"Todo aquel que maneja siempre se cree un poco Fangio arriba de un auto. Yo también me lo creía hasta que resulta que lo soy", le dice por teléfono a Infobae y larga una carcajada. Después de 13 años de lucha, son días de buenas noticias para Rubén Fangio. Por eso celebró en las últimas horas su cumpleaños junto a su esposa, sus hijos y nietos en su casa de la localidad de Cañuelas. Por eso planea un viaje a Europa para ver una carrera de Fórmula Uno. Por eso mira entusiasmado los partidos del Mundial y se ríe.
Pero la vida no siempre le sonrió. Por el contrario, por mucho tiempo pasó por momentos de llanto, de angustia, de dolor profundo. Es que el hombre, hoy jubilado y con 76 años, debió recorrer un extenso y tortuoso camino hasta obtener el fallo judicial que la última semana lo declaró como heredero universal de Juan Manuel Fangio, el quíntuple campeón argentino de Fórmula Uno, uno de los deportistas emblemáticos del país.
La decisión judicial lo ubica como único administrador, por el momento, de los bienes materiales y culturales del automovilista, que es una marca internacional. Entre numerosos inmuebles, explotación mundial de merchandising, autos de colección, un hotel en la localidad de Balcarce y la fundación que lleva su nombre, los expertos hablan de una fortuna que supera los 50 millones de dólares.
¿Cómo recibió Rubén una noticia tan impactante? "Son cosas que hacen que uno sea un agradecido de la gente que te va a acompañando, los abogados, la familia. Sin ellos todo esto no hubiera terminado en buen fin porque hubo muchas presiones, muchos problemas en el camino", afirma.
"Pero bueno, todo llega. A veces se tarda mucho para el gusto de uno. Yo empecé con 63 años el juicio por filiación", agrega.
Una vida de película
El camino de Rubén en su búsqueda por llevar su verdadera identidad comenzó hace más de una década. Antes de ese momento crucial, cuando todavía se llamaba Rubén Vázquez, tuvo una vida muy sacrificada.
Rubén nació en Balcarce, provincia de Buenos Aires, ciudad natal también de Juan Manuel Fangio. Pero, pese a que el corredor fue su padrino y uno de sus dos hermanos llegó a trabajar como limpiador de piezas en su taller, su familia, que no contaba con grandes recursos económicos, no permaneció mucho tiempo allí.
"De Balcarce fuimos a Maipú y ahí me bautizaron porque mi padre Vázquez cambió de trabajo. Después fuimos a vivir a Mar del Plata, después a Escalada. Y al final a Cañuelas, que es donde estoy hoy", cuenta en diálogo con Infobae.
De adulto, Rubén se casó, tuvo tres hijos y trabajó como empleado ferroviario hasta que llegó la década de los '90 y con ella las privatizaciones y los despidos masivos.
"Yo trabajaba en el ferrocarril. Después, cuando sucedió que muchos quedamos prescindibles en una época medio triste de nuestro país, tuve que rebuscarme haciendo otras cosas. Ahí fue que empecé a trabajar en hotelería.", recuerda.
Fue trabajando en un hotel en Pinamar cuando empezó a cruzarse con gente que le decía que lo veía parecido físicamente a Fangio, una figura conocida mundialmente.
"Los que más me decían no eran los conocidos o allegados, era gente que venía de otro lado. En un hotel en el que trabajé venían gente de otros países. Me lo decían pasajeros alemanes, italianos, de todos lados. Eso fue lo que me movió un poco", afirma.
Sorprendido, porque apenas vio una sola vez personalmente al corredor -"una ocasión sin mucha trascendencia", según recuerda- la duda empezó a inquietarlo.
Pasó el tiempo y su inquietud se transformó en un deseo. Entonces decidió preguntarle a su madre, Catalina Basili, por esto.
"Qué sé yo, son cosas difíciles esto de hablar con una madre sobre ese tema. Me costó horrores. Pero bueno, después de una larga conversación me dijo que era así, que Fangio era mi verdadero padre", señala.
La mujer, que falleció en 2012 a los 102 años, le contó en aquella oportunidad que había tenido un romance con el automovilista durante los años '40.
Con esa información y luego de que su madre firmara ante un escribano que Rubén era fruto de aquel vínculo, comenzó a asesorarse hasta que comenzó con el juicio de filiación para obtener su verdadera identidad.
La medida judicial
"Desde el 2005 comenzamos una batalla que fue terrible. Uno la ve en el tiempo y parece increíble todo lo que pasó. Porque primero tuvimos un tortuoso y largo juicio de filiación. Fue para revocar la filiación de quien figuraba como su padre y lograr filiarlo como quien es, el hijo de Juan Manuel Fangio", explica a Infobae el abogado Miguel Ángel Pierri.
