos de suspensión. Sin embargo, en febrero de 2016, con las llamadas "Medidas de Gracia del Centenario", se le redujo la sanción a la mitad (1,5) y, por un redondeo, se convirtió a solo un partido. Tras consultar con la entidad rectora del fútbol sudamericano, los directivos pudieron confirmar que Ábila no estaba inhabilitado (ya había jugado el partido de ida en La Bombonera), pero temían que Libertad esgrimiera algún tipo de reclamo por el medio partido borrado. "Wanchope quedó afuera para no correr riesgos", admitió Gustavo Barros Schelotto en la conferencia post partido, en alusión a esa duda reglamentaria.
"En la Conmebol se están haciendo grandes cambios desde hace un tiempo. Cuando termine este torneo van a tener que hacer otra amnistía como la del 2016. Uno tendría que entrar a la página (web) y ver directamente las suspensiones, aceitar el tema digital para que no haya este tipo de preocupaciones", declaró Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, quien viajó especialmente a Asunción para esclarecer esta cuestión. Hasta tanto puedan subsanarse los efectos negativos por falta de un funcionamiento pleno del programa utilizado por la Conmebol, desde esta columna les ofrecemos una solución alternativa.
La Asociación Intercountry de Fútbol Zona Norte (AIFZN), que este año cumple 30 años, ha implantado desde el año 1991, el uso de planillas del partido, en papel por triplicado. Al término del partido, un ejemplar queda para el árbitro, otro para el equipo local y el restante para el equipo visitante. En esa planilla constan los nombres y apellidos de los jugadores de cada equipo, con casilleros en blanco para completar goles, amonestación y expulsión. En el casillero reservado para la firma del jugador, figura impreso de antemano, si está en situación de "suspendido" o "inhabilitado", y en tales casos, el árbitro no autoriza su alineación en el partido. La información sobre jugadores sancionados puede verse también desde la página web oficial.
La AIFZN nuclea cerca de 5.000 jugadores aficionados de la provincia de Buenos Aires, resultando ser un ejemplo de organización. La actual edición de la Copa Libertadores reparte un total de 103,85 millones de dólares, con USD 6 millones para el campeón y USD 3 millones para el subcampeón. El premio mínimo para la primera fase es de USD 250 mil, cifra que se incrementa en USD 400 mil en las instancias siguientes. En la fase de grupos, cada equipo percibe USD 1,8 millón, a razón de USD 600 mil por sus partidos de local. Por clasificar a octavos de final los premios son de: USD 750 mil, a cuartos de final: USD 950 mil; y, a semifinal: USD 1,350 millón.
Según informó Infobae, el pasado miércoles se conoció la sentencia a Juan Ángel Napout, ex presidente de la Conmebol (agosto de 2014 a diciembre de 2015) en la causa del FIFAgate. El ex dirigente paraguayo fue condenado en Estados Unidos a 9 años de prisión por fraude y asociación ilícita, por cobrar U$S 10 millones en coimas pagadas por empresas interesadas en contratos por derechos de TV y marketing de las Copas América, Libertadores, partidos de clubes y selecciones nacionales. Los principales dirigentes de la Conmebol fueron investigados por el mayor escándalo de corrupción del fútbol a nivel mundial.
En enero de 2016, Alejandro Domínguez reemplazó a su compatriota cesanteado, anunciando una nueva etapa de "cuentas claras". Sin embargo, ese dogma todavía no se vislumbra como posible de cumplir. En la esfera deportiva, los millones de dólares que se destinan a premios no alcanzan a disimular las debilidades que agobian y producen el descontrol. En tanto, la frase anticipada por la ex fiscal general de EE.UU. Loretta Lynch en 2015, se viene cumpliendo paso a paso: "Nadie podrá esconderse ni escaparse. Dos generaciones han sido manchadas por actos de corrupción".
* Abogado -Director de Iusport.com Latinoamérica
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