Los serios incidentes ocurridos en el estadio Pacaembú obligaron a la suspensión del partido entre Santos e Independiente, correspondiente a la revancha de los octavos de final de la Copa Libertadores.
Cuando faltaban diez minutos, con el juego empatado 0-0, una serie de bombas de estruendo fueron lanzadas al banco visitante, mientras que varios simpatizantes intentaron derribar una valla, se trenzaron con la policía y algunos pudieron ingresar al campo de juego.
Por falta de garantías, el árbitro chileno Julio Bascuñán dio por suspendido el encuentro.
Antes del partido, un hincha de Independiente había sido apuñalado. Las imágenes con el corte en el cuerpo de un simpatizante se viralizaron y sembraron el miedo de cara a un cruce que se vio manchado por los polémicos fallos previos de la Conmebol.
Vale recordar que por la mala inclusión de Carlos Sánchez en la ida, la Confederación Sudamericana le dio por ganado el primer juego a Independiente por 3 a 0, pese a que habían igualado 0-0 en Avellaneda.
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