El japonés Kou Gotou, de 22 años, nació en Kamakura, una pequeña ciudad a menos de 30 kilómetros de Yokohama, y creció con un claro objetivo: jugar al fútbol profesionalmente en el país de Diego Armando Maradona. Y está a punto de lograrlo porque firmó su primer contrato con Almirante Brown, donde se está entrenando para ganarse la titularidad cuando vuelva la acción del ascenso.
Gotou estudió en Japón y estuvo en las inferiores del Yokohama Marinos, equipo en el que jugó y se retiró Ramón Díaz (1993-1995), hasta que a los 18 años tomó la decisión de viajar a la Argentina. ¿Por qué tan lejos de su país? El Ponja, como reconoce que lo apodan en cada club, explicó en un español casi perfecto: "Desde chico quiero jugar acá. Era mi sueño profesional por el Diego, por Diego Maradona. Siempre me gustó, miraba sus videos y escuchaba 'La mano de Dios', la canción de Rodrigo".
Es tan fanático del número 10 campeón del Mundo en 1986 que es hincha de un único equipo: "Soy de Boca por él. Siempre quise ir a la Bombonera y cuando fui me encantó. Fue muy lindo, como me lo imaginaba, mucha pasión, mucho más que en Japón. No soy hincha de ninguno de allá ni nunca lo fui. Le tenía cariño al Yokohama Marinos, que copia canciones de las hinchadas argentinas, pero siempre fui de Boca".
Se define como un delantero que juega por afuera "como (Cristian) Pavón, de 7, que encara y termina las jugadas", aunque actualmente, en Almirante Brown, el entrenador Blas Giunta lo pone de volante por derecha. Si bien llegó a la Argentina hace tres años, el futbolista se encontró con una situación diferente a la que se imaginaba antes de viajar: "La pasé muy duro al principio, cuando me vine de Japón. Pensé que iba a ser distinto, que iba a ser más fácil, hasta que me di cuenta que hay muchos jugadores buenos, es muy difícil llegar lejos. Fui a jugar a algunos equipos menores, me sirvió para adaptarme, aunque no es que hacía tres goles por partido, también me costó. Quiero quedarme en la Argentina porque quiero jugar y triunfar".
En 2015 arribó al país y maneja el idioma como si estuviera hace largos años, hasta con algunas mañas típicas argentinas. ¿Cómo aprendió? "Hablando con los compañeros que tuve en cada equipo. No sabía nada antes de venir, sólo conocía la canción de Rodrigo, nunca estudié. Escuchaba lo que decían, preguntaba y así fui aprendiendo".
Incluso para las comidas y costumbres no tuvo problemas en la adaptación, ya que se declara un fanático del mate y el asado. Y, aunque no lo complique para su profesión, tiene una enfermedad que no puede descuidar: "Soy celíaco, pero no como harinas y con eso me alcanza. Nunca pasó nada".
La historia de Kou una vez que se fue de su ciudad no fue nada fácil. Viajó solo en 2015 y tuvo una prueba en Argentinos Juniors que le consiguió un representante que conoció en Japón y que tenía contactos en Sudamérica. Estuvo 10 meses en la Cuarta División, pero no pudo jugar porque aún no tenía documentación y, sumado a que cambió la dirigencia (asumió como presidente Cristian Malaspina en lugar de Luis Segura), lo dejaron libre.
Luego pasó a Deportivo Riestra, también en la Cuarta, pero al poco tiempo sufrió una lesión que generó un cambio inesperado: "Me volví a Japón seis meses para recuperarme y porque estaba mal económicamente. Tenía que hacer algo para juntar plata y poder regresar a la Argentina a seguir intentando. Allá trabajé en mi ciudad en el correo, entregando paquetes, cajas y cartas. Corría de un lado para el otro".
Se le presentaron obstáculos que tuvo que ir superando, principalmente el familiar, aunque nunca desvió su foco: "Si bien mi familia me apoyó, mi mamá no quería que me fuera. Imaginate, si le resultó difícil al principio que su hijo más chico se fuera a otro país, cuando volví no me quería dejar ir. Pero yo le dije que no había logrado nada, que tenía que intentar un poquito más. Todavía no vino a visitarme, ojalá pronto lo pueda hacer".
Una vez que regresó a la Argentina, Gotou, quien vivía en Boedo, se entrenó con los jugadores libres hasta que le apareció la oportunidad de jugar en la Liga Bellvillense de Córdoba, en Defensores de San Antonio de Litín, donde debutó en la Primera. Pero no quería competir sólo en ligas regionales.
Le llegó la posibilidad en Racing de General Madariaga, que jugaba el Federal C, donde logró destacarse. Compartió equipo con los paraguayos Claudio Morel Rodríguez (ex Boca, Independiente, San Lorenzo) y Jorge Torales (ex Chacarita, Emelec), y con un oriundo de su país, Hiroyuki Koyama, a quien conoció en su casa de Boedo, le propuso su arribo a la dirigencia de la Academia y fue aceptado. Asistió, convirtió, hasta festejó un gol con la mímica de la fusión de Dragon Ball Z (programa de televisión infantil japonés famoso en Argentina) y llamó la atención de Alberto Papaiani, ex dirigente de Almirante Brown, quien lo llevó a una prueba en el Mirasol y fue aceptado por Giunta.
"Mis amigos de allá siempre me preguntan cómo estoy. En Racing me ayudaron bastante, sobre todo el entrenador, Edgardo Rincón, que me hablaba, me apoyaba, me animaba y ahora también me escribe. Por él estoy acá en Almirante ahora, además de Alberto", reconoce Kou.
Ahora vive en la pensión del club de Isidro Casanova y se ilusiona con dar el salto en el fútbol argentino: "Sé que Almirante es un equipo muy importante de ascenso, que jugó contra River en el Nacional B. Me dijeron que tenemos una hinchada muy fanática. Me siento muy cómodo acá, los compañeros son muy buena gente y me recibieron bien. Voy a dar todo lo mejor y, aunque todavía no estoy para ser titular, sé que voy a dejar una marca como el primer japonés en jugar en Almirante".
Kou Gotou llegó a la Argentina pensando que sería más fácil, pero ningún revés logra desviarlo de su objetivo. Espera cumplir el sueño que le generó su ídolo de toda la vida: Diego Armando Maradona.
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