Hubo otra historia, o la misma historia. En 1966, bajo la tutela de la autodenominada Revolución Argentina dirigida por el General Juan Carlos Onganía, responsable de la introducción de la Doctrina de Seguridad Nacional, Argentina fue designada por la FIFA para organizar la Copa del Mundo de 1978. Ganó la sede bajo una administración de un gobierno de facto, y ganó el Mundial gobernada por otra dictadura, tal vez la más voraz y siniestra de la biografía nacional.
El autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional fue el golpe de Estado ejercido por las Fuerzas Armadas el 24 de marzo de 1976. En junio de ese mismo año comenzó el operativo de organización de la Copa del Mundo que se le había otorgado una década antes: se fundó el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78), una institución con autonomía económica concebida para administrar finanzas, coordinar obras de infraestructura y fiscalizar todo lo asociado al mega evento deportivo.
El General Omar Actis fue nombrado titular de la entidad. Murió en agosto de 1976 envuelto en sospechas: su bajo perfil, austeridad y honestidad no eran funcionales al régimen. Asumió en su reemplazo el contraalmirante Carlos Alberto Lacoste. Los gastos administrativos ascendieron a 700 millones de dólares, una cifra que multiplicó hasta ocho veces el monto planificado. Entre el tejido de corrupción, la inversión millonaria se evidenció en la remodelación del edificio de Argentina Televisión Color (ATC), la terminación de los estadios de River, Vélez y Rosario Central, la edificación de los de Mendoza, Córdoba y Mar del Plata, y la construcción de la autopista San Nicolás – Rosario.
Las maniobras, el entramado, las disposiciones, los requisitos, las normas, los legajos, los informes, los manuales de modales, los ficheros, las diapositivas, las evaluaciones, las proyecciones, los artefactos de diseño, los catálogos y las presunciones. El archivo del Ente Autárquico Mundial 78 se pudría. Y con él documentación inherente al legado de memoria nacional, preciado material para robustecer el concepto de Memoria, Verdad y Justicia, y la reparación retroactiva de las violaciones a los derechos humanos.
En julio de 2017, se hallaron 2.600 cajas en los sótanos de Perón 241, en la sede de la Facultad de Filosofía de la UBA, en dependencias de la Casa Rosada. El cuantioso archivo estaba nutrido de documentación generada y recibida por la EAM 78. Se encontraba en un estado de conservación crítico, en un depósito no apto para el resguardo de documentación en papel.
"Nos informan a través del director del Museo de Casa de Gobierno y del jefe de mantenimiento del depósito que había gran cantidad de material que hacía cuarenta años nadie había evaluado ni valorado como documentación. Pensaron en nosotros porque somos el Archivo Nacional de la Memoria. El equipo de profesionales de conservación y de investigaciones históricas vio de qué se trataba el contenido y en qué estado estaba. Era muy difícil abrir las cajas, pero se determinó que el material era muy valioso y lo trajimos todo. El volumen es inmenso: son 260 metros lineales de cajas", detalló Patricia Kulszon, directora de Gestión de Fondos Documentales.
Es un registro burocrático con minuciosa constancia de obsesión y precisión. Se mantuvo inalterable durante más de cuatro décadas, a la intemperie del olvido y la desidia. En cajas de cartón de segunda mano, en estanterías de madera que denotaban el paso del tiempo, entre la piel del polvo, chatarra, nidos de ratas, hongos, máquinas obsoletas y papeles higiénicos, arrumbadas y desamparadas había piezas de alto valor histórico y patrimonial.
Su descubrimiento inspiró las suspicacias de rigor. El inventario meticuloso de la burocracia militar al servicio del fútbol había permanecido inmutable a merced de la humedad y el exilio durante 42 años, hasta su hallazgo. Mientras coordinaban la logística de su traslado, un caño de agua se rompió y amenazó con estropear la documentación recuperada, capaz de seguir dotando de verdad una época oscura en la historia argentina.
Los archivistas hablan de salvataje. El material sobrevivió y ahora trabajan para su saneamiento definitivo. El objetivo es digitalizarlo y acondicionarlo para que sea de acceso público. Limpiaron cien de las 2.600 cajas y examinaron cerca del 50% de biblioratos, documentos, informes firmados por el EAM 78 y solicitados por el Poder Ejecutivo. "Se trajo todo, se colocó en un depósito intermedio para intervenirlo de a poco e incorporarlo al archivo. Tuvimos que formar dotaciones de veinte personas para el traslado del material. La logística duró tres días", describió Kulszon.
"Es muy fuerte para nosotros que en el mismo momento en que se jugaba el Mundial, a mil metros del estadio había gente detenida. Paradójicamente todo este material vuelve a la ex Esma con una cantidad enorme de misterios y datos que empezamos a descubrir ahora", reflexionó Sergio Kuchevasky, titular del Archivo Nacional de la Memoria. "No es solamente la parte terrible de la dictadura, es eso y la privación de libertad, el contraste con los festejos del campeón, la cercanía con la cancha de River donde los detenidos escuchaban los goles y los gritos, la cantidad de material de los planos de los estadios, la aparición de los manuales de procedimientos que dispuso la dictadura para cada uno de los grupos que intervenía en el EAM 78, los manuales de modales y retórica sobre cómo había que recibir a la prensa y qué decir, la ubicación de la hotelería, de los traslados, y hasta diseños de los distintos logos y de las monedas que se acuñaron especialmente como souvenirs", enumeró.
En la información restaurada se acumulan fotocromos, diapositivas, cintas de audio de partidos relatados del Mundial, fotografías de los avances de obra de los estadios intervenidos, los planos de sus reconstrucciones y de diferentes obras de infraestructura, fichas con la leyenda "carácter secreto", informes sobre la actividad de montoneros y comunistas, archivos administrativos de diferentes comisiones, consignas de tareas, misiones y funciones para cada dependencia u oficina, legajos de contratación de personal, expedientes de compras y resabios de la patria contratista. El hallazgo reúne expectativa por las oportunidades de nuevas revelaciones del terrorismo de estado y la operación propagandística que la dictadura disfrazó en el Mundial de fútbol.
Kuchevasky respondió sobre la esperanza de encontrar nuevas respuestas a vacíos sociales: "No descartamos absolutamente nada. Hay mucho material que no está a disposición porque forma parte de causas que están actualmente activas. Creemos que esta documentación va a fortalecer muchas causas, pero no sabemos si va a desencadenar nuevas. Es como empezar a desarmar una gran caja de Pandora".
Una caja de Pandora que exhibirá sus primeras conclusiones en la muestra "Memorias del Mundial 78", una reflexión sobre derechos humanos, deporte y dictadura, curada por Carolina Cortés, que será itinerante y comenzará en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, la ex ESMA. "La exhibición permite apreciar las hondas contradicciones y la puesta en escena a gran escala de un aparato propagandístico de un Estado dictatorial, mientras se llevaba adelante la más cruenta y feroz represión a través de un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de personas", reza la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación en un comunicado.
El material inédito será expuesto bajo esa premisa: bucear en los fondos documentales relativos a la Copa del Mundo celebrada en Argentina, recorrer el acervo cultural recuperado de una época en la que la alegría le fue funcional a la crueldad, reconocer el carácter distractivo y el propósito desleal de un evento que pretendía legitimar los años más feroces del gobierno militar, y renovar el ejercicio de la memoria. Porque no es otra historia, es la misma historia.
Seguí leyendo: