Hay sonrisas que contagian. Muecas de alegría que esconden mucho más de lo que dicen. Síntomas de felicidad que expresan lo que no se puede decir con palabras. Ahí está dibujado el ademán en el rostro de Elías Pereyra tras conquistar su primer título con la selección argentina juvenil. No sobresale del resto. Con una pequeña línea que pone en alto las comisuras, el lateral izquierdo de San Lorenzo dice toda su historia en una postal que inmortalizó en el vestuario tras ser una de las claves en el equipo campeón del torneo de L'Alcúdia.
A los 13 años fue campeón del gran desafío de su vida: le diagnosticaron leucemia y debió afrontar un extenso proceso de recuperación. "Me sentía muy débil, no podía ni ir al colegio. Me sentía mal. Quería estar todo el tiempo acostado. No podía ni comer, no tenía hambre. Llegó un momento en que estaba flaco, no quería comer ni nada", le relató a Infobae un año atrás, cuando el entrenador Diego Aguirre decidió ascenderlo a entrenar con Primera.
Los médicos primero le habían indicado que tenía paperas, pero un tratamiento exhaustivo en el Hospital Garrahan expuso un informe más peligroso. Automáticamente, aquel chiquito que se desempeñaba en la categoría 99 de las infantiles de San Lorenzo quedó internado.
"Lo primero que pregunté era si podía jugar a la pelota", recordó de aquella escena. No había un debate entre la vida y la muerte para ese chiquito. Había una batalla contra el obstáculo entre él y el gran amor de su vida, que seis años más tarde le daría una de sus grandes alegrías con la camiseta albiceleste.
De González Catán al Garrahan "casi todos los días". Un viaje de más de tres horas que se transformó en una rutina habitual a lo largo de un año. A bordo del tren Belgrano Sur y en compañía de su madre Noemí, Elías abandonaba su "humilde casa", se subía al vagón para llegar a someterse a la dureza de la quimioterapia durante alrededor de cinco horas. "Ponele que entraba al hospital a las 8 de la mañana y a las 6 de la tarde me iba a mi casa. Muerto", afirmó sobre todo el proceso que atravesó en el hospital.
Tuvo altos y bajos. Se preguntó varias veces: "¿Por qué mierda me pasa esto a mí si nunca hice nada malo?". Sintió la parte más dolorosa cuando el tratamiento se evidenció en la caída de su cabello: "Una de las cosas que más recuerdo es que cuando me levantaba veía la almohada llena de pelos porque a la noche se me caía. Ya no la quería ni ver. Eso me mató". Nunca bajó los brazos.
Su esfuerzo, los médicos y el destino se pusieron de su lado. Elías le ganó la batalla a la enfermedad y poco a poco se fue integrando nuevamente a las categorías menores de San Lorenzo. Tuvo su debut en la máxima categoría en enero de este año, al formar parte de los amistosos contra Defensa y Justicia y el clásico ante Huracán. El "Pampa" Biaggio lo sumó a la lista de buena fe de la Copa Sudamericana y su estreno oficial está a un paso.
El sacrificio de su historia ya tuvo un merecido premio en España: Lionel Scaloni lo utilizó como titular en cinco de los seis partidos del equipo durante el torneo en Valencia que los tuvo como vencedores. Él fue uno de los puntos más altos en el carril izquierdo de la defensa.
"No me tocó vivir una fácil, y salir campeón con la Selección es un abrazo al alma. Estoy muy feliz. Se me vienen muchos momentos duros a la cabeza", confesó el joven de 19 años desde el campo de juego minutos después de levantar el trofeo.
Seguí leyendo:
"Elías Pereyra, el futbolista de San Lorenzo que le ganó una batalla a la leucemia"
"De punta a punta: el mejor arquero y el balón de oro en el torneo de L'Alcúdia fueron argentinos"