100 dólares por gol y las "dos gallinas paraguayitas": la historia del "hincha de River" que hoy representa la peor amenaza para Boca

"Tacuara" Cardozo nació en una familia humilde de Campo 9, en el interior de Paraguay: sus aventuras cuando pasó por el fútbol argentino con la camiseta de Newell's y el desafío con Libertad de levantar el 0-2 ante el "Xeneize" en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores

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A los 35 años, Cardozo se mantiene vigente (Foto: AFP / EITAN ABRAMOVICH)
A los 35 años, Cardozo se mantiene vigente (Foto: AFP / EITAN ABRAMOVICH)

Campo 9 hoy tiene nombre: la colonia agrícolo ganadera, ubicada a 213 kilómetros de Asunción del Paraguay, se llama Juan Eulogio Estigarribia. Allí, en un hogar humilde, a la vera de la ruta 7 Gaspar Rodríguez de Francia, hijo de papá Genaro y mamá Dolly, creció Tacuara. El apodo se lo tomó prestado a la planta de bambú, alta y espigada, acorde con sus 193 centímetros combinados con su delgadez.

En Campo 9 todos se conocen: el municipio completo alberga alrededor de 25.000 habitantes. En el barrio San Blas, Oscar Cardozo era Tacuara, el flaco del remate fulminante que en 2003 debutó en 3 de Febrero de Ciudad del Este, que luego pasó a Nacional, de la capital, donde en 3 temporadas metió 29 goles en 63 partidos. No importaba su personalidad introvertida, su gusto por volver a su lugar en el mundo. Tacuara hacía goles, una virtud que no abunda. Fue Newell's, con una inversión de un millón y medio de dólares, el que se aseguró los servicios de aquel ignoto flaco de nulas palabras.

Cardozo, en sus pagos, había cultivado un cariño por River. "Era hincha", aseguró ya en Argentina, cuando empezó a sacudir las redes. Héctor Enrique, el mediocampista ex Millonario y campeón con la Selección en México 1986, asegura haberlo recomendado con insistencia en Núñez. "No, Negro, si traigo a ese paraguayo me matan", dice Enrique que fue la respuesta de José María Aguilar, entonces presidente del club. Entonces, de la mano del representante Pedro Aldave, se mudó a Rosario. Y su carrera despegó, aunque la adaptación tuvo sus bemoles.

Es que Tacuara aterrizó con apenas un bolsito de mano, prácticamente sin ropa. Se hospedó en el hotel Holiday Inn de la ciudad, propiedad del entonces presidente de la Lepra, el polémico Eduardo López. La intención de que se mantuviera allí, con pensión completa, fue que "comiera bien". Ante el problema de la indumentaria, su agente le propuso un reto: por cada gol que convirtiera, le prometió 100 dólares. Terminaron siendo 21 goles en 33 encuentros con la rojinegra entre 2006 y 2007.

Con el producido de sus primeras conquistas lo llevaron a comprar ropa a la intersección de las calles Mitre y La Rioja. Y se gastó hasta el último dólar. Al poco tiempo, la empresa que lo representaba le consiguió un canje con una primera marca. Nunca había visto tanta ropa junta. Tal era su asombro que, en lugar de guardarla en el placard de su habitación, la ordenó contra la pared; primero las cajas de zapatillas, luego remeras y pantalones. Y se quedaba varios minutos contemplando el síntoma de su nueva vida.

Cardozo, en un clásico de Rosario, con la camiseta de Newell’s (Foto: AGENCIA ROSARIO)
Cardozo, en un clásico de Rosario, con la camiseta de Newell’s (Foto: AGENCIA ROSARIO)

Con la llegada de Santiago Salcedo a Newell's, comenzó a relacionarse más con la gente, aunque por su carácter retraído le costaba aceptar el cariño de la gente, la reacción que causaban sus goles. Francisco Culasso, entonces parte del staff de Aldave y hoy representante de mundialistas como Nahuel Guzmán y Cristian Ansaldi, lo había adoptado junto a su esposa, y lo llevaban a comer uno de sus platos preferidos: pescado.

Pero había situaciones que en la gran ciudad lo asustaban. Por caso, en una oportunidad Eduardo López lo había instado a firmar una modificación en su contrato, sin la presencia de sus representantes. En consecuencia, Cardozo se encerró en la habitación del hotel y no quería salir. Tuvo que apersonarse Culasso, a las 23, para calmarlo y explicarle que no tenía por qué firmar nada.

Tacuara añoraba costumbres de Campo 9, por ejemplo, el caldo con gallina de la chacra donde vivía. "De gallina paraguayita, no cuperí". Antes de la visita de Newell's al Monumental, Aldave le propuso una nueva apuesta: si anotaba dos goles, le haría traer en micro, dentro de dos cajitas de cartón, las "gallinas paraguayitas" para su caldo. Claro, no contaba con que Tacuara firmara un doblete en el 3-3 final. Para calmarlo ante los reclamos por el premio, lo fueron "engañando" con que las gallinas ya estaban en camino, primero en un autobús, luego en un camión; ambos imaginarios.

Después, el trampolín. Los 10 millones de euros que pagó el Benfica por su ficha. Los 172 goles en 293 partidos en el club portugués, que lo erigieron como máximo goleador extranjero de la institución en la que brillara Eusebio, al punto de ganarse su propia canción. "Tengan cuidado, él es peligroso, él es Óscar Tacuara Cardozo", era el hit que atronaba cuando su remate furibundo tenía destino de red, o cuando hacía pesar su altura en la pelota parada.

Trabzonspor de Turquía y Olympiakos de Grecia fueron sus otras dos escalas europeas. Fue dos veces nombrado como mejor futbolista paraguayo del año en 2006 y 2009. En su selección fue parte de la gesta del equipo de Gerardo Martino en Sudáfrica 2010, donde el conjunto guaraní alcanzó los cuartos de final. Al regreso, en Campo 9, donde su mamá, por caso, todavía seguía atendiendo en un supermercado, lo esperaron 6.000 vecinos para homenajearlo.

Hoy, a los 35 años, ya veterano, representa la máxima amenaza de Boca en el partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores. A 213 kilómetros de donde nació, con la camiseta Libertad, buscará levantar un 0-2. No habrá 100 dólares por gol en el anzuelo, ni "dos gallinas paraguayitas" como motivación. Pero tal vez resurjan aquellos sentimientos infantiles por River para impulsarlo hacia la hazaña.

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