El controvertido viaje de la barra de Boca a Barcelona: quiénes estuvieron en el Camp Nou y la "convivencia" con el plantel

Según los registros de Migraciones, una docena de integrantes de la temible barra brava viajó a España y se movió cerca del equipo. El alerta enviado por las autoridades argentinas

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El jefe de la barra
El jefe de la barra Rafael Di Zeo, fotografiado minutos antes del partido de Boca en Barcelona.

Una competencia internacional con el equipo más importante de la galaxia fútbol. Una vidriera inigualable para mostrarle al planeta el mundo Boca, para ponerse en el ojo de todos. Ese era el objetivo de Daniel Angelici y compañía a la hora de disputar este mediodía la copa amistosa Joan Gamper contra el Barcelona, allá en España. Pero al mismo tiempo, también el Xeneize dejó la hilacha al descubierto: la Doce, la temible barra brava del club, viajó hasta la región catalana a ver el match, como si se jugara acá nomás, en La Bombonera. Otro papelón que el fútbol argentino suma en su álbum de dislates.

Pero el tema es aún más preocupante cuando Infobae chequea en qué momento los violentos partieron rumbo al Viejo Mundo.

Los jefes, Rafael Di Zeo, Mauro Martín y Fernando Di Zeo viajaron el domingo, tras el triunfo en el debut de la Superliga frente a Talleres de Córdoba por 1 a 0.

Tanto Rafa como Mauro debieron avisar a la Justicia acerca de su salida del país, puesto que enfrentan en el caso de Martín una causa por encubrimiento de un presunto secuestro extorsivo y Di Zeo suma a ese mismo proceso otro como instigador de dos crímenes en 2013 en medio de la batalla para recuperar el control de la barra.

También ese domingo viajaron otros dos muchachos habitués del tablón: Walter Escudero y Andrés Alejandro Bracamonte, según los registros de Migraciones.

Pero lo insólito es lo que ocurrió al día siguiente.

El plantel completo de Boca viajó rumbo a Barcelona el lunes al mediodía desde Ezeiza. Y en ese mismo horario y lugar están registradas las salidas de Fernando "Lana" Gatica, capo de la facción Lomas de Zamora de la barra; Carlos Santa Cruz, jefe de la facción Virreyes de La Doce; Mariano Mantarro, que oficia de custodio de los Di Zeo; Javier Godoy, mano derecha de Mauro Martín, y también se subieron al vuelo otros asiduos hombres del paravalanchas como Carlos Maciel, Rodrigo Abalos, Federico Finochietto y Gabriel Acosta. En vuelo que viajaron cualquiera podía comprar un pasaje,pero resulta al menos curiosa la coincidencia en que hayan volado en el mismo avión que el equipo xeneize.

Mauro Martín y Rafa Di
Mauro Martín y Rafa Di Zeo salieron el domingo desde la Argentina. Desde el ministerio de Seguridad argentino alertaron a sus pares españoles.

Del grupo "turístico" tienen derecho de admisión Gatica, Mantarro, Maciel y Acosta (este último impuesto por la Aprevide), mientras que los dos jefes tienen restricción de concurrencia emitida por el Ministerio de Seguridad de la Nación a los estadios, al igual que Santa Cruz.

Pero mientras el equipo de Guillermo Barros Schelotto estaba en cancha, todos ellos estaban en la tribuna.

"Nosotros avisamos a la Policía española de los antecedentes y las prohibiciones para ir al estadio que pesaban sobre estas personas. Pero no existe con ellos un convenio de reciprocidad para dejar afuera a los barras del estadio, como sí tuvimos por ejemplo con Rusia para el Mundial. Es por eso que según nos comunicaron las autoridades catalanas, los iban a vigilar pero sin impedirles el ingreso al Camp Nou. Nosotros cumplimos con el deber de informar, más no podemos hacer", le dice Guillermo Madero, director de seguridad deportiva de la Nación a Infobae.

Parte de la “delegación”, con
Parte de la “delegación”, con Rafa Di Zeo como cabeza

El hombre encargado de controlar la violencia en el fútbol en España se llama Carlos Sánchez. Su personal hizo un seguimiento y un informe sobre las idas y vueltas de la Doce en la Madre Patria. Y les llamó la atención la libertad de movimientos que tenían en la cercanía de las zonas donde estaban los jugadores y el plantel. Algo que mientras allá no lo podían creer, acá lamentablemente es moneda corriente.

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