En 2016, Eduardo Coudet declaró: "Sé que voy a dirigir a River". Hoy estará en el Monumental, en el estadio que disfrutó de su tranco y sus locuras en dos etapas (99-2002 y 2003-2004), pero en el banco visitante. Incluso, con el buzo de Racing, puede transformarse en el verdugo de su ex club si vence (o empata con goles) el partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores. El Chacho, de 43 años, celebró cinco títulos como futbolista en Núñez. Y dejó un tendal de anécdotas que marcan su personalidad chispeante, aunque en su rol de DT hoy busque exhibir otro perfil.
La tintura del campeón
El 19 de mayo de 2001, River festejó el título del torneo local en Arroyito ante Rosario Central, al que venció 3-2. Y el plantel del Millonario que conducía Ramón Díaz presentó una peculiaridad: los futbolistas aparecieron teñidos de rubio. La iniciativa, claro, fue de Eduardo Coudet, quien ya tenía experiencia a la hora de apelar a la tintura. Y todos los siguieron.
El "papá" del pequeño dirigente
Vestuario de River. Chacho, acostado en una camilla, ve ingresar a un dirigente del club de muy baja estatura y su espíritu jocoso lo impulsa; no lo puede contener. "Venga con papá, venga con papá", le dice, mientras se toca la rodilla, como instándolo a sentarse a upa.
El plantel estalla de risa, se distiende con las ocurrencias del mediocampista. Un clásico de Coudet, que tenía alquilado a aquel dirigente por su particularidad física. Y el mismo no se ofendía: conocía su humor.
Chacho, el jugador-espía
River se medía ante Racing, como sucederá en la serie de Copa. A la Academia lo dirigía Reinaldo Merlo. En un alto del partido, Mostaza convocó a José Chatruc para brindarle indicaciones. El Chacho, sigiloso, lo siguió a Pepe y se escondió para escuchar el contenido de la charla. Sí, en pleno clásico. Una vez que terminó el ida y vuelta, salió de su escondite. Y gritó, cerca del DT, con intención de que lo escuchara: "¡Ledesma, ojo que Chatruc te va a buscar la espalda!".
El matafuegos que dejó "ciego" al Bichi Fuertes"
"En una concentración, en River, hubo un problema acuático. Se empezaron a tirar agua y yo no ingresaba en el evento porque estaba tirado en la cama", prologó la anécdota el propio Coudet. "Hasta que me mojaron", advirtió su ingreso a escena. "El Bichi -Fuertes- se me metió adentro de la pieza, yo estaba con el Coco Ameli. Y empezaron las patadas voladoras, de todo, a la puerta, de los que estaban afuera, para poder entrar. Teníamos un matafuegos, como de un metro. Hasta que abrieron un poquitito la puerta. Y le metí el piquito de matafuegos en el hueco. Nunca había tirado y nunca creí que se iba a armar lo que se armó", contó.
"Tiré para arriba para que no diera en los ojos, pero quedó la concentración celeste. Lo más cómico fue el llamado al Pepe Seveso (ex médico del plantel), diciéndole que el Bichi estaba ciego. 'Estoy durmiendo, que se joda', respondió. 'Si no ve el arco durante los partidos'", cerró la desopilante historia el hoy técnico de Racing.
Saviola y Aimar, dos víctimas de Coudet
Javier Saviola y Pablo Aimar eran dos de las grandes apariciones de las inferiores de River y el Chacho, un referente. Desde ese rol (y el de bromista de plantel) los volvía locos. Al Pibito, por ejemplo, lo tomó de punto porque se paraba el cabello con gel. en consecuencia, cada vez que lo cruzaba… lo despeinaba. Y el delantero se enojaba.
El Payasito también se fastidiaba con las ocurrencias de Coudet. Es que el cordobés era muy tranquilo y callado: prefería en silencio. En consecuencia, el ex mediocampista por derecha se le sentaba al lado en la mesa y no paraba de hablarle… Hasta que Aimar demostraba su enojo.
Del Fiat 147 al Lotus, sin escalas
En 2002, en pleno pico de la inseguridad. Eduardo Coudet tomó una decisión particular: abandonó la 4X4 en la que se movilizaba para ir y venir de los entrenamientos y la cambió por un… Fiat 147, en el que parecía enlatado. Luego, partió a España. Y a su regreso al club apareció a bordo de un… Lotus. "Me voy con Patán", avisaba, en alusión al perro de Pierr Nodoyuna en la serie animada "Los autos locos", antes de abordar el descapotable negro, de apenas dos asientos.
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