Con la victoria ante el Real Madrid por la Supercopa de Europa ya consumada y el trofeo a la vista, a punto de ser entregado, Germán Burgos y Antoine Griezmann tuvieron un cómico cruce en medio del campo de juego del estadio Lilleküla de Estonia.
Fue una situación paternal: el Mono caminaba de un lado a otro (todavía con su carpeta de trabajo en la mano) y saludaba a dirigentes cuando divisó de cerca al goleador francés con una botella de champagne en la mano.
"¿Qué hacés?", le preguntó uniendo las yemas de sus dedos y levantando y bajando su brazo. Griezmann, que tiene una relación especial con todos los sudamericanos que integran el Aleti por su afinidad con las costumbres de esta zona geográfica, se rió, le dijo algo al pasar, tomó un sorbo y le convidó al argentino Ángel Correa.
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