Apenas Juan Martín del Potro completó los gestos protocolares tras ganar su partido de cuartos de final de Roland Garros ante Marin Cilic, como saludar a su oponente en la red y luego al árbitro, se sentó en su banco, se tomó la cabeza con su manos y lloró. En ese momento pasó por su cabeza buena parte de la película de su vida, de aquella carrera que pudo haber quedado trunca por las lesiones que lo enloquecían y del regreso, tan inesperado como triunfal, que hoy lo tiene por quinta vez en una semifinal de Grand Slam.
"Tenía mucha tensión, mucha emoción guardada, fue un partido muy, muy parejo que nadie sabía quién iba a ganar y por eso al final cuando ya terminó el partido pude explotar y lloré, que a veces viene descargar con un llanto como si fuera un nene y la verdad que son esas lágrimas donde se van muchas cosas feas, muchas cosas buenas y se disfruta lo conseguido", explicó el tandilense en declaraciones a ESPN.
El tandilense, N°6 del mundo y con opciones de entrar al Top 5 tras el torneo parisino, añadió: "Se me vienen un montón de cosas y sobre todo semifinales en París, que la última vez que había llegado fue en el 2009 y casi 10 años después jamás me imaginé estar así otra vez y por todo lo que pasé en el medio, así que por todo eso mi emoción y mi alegría de este momento".
Por último, el argentino se refirió al próximo cruce que tendrá en Roland Garros, que será mañana, nada menos que ante Nadal: "Yo creo que hasta ahora vengo haciendo mi torneo y el partido con Rafa va a ser aparte. Él, al ser zurdo como expliqué cuando jugué con Albert Ramos, encuentra muchos mejores ángulos para mi punto débil pero la verdad es que para mí el torneo está siendo bárbaro, mucho mejor de lo esperado y ojalá que pueda hacer un buen partido y que lo pueda disfrutar".
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