El letrado se encuentra en México llevando adelante reuniones con un auditor que se encarga de hacer un seguimiento de todos los bienes del automovilista, hasta este momento en manos de una sociedad anónima conformada por sobrinos del corredor, que en vida no reconoció hijos ni contrajo matrimonio.
"Fueron muy difíciles estos años. Sufrimos primero todas las campañas de desprestigio que cualquiera se pueda imaginar, todos los obstáculos. La familia Fangio en todo momento demoró las respuestas a los oficios que pedían los magistrados. Hubo una batalla por la conservación del cuerpo de Fangio", recuerda el abogado.
Entre otras cosas, los restos de Fangio tuvieron que ser exhumados para conseguir de esa manera tomar una muestra genética y contrastarla con el ADN de Rubén.
"Nos pusieron todo tipo de trabas, nos decían que éramos manipuladores, que éramos estafadores, que Rubén era un defraudador, que no tenía ningún vínculo. Nos pasó de todo hasta que el ADN nos dio la razón", señala Pierri.
En 2016, el hombre tuvo su documento de identidad donde figura ya como Rubén Fangio.
"Una vez que logramos la filiación de Fangio comenzamos un juicio sucesorio. La semana pasada logramos la declaratoria universal de herederos en nombre de Rubén Fangio. Esto quiere decir que Rubén es el heredero universal de todos los derechos, bienes, marcas, nombres, y lo que se llama el patrimonio cultural y eventualmente material de Juan Manuel Fangio", explica el abogado.
En el camino del extenso recorrido judicial de Rubén, y mediante otro proceso de investigación en tribunales, apareció Oscar Cacho Espinosa, otro hombre que decía ser hijo de Fangio. Pero, a diferencia del jubilado ferroviario, Cacho había tenido un vínculo con el corredor.
Tras otro juicio de filiación y mediante una prueba de ADN, se determinó que Cacho también es hijo del quíntuple campeón de la Fórmula Uno.
"Nunca negamos la existencia de Cacho. Lo que ocurre es que él no ha sido todavía declarado heredero. Está un poco más retrasado con su juicio sucesorio. Es una cuestión documental", explica Pierri.
De hecho, Rubén y Cacho tienen un buen vínculo.
"Con Cacho tenemos buena relación. Hemos viajado juntos, nos hablamos por teléfono seguido. Él vive en Mar del Plata y yo en Cañuelas, estamos lejos pero tenemos buen trato. De hecho tenemos un viaje programado para Europa en estos días. Vamos a ver unas carreras de Fórmula Uno. La de Silverstone seguro. Es una experiencia muy linda", cuenta Rubén entusiasmado.
Presente perfecto
A partir de la reciente declaratoria de heredero universal, comienza un proceso de revisión y auditoría por parte de los expertos, que deben determinar y cuantificar la impresionante herencia de Fangio, que es una marca que se explota por todo el mundo.
"Por el momento tenemos algunas informaciones que nos hablan de un campo en Ayacucho, que nos hablan de más de 250 lotes en la zona de Balcarce y los derechos marcarios por el uso de la marca Fangio en por lo menos siete autódromos del mundo. Además voy a pedir la auditoría general del manejo de la Fundación Fangio y del hotel de Balcarce, desde la muerte de Juan Manuel hasta la fecha, y revisar todos los estados contables y financieros", explica Pierri.
Entre otros productos, hay más de 69 artículos con la marca Fangio, entre vinos, relojes, indumentaria deportiva, indumentaria de vestir y calzado deportivo, además de un automóvil que podría salir en el futuro con el nombre del corredor argentino.
Rubén dice que prefiere no apurarse con las cuestiones económicas.
"Si bien a todos nos interesa y nos gusta tener dinero, no es mi preocupación. Yo realmente vivo tranquilo. Vivo con un sueldo de jubilado, tranquilo, sin sobresaltos. Con algunas necesidades, como todos, porque las jubilaciones son muy chicas. Pero no quita el sueño ganar tanto dinero. Lo que sí quiero es que se haga justicia. Y que aquellos que usaron y usufructuaron el nombre y los bienes, devuelvan lo que no les corresponde", asegura.
Por lo pronto, Rubén no hace planes. Dice que está tranquilo, junto a su esposa Ercilia, también jubilada, con quien quiere seguir viviendo en Cañuelas "en la misma casa como hace 44 años".
"Ella siempre me acompañó. Fue la que estuvo siempre a mi lado, escuchando mis llantos y mis dolores internos del corazón, como quien dice. Uno es una persona simple y todas estas cosas duelen mucho. Pero bueno, ya pasó un tiempo, ya estamos con el cuero más duro. Los años van pasando y van haciendo que uno se fortalezca", afirma con tono tranquilo. Y vuelve a reír.
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