El nombre de Néstor Pitana se le habrá hecho familiar al futbolero promedio a partir de 2007, cuando se convirtió en el primer árbitro misionero en dirigir un partido de primera división. Antes se había destacado en los torneos federales y en la liga posadeña de fútbol, pero el hombre de negro que dirigirá la final del Mundial entre Francia y Croacia tiene una pintoresca historia.
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Pitana nació hace 43 años en Corpus Christi, un municipio misionero de unos 3 mil habitantes ubicado a 80 kilómetros de la capital provincial.
Desde chico, el corpulento Néstor tuvo predilección por el deporte. Le gustaba el fútbol, pero también estaba interesado en el básquet y por eso decidió pedirle a su padre, un camionero poco entendido del asunto, que le comprara una pelota. "¿Estás loco vos?", le respondió su papá, que apenas sabía algo de fútbol. Sin embargo, un tío le dio el gusto y comenzó con la solitaria práctica, pese a que sus amigos le protestaban.
A Pie Grande, apodo que le pusieron porque de chico ya necesitaba un talle amplio de zapatillas, lo convocaron para un seleccionado misionero de básquet sub 18: la constancia y su porte físico lo llevaron a ilusionarse con triunfar con la bola naranja, pero a su destino lo marcaría otro deporte.
En 2001 se mudó a Corrientes para realizar el profesorado de educación física. Y paralelamente jugó al fútbol en el Club Textil Mandiyú, después de haber hecho sus primeras armas en 20 de junio, Tigre de Santo Pipó y Guaraní Antonio Franco (todas instituciones de Misiones).
Antes de volcarse de lleno al arbitraje, Pitana fue patovica en boliches y se dio el gusto de actuar como extra en la película argentina La Furia, protagonizada por Diego Torres y Laura Novoa y filmada justamente en su Misiones natal. Durante la misma, aparece como un guardiacárcel, cuando todavía ostentaba su larga cabellera.
Fue el representante argentino del arbitraje en el Mundial de Brasil 2014, donde se destacó en cuatro encuentros: Rusia-Corea del Sur, Estados Unidos-Portugal, Honduras-Suiza y Francia-Alemania.
Pero antes de dar el salto a nivel internacional, Carlos Bianchi lo había hecho conocido en el ámbito doméstico: tras un Superclásico en la Bombonera (Torneo Final 2014) que ganó River 2-1 con un cabezazo de Ramiro Funes Mori sobre la hora, el entrenador de Boca opinó que "sin el gran Pitanazo no perdíamos". Su declaración se debió a que la jugada que derivó en el córner del gol millonario debió haber sido saque de arco para el Xeneize.
Este fin de semana tendrá la posibilidad de dirigir el partido de su vida: la final de una Copa del Mundo. El único argentino en haberlo hecho fue Horacio Elizondo en 2006. Luego de haber arbitrado cuatro duelos en Rusia 2018, a Pitana le llegó la hora de la verdad.
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