Los problemas en el control del juego y la falta de criterio en lo disciplinario del árbitro Diego Abal propiciaron que en la victoria 2-0 de Estudiantes sobre Boca se multiplicaran los roces y los golpes. Hubo tres errores destacados, en los que, si el juez sancionaba como correspondía, el partido hubiese terminado con tres futbolistas menos.
A los 30 minutos del primer tiempo hay una infracción en favor de Boca que Diego Abal demora en sancionar. Eso provoca un remolino de futbolistas, en el que Apaolaza, delantero de Estudiantes, le aplica un planchazo a Nández. El árbitro debió expulsar por la agresión. El juvenil local sólo fue amonestado.
A los 41′ del primer tiempo, el ingresado Paolo Goltz, ya amonestado, comete una infracción para detener un ataque de Estudiantes. Hubiera correspondido que Abal le exhibiera la segunda tarjeta amarilla. Sin embargo, la evitó.
Sobre el final, ya con los ánimos crispados, Pablo Pérez recibe un toque desde atrás y reacciona con un empujón en forma grotesca. También tenía amarilla y debió haber recibido la segunda amonestación. Pero Abal tampoco sancionó.
En consecuencia, la falta de rigidez disciplinaria y de concepto le disminuyen la calificación. Puntaje de Diego Abal: 4.
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